Gobiernos que sí creen que la desigualdad salarial va con ellos
Países como Reino Unido, Alemania o Islandia han aprobado leyes para acabar con la brecha

“No nos metamos en eso”. Así cortó Mariano Rajoy el debate sobre si el gobierno debía obligar a las empresas a acabar con la brecha salarial durante una entrevista ayer en Onda Cero. Cuando el presentador, Carlos Alsina, le preguntó si vería con buenos ojos obligar a las empresas a igualar lo que cobran hombres y mujeres por un mismo trabajo y sancionar a las que discriminen salarialmente a las mujeres, el presidente contestó: “No, no, no, no. Yo creo que los gobernantes debemos ser muy cautos a la hora de saber cuáles son nuestras competencias y cuáles no, y desde luego, no hay ninguna que sea el igualar salarios. En cualquier caso, sí tengo que decir que en España las empresas y los empresarios están dando muchos pasos en la buena dirección. Ya la diferencia salarial ha bajado 4 puntos desde el año 2012 al 2015, que son los últimos datos que tengo. Y estamos mejor que la media europea. En cualquier caso, siempre que se den pasos y siempre que se camine en la buena dirección, hacemos cosas positivas. Probablemente el ritmo debería ser más rápido, pero yo confío en que eso sea así. Ahora, que el gobierno empiece a fijar los salarios de las empresas... No me vería yo diciendo lo que tienen que cobrar ustedes, por ejemplo”.
“¿Ni siquiera diciendo que si un hombre y una mujer hacen lo mismo deberían cobrar lo mismo?”, insistió Alsina. “No nos metamos en eso, demos pasos en la buena dirección, que es como se solucionan los problemas”, zanjó Rajoy. Sus palabras han provocado las críticas de ciudadanos, asociaciones de mujeres y partidos de la oposición.
El Congreso de los Diputados aprobó hace casi un año, y de forma unánime, una moción que instaba al Gobierno a desarrollar una Ley de Igualdad Salarial. A tenor de las declaraciones del presidente, no parece que el ejecutivo vaya a tomar medidas para obligar a las empresas a acabar con la brecha. Otros gobiernos europeos, sin embargo, sí lo han hecho:
Islandia
Si hay un país que aboga por la igualdad, ese es Islandia. Ha sido el primero en contar con una ley que exige a las empresas demostrar que sus empleados cobran el mismo sueldo por el mismo trabajo, independientemente de su género, etnia, sexualidad o nacionalidad. La medida fue aprobada el año pasado y entró en vigor el 1 de enero. La ley obliga a las empresas de más de 25 trabajadores, tanto privadas como públicas, a obtener una certificación que demuestre que por el mismo trabajo ofrecen el mismo salario. De no certificar que se ajustan a las políticas de paridad salarial tendrán que hacer frente a sanciones económicas.
Alemania
Desde el 6 de enero los trabajadores alemanes tienen derecho a saber cuánto cobran sus compañeros. Según la Ley para el Fomento de la Transparencia en las Estructuras Salariales, aprobada por el parlamento alemán el año pasado, las empresas con más de 200 trabajadores deben facilitar al trabajador que lo solicite información sobre el sueldo de otros empleados. No se revelan datos de trabajadores concretos, sino la mensualidad media bruta de al menos seis colegas del sexo opuesto que desarrollen el mismo tipo de trabajo. El trabajador también puede solicitar información sobre otras variables de remuneración como los bonus o vehículo de empresa. La empresa tiene un plazo de tres meses para responderle. En caso de no hacerlo, el trabajador puede presentar una queja ante el comité de empresa e incluso una demanda. Además, las empresas con más de 500 empleados deben hacer informes periódicos sobre la igualdad salarial de su estructura para comprobar que se cumple el principio de igual retribución por trabajo del mismo valor.
Reino Unido
El gobierno británico aprobó el pasado mes de abril una ley que daba un año de plazo a las empresas de más de 250 trabajadores para que hagan público un informe sobre la desigualdad salarial en sus plantillas y las medidas que tienen pensado implantar para atajarla. Las empresas no están obligadas a revelar los salarios de sus trabajadores, solo el porcentaje que separa los sueldos de ambos géneros (en concreto, en el salario por hora y los bonus).