Estas cuatro mujeres han venido a cambiar las reglas
Cocoro es la firma de ropa interior menstrual pionera en España
Clara Guasch, Eva Polío, Cristina Torres y Laida Memba son las fundadoras de Cocoro, la empresa que quiere popularizar en España la ropa interior menstrual. En Estados Unidos, marcas como Thinx, Lunapads, Dear Kate o Bambody llevan años trabajando una categoría que ha ido creciendo al tiempo que aumentaba nuestra conciencia medioambiental y caían los mitos sobre la menstruación. Su auge tiene mucho que ver con la reivindicación del periodo como algo natural. Solo ahora que la sociedad empieza a dejar de ver la sangre como algo sucio o un motivo de vergüenza, las bragas menstruales puede dejar de ser un producto de nicho. Además, están diseñadas para absorber una gran cantidad de líquido y tras su uso pueden lavarse, lo que las convierte en una alternativa más sostenible que los productos de usar y tirar como compresas o tampones.
En realidad, las fundadoras de Cocoro no son nuevas en esto de los productos de higiene íntima. Aunque las cuatro proceden de mundos muy distintos (el diseño gráfico, la arquitectura y la filología), juntas crearon hace unos años Femmefleur, una cooperativa dedicada a la venta y el asesoramiento sobre este tipo de productos que, entre otras cosas, desarrolló Lacopamenstrual.es, el primer portal sobre este producto en nuestro país. “Fue a partir de este trabajo, de tener contacto con tantas mujeres e ir conociendo sus necesidades, que surgió la idea de sacar unas bragas menstruales”, explica Clara Guasch, socia y directora de comunicación de la marca. Así, tras años de experiencia en el sector, nacía Cocoro en 2016.
Para conseguir los fondos necesarios, recurrieron al micromecenazgo. La campaña de crowdfunding que lanzaron superó todas sus expectativas recaudando casi 170.000 euros. Dado que se trataba de una categoría prácticamente desconocida en España, el resultado les cogió desprevenidas. “Nos sorprendió mucho, nuestro objetivo era menor y fue un éxito abrumador, aunque nosotras siempre confiamos en el producto y habíamos estudiado previamente el sector”.
Las bragas Cocoro absorben la menstruación, pero también el flujo vaginal e incluso las pérdidas leves de orina. Hay modelos para todos los gustos (corte clásico, tangas, culottes, hipster...) y con dos grados de absorción (moderada y abundante). La clave, explica la responsable de comunicación de la marca, está en su combinación de tejidos. “En la capa interna tenemos algodón (estamos trabajando para que solo sea orgánico), luego tenemos un tejido técnico hidrófugo, hidrófilo y transpirable que recoge el flujo, y, por último, la capa exterior”. Que se produzcan o no accidentes depende, como en todos los productos de la regla, del volumen de sangrado de cada una y sus hábitos de uso. “Lo mejor es ir probando cuál es la mejor opción de cada persona”, asegura Guasch. Con las bragas menstruales en principio no es necesario usar más protección, pero también se pueden combinar con una copa menstrual o un tampón si se requiere una protección extra.
Bragas menstruales, copas menstruales, compresas reutilizables, esponjas naturales… En los últimos años, el mercado de los productos de higiene íntima ha crecido mucho. El abanico de opciones hoy va mucho más allá de las clásicas compresas y tampones. “Hay mucho movimiento y nos parece una superbuena noticia, porque creemos que está relacionado con el empoderamiento de la mujer y el respeto al medio ambiente”. Sostenibilidad, tecnología y feminismo son los tres ejes en los que Cocoro dice basar su actividad.
La preocupación medioambiental es una de los motivos que están llevando a muchas mujeres a probar otras opciones que no sean de usar y tirar. Se calcula que cada persona genera al año entre 5,6 y 6,4 kilos de residuos relacionados con la higiene íntima. Las bragas de Cocoro se pueden lavar a máquina junto al resto de la ropa (eso sí, a máximo 30º y sin suavizante) y, según la marca, tienen una durabilidad de unos 60 lavados, lo que equivaldría aproximadamente a dos años de uso normal. El diseño y la fabricación se llevan a cabo en talleres de Barcelona y el Maresme. Parte de esa producción se hace en colaboración con Ared, una fundación que trabaja por la integración social y laboral de personas en situaciones de exclusión social, principalmente mujeres procedentes de centros penitenciarios y de servicios sociales. Cocoro forma parte, además, del movimiento Fashion Revolution y es una de las startups europeas Femtech, un sello que engloba a empresas e instituciones que ponen la tecnología y la innovación al servicio de la salud de las mujeres.
Según datos proporcionados por la empresa, sus ventas entre 2017 y 2019 ascendieron a casi 800.000 euros. Venden principalmente en España, pero también en el resto de Europa y Latinoamérica, y a todo tipo de clientes. “Tenemos perfiles muy diversos, desde jóvenes-adolescentes que están empezando con la menstruación hasta mujeres premenopáusicas”. Pero tampoco se quieren quedar ahí. Recientemente han empezado a hacer comunicación y publicidad, buscando llegar a un público más masivo. “Seguimos con la misma idea de ayudar al mayor número posible de personas con su menstruación”.
