Aunque la mayoría piensa que no compensa, casi el 70% de jóvenes han mantenido relaciones sexuales tras consumir alcohol
Casi el 20% de la juventud ha vivido al menos un embarazo no deseado, aunque esta cifra se eleva considerablemente entre quienes consumen sustancias antes del sexo

Aunque la percepción generalizada es que consumir sustancias no mejora la experiencia sexual, esta práctica está muy extendida: casi un 70% de jóvenes ha mantenido relaciones sexuales bajo los efectos del alcohol en alguna ocasión y un 28,6% lo ha hecho tras consumir otras sustancias como cannabis, cocaína, MDMA o Popper, principalmente, durante el ocio nocturno.
Pese a esa frecuencia, la experiencia no siempre es satisfactoria. El 47,6% cree que el consumo empeora las relaciones sexuales, frente a un 24,5% que opina lo contrario. Además, uno de cada cinco jóvenes se ha arrepentido de haber mantenido relaciones sexuales bajo los efectos de sustancias, señalando motivos como no recordar bien lo ocurrido, sentir presión para tener sexo o haberlo hecho con alguien que realmente no deseaban.
Las consecuencias más graves, sin embargo, aparecen entre quienes consumen sustancias con frecuencia antes del sexo. Un 33,3% de quienes consumen a menudo otras drogas diferentes al alcohol ha vivido embarazos no deseados, y un 30,2% ha tenido varias veces una ITS, frente a una media del 4,6% y 4,8% respectivamente en el conjunto de jóvenes. Estos datos reflejan una exposición significativa a riesgos asociados, a pesar de que la percepción general de riesgo es baja: el 73,8% considera que sus relaciones sexuales no suponen ningún riesgo de ITS y el 67,9% no ve riesgo significativo de embarazo.

En cuanto al consentimiento y la presencia del consumo de sustancias, se revela una tensión importante entre discurso y práctica. Aunque el 66% de los y las jóvenes afirman que no intentarían tener relaciones con alguien que ha consumido, los chicos reconocen haberse aprovechado de estas situaciones en mayor medida que las chicas.
Desde el enfoque cualitativo, las mujeres relatan mayor preocupación por situaciones de abuso o vulneración de límites, especialmente cuando hay sustancias de por medio, mientras que los hombres hablan del consentimiento como un proceso de prueba y error que rara vez tiene consecuencias para ellos.

Estos son algunos de los principales hallazgos de sendos estudios sobre consumo de sustancias y sexo en la juventud española y en la juventud madrileña, elaborados por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud en colaboración con el Plan Nacional sobre Drogas y el Ayuntamiento de Madrid, respectivamente. El estudio cuantitativo, de ámbito nacional, se ha basado en una encuesta online a 1.200 jóvenes de entre 16 y 29 años. Por otro lado, el análisis cualitativo desarrollado en la ciudad de Madrid incluye grupos de discusión con jóvenes y entrevistas en profundidad con profesionales del ámbito educativo y sanitario.
Prácticas de riesgo
Aunque un 84,4% de jóvenes afirma sentirse satisfecho con sus relaciones sexuales, muchas de estas prácticas se producen sin la protección adecuada. La mitad de los y las jóvenes (51,5%) no utilizan métodos anticonceptivos de forma constante, principalmente por la búsqueda de mayor disfrute (32,7%) o por la confianza depositada en la pareja (32,5%).
Las consecuencias, sin embargo, son claras. Un 19,8% de la juventud ha vivido al menos un embarazo no deseado, aunque esta cifra se eleva considerablemente entre quienes consumen sustancias antes del sexo. En el caso de quienes consumen alcohol de forma habitual en sus relaciones sexuales, el porcentaje de quienes han tenido embarazos no deseados sube al 20,6%, mientras que entre quienes consumen otras drogas alcanza el 33,3%. Estas cifras contrastan con el 4,6% de embarazos no deseados entre jóvenes en general.
También se observan diferencias significativas en cuanto a infecciones de transmisión sexual. El 18,7% de quienes han mantenido sexo bajo los efectos del alcohol en muchas ocasiones ha contraído varias veces una ITS, y el porcentaje asciende al 30,2% entre quienes lo han hecho tras consumir otras drogas. En el conjunto de la juventud, solo un 4,8% declara haber pasado por esta situación.
Sin embargo, esta realidad no siempre se percibe como un riesgo. El 73,8% de los y las jóvenes no considera que sus relaciones sexuales entrañen peligro de contraer ITS, y el 67,9% no cree que haya un nivel alto de riesgo de embarazo no deseado. De hecho, el 61% afirma no haber tenido nunca embarazos no deseados.
Aun así, las chicas muestran una mayor conciencia de estos riesgos, especialmente cuando las relaciones sexuales están mediadas por el consumo de sustancias, y expresan con mayor frecuencia su preocupación por las consecuencias físicas y emocionales derivadas de estas experiencias.
Información y educación sexual
Aunque el 90,3% de los y las jóvenes cree tener un buen nivel de información sobre sexualidad, esa seguridad no siempre se basa en una educación estructurada. La mayoría aprende por su cuenta, recurriendo a amistades, redes sociales o internet. Solo la mitad dice haber recibido una educación sexual adecuada en casa (50,1%) o en su centro educativo (45,9%). En temas como la relación entre consumo y sexo, un 54% se siente informado, pero un 28,4% reconoce que no lo está y un 12,8% afirma no tener ninguna información. Desde el análisis cualitativo, jóvenes y profesionales coinciden en que la educación sexual suele centrarse en lo biológico y deja fuera aspectos clave como el consentimiento.
También destacan que esta formación choca con dos realidades muy presentes: por un lado, la presión de un modelo de amor romántico, y por el otro, la hipersexualización de la juventud y el fácil acceso a la pornografía. Todo ello influye en cómo se viven las relaciones, los roles de género y las expectativas.