“El póker es una escuela de vida”
Leo Margets, una de las principales jugadoras de póker profesionales del mundo, habla sobre el papel que las matemáticas, la intuición, la gestión emocional y también la suerte tienen en este juego

La española Leo Margets, una de las jugadoras de póker más reconocidas en el circuito profesional, reconoce que lo único que sabía de este juego hasta no tanto era lo que había visto en el cine. En realidad, ella había estudiado Negocios en Londres, hizo un master en la Universitat Pompeu Fabra y trabajaba en el mundo corporativo, hasta que un novio la enseñó lo que era de verdad el póker. Entonces, asegura, se enamoró del juego. Unos años después se hizo profesional y pronto su carrera despegó. En 2009 participó en el evento principal de las Series Mundiales de Póker (WSOP) de Las Vegas. Acabó en el puesto 27 entre más de 6.500 jugadores, siendo la mujer que más lejos llegó ese año. En 2021 ganó su primer brazalete de la WSOP y este verano ha hecho historia al convertirse en la primera mujer en tres décadas en llegar a la mesa final del evento principal de las Series Mundiales, desde que Barbara Enright lo lograra en 1995.
Hablamos con Leo Margets durante una visita a Madrid con motivo de su participación, hace un par de semanas, en la final del Circuito Nacional de Póker (CNP) Winamax, que cerró su edición 2025 convertido en el torneo de póker en vivo más grande celebrado en España. Además de Margets allí estuvo Adrián Mateos, considerado el mejor jugador español de póker de la historia. “El CNP de Madrid es una parada que espero con ganas porque es una oportunidad para ver un montón de amigos y el ambiente en los torneos de Winamax es siempre muy distendido, la gente va con ganas de pasárselo bien. Los profesionales nos lo tomamos de otra manera, pero para el resto, el póker puede ser un hobby increíblemente divertido”.
¿Cómo fue tu primer contacto con el póker?
Hasta los 23 años no tenía ni idea de que era el póker. Tenía los mismos prejuicios que todos respecto a este juego, solo sabía lo que había visto en las películas. Llegué a él por casualidad, a través de un chico al que estaba conociendo y que jugaba. No era profesional, pero me supo transmitir que eso que no era solo un juego de cartas, sino que implicaba psicología, matemáticas, estadística, saber leer a las personas… Me enamoré de los dos, del chico y del juego, y en seguida me propuse mejorar. Durante esos primeros años estaba todo el día en foros y jugando torneos en un club. Al principio no me planteaba ser profesional, solo quería mejorar, pero la consecuencia es que me acabé profesionalizando.
¿En qué momento decidiste dejarlo todo y dar ese salto definitivo de hacerte profesional?
Durante dos años o así estuve compaginando jugar torneos pequeñitos con mi trabajo en el departamento de marketing deportivo de una multinacional, pero allí no era nada feliz. Había estudiado una carrera, había hecho un máster, y al entrar en el mundo laboral, descubrí que el trabajo no me llenaba. Me permití correr el riesgo de intentarlo en el póker. Puse toda la carne en el asador y me salió bien.
¿Ha habido alguna partida o torneo que haya marcado un antes y después en tu carrera?
Ha habido varios momentos clave. Por ejemplo, el primer torneo que jugué, en el Casino de Barcelona. Eso me hizo darme a conocer un poco. Las chicas que jugamos somos menos e inevitablemente llamamos más la atención. Ese triunfo me dio más popularidad de la que seguramente hubiera conseguido siendo un chico. A raíz de esa primera victoria conseguí un patrocinio gracias al que pude ir a Las Vegas al año siguiente a jugar el Campeonato del Mundo. Hasta entonces era semiprofesional, todavía lo compaginaba con mi trabajo en la empresa, pero esa primera visita a Las Vegas fue el despegue. Ahí fue cuando me di cuenta de que me tenía que subirme a ese tren que pasaba y decidí dejar el otro trabajo.
Precisamente en Las Vegas has hecho historia este verano, al convertirte en la primera mujer en treinta años en llegar a la final del Mundial.
Las Vegas y yo nos llevamos muy bien. En 2021 gané allí mi primer brazalete, que te dan cuando ganas uno de los torneos del Campeonato del Mundo, pero no era el evento principal. El sueño de todos los jugadores de póker es llegar a esa final de las Series Mundiales, y este año yo lo he logrado. Más allá de del hecho de haber sido la primera mujer en lograrlo en la era moderna, como jugadora es una experiencia increíble. Es un sueño, y digo sueño porque es algo que no puedes controlar, no depende únicamente de ti, somos muchos los jugadores que nos preparamos de forma muy intensa para para llegar en las mejores condiciones a ese torneo, y solo nueve lo consiguen. No me quito mérito, pero soy muy consciente de lo afortunada que soy por haber podido disfrutar de ese momento increíble.
El póker es un juego incómodo, se trata de aplicar presión a los rivales, pero también de soportarla
Cómo se prepara un jugador de póker profesional?
Entrenamos mucho. Gran parte de nuestro día a día es estudiar manos, es decir, estudiar movimientos con el objetivo de tomar la línea de acción que te genere más valor a largo plazo sin tener en cuenta el resultado inmediato. Se trata de saber qué hacer para que, a la larga, esa acción te genere beneficios. Eso se trabaja con un software que te ayuda a tomar la mejor decisión. Aunque no hay ningún escenario idéntico, a base de estudiarlos y practicar, puedes ir mejorando. Luego está la parte psicológica de saber leer a tus rivales y no obsesionarte con cuál es la mejor acción técnica, porque al final cada jugador es diferente y en el póker adaptarte es clave. También hay una parte de gestión emocional que también es importante, sobre todo, en eventos grandes. Debes intentar jugar sin expectativas, centrándote en hacerlo lo mejor posible la siguiente mano. Sin ansias de ganar, pero sin miedo a perder. Debes saber que, aunque juegues bien, es posible que te eliminen, y hay que estar preparada para afrontarlo. El póker es un juego incómodo, se trata de aplicar presión a los rivales, pero también de soportarla.
¿Cómo trabajas el aspecto mental para mantener la calma en esas situaciones críticas?
Entendiendo la naturaleza del propio juego e intentando no bloquear las emociones, sean buenas o malas. Ni siquiera aplazarlas. Se trata de entenderlas y no dejar que te boicoteen.
En una partida, ¿hay espacio para la intuición o todo pasa por la estrategia y las matemáticas?
Por supuesto que hay espacio para la intuición. Cuanta más experiencia tienes y más preparada estás, más espacio puedes darle. La intuición no deja de ser un conocimiento que no sabes expresar con palabras y que viene de haber trabajado mucho y haber vivido muchas experiencias. La buena intuición está directamente relacionada con tu experiencia y tu esfuerzo. A veces querer apagarla y justificarlo todo de forma racional puede jugar en tu contra.

¿Y cuánto influye la suerte?
A corto plazo, bastante, y esa es la magia del póker: un jugador amateur puede ganarme, y eso es increíble. Esa oportunidad es algo que no pasa en ningún otro deporte. Un amateur no puede jugar en Wimbledon y mucho menos ganar a Alcaraz. En póker no solo puede jugar el Campeonato del Mundo, puede ganar manos e incluso el torneo si tiene suerte. Sin embargo, a largo plazo, con la suerte no basta. Para ver cómo de bueno es un jugador, hay que ver considerar su carrera a lo largo de los años. A largo plazo, la habilidad es un factor importantísimo. Casi todos los jugadores que hemos llegado lejos hemos tenido un primer éxito temprano, en mi caso, ese torneo en el Casino de Barcelona nada más empezar. Luego fui a Las Vegas y tuve un punto de suerte que me permitió trazar una carrera exitosa. Habrá gente que haya tenido esa oportunidad y no lo haya aprovechado, pero hay que reconocer el papel de la suerte, porque existe.
"El póker requiere habilidades que de forma natural es complicado que se den en la misma persona. Tienes que tener una mente fría, calculadora y mucha habilidad estadística, pero a la vez tienes que ser empático para saber leer a tus rivales, ponerte en su piel y conectar con ellos"
En los grandes torneos, ¿tienes rutinas o rituales especiales?
Las tengo y me funcionan bien. Me dan mucha paz y una sensación de control. Por ejemplo, me encanta ir al gimnasio por la mañana. Tampoco entreno muy fuerte, porque luego me pasa factura si juego muchas horas. Mi rutina es levantarme, intentar que me toque el sol, hacer unas respiraciones al aire libre y estirar un poco o hacer algo de ejercicio. En el descanso de una cena de un torneo me gusta irme al apartamento a estar tranquila y desconectar. Pero intento no ser demasiado rígida para no convertirme en víctima de mis propias rutinas. Si estoy con amigos y me apetece quedarme a charlar con ellos en lugar de irme a descansar o si llevo varios días durmiendo poco y priorizo dormir una hora más en lugar de ir al gimnasio, no pasa nada.
Existen muchos mitos alrededor del mundo del póker. ¿Cómo es realmente?
Somos gente que pasa muchísimas horas no solo jugando, sino también estudiando nuestro juego. El póker es una escuela de vida. Requiere desarrollar ciertas habilidades que también te dan una ventaja competitiva fuera de la mesa, como el desapegarte del resultado, entender el valor de las decisiones que tomas, la importancia de la gestión emocional o el saber adaptarte a las situaciones.
Sin duda, es un entorno mayoritariamente masculino. ¿Te has encontrado con algún obstáculo por ser mujer?
Nunca, siempre me he sentido uno más, aunque entiendo que mi visión puede estar un poco sesgada, porque casi siempre he jugado torneo de elite y ahí la gente suele ser muy respetuosa. Si alguna vez diera con alguien a quien le molestara que le ganara una chica o que tuviera estereotipos sobre cómo jugamos, mejor para mí, porque sería información que tendría sobre cómo me percibe el rival.
¿Qué habilidades tiene que tener un jugador de póker?
Requiere habilidades que de forma natural es complicado que se den en la misma persona. Tienes que tener una mente fría, calculadora y mucha habilidad estadística, pero a la vez tienes que ser empático para saber leer a tus rivales, ponerte en su piel y conectar con ellos. En mi opinión también es muy importante la capacidad de autoevaluación y centrarte en la toma de decisiones, aunque, como decía antes, el azar juega papel. Pero yo prefiero tomar una buena decisión y que salga mal a tomar una mala decisión y que salga bien, porque eso no es sostenible a largo plazo.
¿Qué sueños te quedan por cumplir dentro y fuera de las mesas?
Obviamente, me encantaría ganar el Campeonato del Mundo, pero por lo demás, estoy muy contenta tal y como estoy.



