Mujeres y dinero: la gran revolución
Hemos hablado con siete profesionales que desde dentro trabajan para cambiar el sector financiero
El que, por primera vez en la historia, las mujeres tuvieran ingresos propios ha sido la base del empoderamiento femenino de las últimas décadas. Sin embargo, todavía persisten muchos miedos y prejuicios que impiden que las mujeres tomen de verdad las riendas de su economía. De todo ello hablamos con algunas de las muchas profesionales que desde dentro trabajan para cambiar el sector financiero.
Hasta 1981, las españolas necesitaban permiso de sus maridos para abrir una cuenta corriente en el banco. Fue entonces cuando concluyó la reforma del Código Civil que ponía a la mujer en plano de igualdad legal con su marido en cuanto a la administración de los bienes. Hasta entonces la ley colocaba a las mujeres casadas básicamente al mismo nivel que los menores o los locos. Desde el momento en el que contraían matrimonio necesitaban una autorización legal del marido, lo que se conocía como licencia marital, para casi cualquier acto jurídico o patrimonial. Desde luego, para abrir una cuenta, pero también para obtener un pasaporte, trabajar o recibir un salario.
A comienzos de los ochenta, recién estrenada la democracia, la mujer representaba más del 50% de la población, administraba los hogares y empezaba a incorporarse al mercado laboral (su tasa de actividad por entonces rondaba el 27%). Poco antes del cambio legislativo que le permitió empezar a tomar decisiones financieras se había despenalizado el adulterio y unos meses después se aprobaría la ley del divorcio. Pero la independencia económica era un sueño imposible para la mayoría de las españolas de la época. Desgraciadamente, cuatro décadas después sigue siéndolo para bastantes de ellas. Así lo indica la segunda edición del informe ‘Mujer y finanzas’ de Mastercard, cuyos resultados fueron el punto de partida de una conversación entre directivas del sector financiero organizada recientemente por Mujeres a Seguir en Madrid. “La gran mayoría de las mujeres quieren ser independientes, pero un 33% cree que nunca lo va a conseguir”, explicó Montserrat Herrera, directora de marketing y comunicación de Mastercard España y Portugal. “Ellas mismas dicen que no se ven con capacidad de priorizar su planificación financiera, bien por desconocimiento, bien porque no tienen capacidad de ahorro o porque aseguran tener otras prioridades”.
La independencia económica no es cuestión baladí. Poder mantenerte a ti misma y tomar decisiones financieras es algo muy relacionado con la capacidad de desarrollarte como profesional y persona. Implica no solo contar con los ingresos suficientes, sino también tener la capacidad de administrar el dinero y pleno poder de decisión al respecto. Todavía en 2024 hay muchas mujeres que no están en esta situación, aunque, desde luego, las cosas están infinitamente mejor que en 1981. Y es que, como indicó Rosa González, directora de marca, cultura y servicios creativos de Santander, “hemos avanzado mucho en muy poco tiempo. Solo llevamos 45 años de independencia financiera de la mujer, frente a siglos del hombre”.
“Las más jóvenes han tenido más educación financiera y les dan menos miedo estos temas. Ese miedo es cultural y tiene que ver con el miedo a los números”, Cristina Gabriel (BBVA)
Algunos mitos y prejuicios siguen, sin embargo, frenando a las mujeres a la hora de tomar el mando de su economía. El estudio de Mastercard revela que la mayoría de las españolas aún no se mueven cómodas en este terreno. De hecho, solo el 37% de ellas dicen sentirse seguras sobre su nivel de conocimientos financieros. “Cuando les preguntas, dicen tener conocimientos sobre cosas básicas, como gastos, gestiones, presupuestos, etcétera. Pero cuando entramos en cuestiones más avanzadas, como hipotecas, pensiones, inversiones o criptomonedas, la diferencia con los hombres crece mucho. Ellos dicen tener un control mucho mayor sobre estos temas”, explica Herrera.
Para las profesionales del sector, esta brecha no es exclusivamente de conocimiento. “No creo que sea solo una cuestión de falta de educación financiera, que la hay, pero también hay un problema de autopercepción. Los hombres suelen tener más confianza en sí mismos y piensan que saben más sobre finanzas. Por eso, necesitamos reforzar la confianza de las mujeres”, indicó Rosa González. Coincidió María Caraballo, responsable de marketing de productos y de calidad de Evo, para quien “nuestra propia autoexigencia y el miedo a un tema que parece complejo hace que nos sintamos más inseguras al hablar de ello”.
Es cierto que a los españoles en general, y a las mujeres en particular, no nos gusta hablar de dinero. Como explicó Penélope Salas, company engagement manager de Grupo BNP Paribas, hacerlo “tradicionalmente se ha considerado de mala educación. Durante mucho tiempo nuestra cultura ha visto el dinero como una materia sucia, en cierta medida impropia para las mujeres. Además, era un tema complejo y muy vinculado al mundo de las matemáticas, también consideradas poco afines a las mujeres, mucho más cercanas a ámbitos como el de los cuidados o el artístico”.
Nos cuesta compartir cuánto ganamos, cuánto ahorramos, cuál es nuestro patrimonio o en qué invertimos. Y eso dificulta, por ejemplo, que nos decidamos a pedir un aumento de sueldo. Especialmente en el caso de las mujeres, que en muchos casos han interiorizado que negociar una promoción, un salario más alto o mejores condiciones puede hacerlas parecer codiciosas o egoístas. Esto tiene que ver con que desde la infancia a los niños se les enseña a ser asertivos y luchar por lo que quieren, mientras que las niñas aprenden que deben resultar agradables y poco problemáticas. La brecha salarial, empieza, de hecho, mucho antes de tener nómina. Un estudio de la agencia británica de protección infantil Child Wise concluyó hace unos años que los niños reciben un 20% más de paga que las niñas, y la diferencia no hace sino aumentar en la adolescencia.
“Hemos avanzado mucho en muy poco tiempo, solo llevamos 45 años de independencia financiera de la mujer, frente a siglos del hombre”. Rosa González (Santander)
El estereotipo que nos lleva a pensar que a los chicos se les dan mejor los números también se implanta bien pronto en nuestros cerebros. No hay evidencia científica de que este supuesto rendimiento inferior de las niñas en matemáticas tenga una base biológica, pero afecta de forma importante a su relación con todo lo que tenga que ver con los números. Ya en cuarto de primaria ellas mismas empiezan a dudar de sus habilidades y a sentir la llamada ‘ansiedad matemática’, una respuesta emocional que afecta a su rendimiento en los exámenes hace que eviten esas asignaturas y condiciona sus aspiraciones de futuro.
Para Elisabet Girvent, directora de ventas del neobanco Revolut para España y Portugal, la creencia de que el dinero es cosa de hombres es también una cuestión de modelos y roles a seguir. “A los niños puedes decirles lo que quieras, pero al final harán lo que te vean hacer a ti. Normalmente, el que se encarga en casa de las grandes cuestiones financieras es el padre. Entre las nuevas generaciones esto empieza a cambiar. Ya vemos a mujeres que ganan lo mismo o más que los hombres o que se separan y siguen pagando su hipoteca, pero hasta hace poco esto no era así”.
“La gran mayoría de las mujeres quieren ser independientes, pero un 33% cree que nunca lo va a conseguir”, Montserrat Herrera (Mastercard)
Es cierto que durante siglos el hombre había tenido la obligación de traer el dinero a casa, mientras que la mujer era la encargada de cuidar el fuego del hogar. Pero eso no significa que no fueran buenas gestoras. Antes al contrario, indicó Isabel Pérez del Caño, responsable del área de informes de la asociación Women in Banking, ellas “eran las que decidían en qué se gastaba cada peseta que entraba en casa. Tenían el concepto de ahorro muy interiorizado, posiblemente más que los hombres. Otra cosa es que el que luego iba a pedir un préstamo o a abrir una cuenta fuera el hombre”.
Las mujeres siempre han sido excelentes gestoras, y no solo a nivel doméstico. Los datos demuestran que las empresas con más presencia femenina en sus directivas o consejos tienen mejores resultados financieros. Y, sin embargo, como denunció Girvent, el discurso de que las mujeres tienen un agujero en el bolsillo sigue existiendo. “Parece que en casa ellos son los que ingresan y nosotras las que gastamos. Pero luego miras los gastos de las mujeres y los hacemos en comida, ropa para los hijos o cosas para la casa. Los hombres gastan más en cosas como coches o hobbies”. Incluso los medios contribuyen a perpetuar ese mito. En 2018, la firma británica Starling Bank analizó trescientos artículos financieros de varios países para descubrir que el 65% de los artículos dirigidos a las mujeres las caracterizaban como ‘derrochadoras’ y el 90% les aconsejaba reducir sus gastos.
Afortunadamente, los tiempos están cambiando y la imagen de las mujeres y su relación con las finanzas también. “Un estudio de una consultora estratégica indica que hay una diferencia de más de 25 puntos entre cómo las millennials y las baby boomers se enfrentan a la responsabilidad de tomar decisiones sobre dinero, porque las más jóvenes han tenido más educación financiera y les dan menos miedo estos temas. Ese miedo es cultural y tiene que ver con el miedo a los números”, apuntó Cristina Gabriel, directora de diversidad, igualdad e inclusión de BBVA.
“Es verdad que las mujeres buscan más inversiones a largo plazo y que lo hacen con un objetivo en mente, pero cada vez se interesan por activos más diversos. Además, se preocupan por que sean productos sostenibles”, María Caraballo (Evo)
También en opinión de Rosa González el cambio se ha acelerado en los últimos tiempos. Hace ocho años, su banco, el Santander, puso en marcha el ‘Proyecto 81’, una plataforma que no solo ofrece productos financieros dirigidos a mujeres, sino que también trabaja para visibilizar referentes femeninos y romper estereotipos de género. “Recientemente he comprobado los datos de comportamiento de la mujer y me ha alegrado ver que no tienen nada que ver con los de hace ocho años. Todas las desviaciones que había a nivel de comportamiento ahorrador, comportamiento inversor, primera o segunda titularidad, etcétera, se han aplanado muchísimo. Creo que también ha influido mucho el cambio que se ha producido en los medios. Ahora vemos a un montón de mujeres empoderadas que llevan las riendas de la familia y de su economía. Esto ha conseguido que la mayoría de los jóvenes no se planteen una diferencia de roles en el ámbito financiero. Todas las chicas aspiran ahora a ser económicamente autónomas”.
A juicio de las profesionales del sector, la inversión es en la actualidad la gran asignatura pendiente. Porque contar con tus propios recursos y lograr independencia económica es el primer paso, pero el segundo es hacer que ese dinero crezca. “Las mujeres sienten más aversión al riesgo. Eso se junta con el desconocimiento y la falta de seguridad, haciendo que el mundo de las inversiones les resulte hostil”, explicó Pérez del Caño. Conozco a muchos hombres que han invertido en ‘criptos’. Seguro que también hay mujeres que lo han hecho, pero yo no las conozco”. De hecho, Girvent alertó de que la explosión del blockchain y las criptomonedas están creando otra brecha. “Existen los crypto-bros, pero no las crypto-girls. En Instagram hay millones de anuncios sobre este tipo de inversiones, y todos están protagonizados por hombres blancos de la misma edad que visten igual”.
“Existen los crypto-bros, pero no las crypto-girls. En Instagram hay millones de anuncios sobre este tipo de inversiones, y todos están protagonizados por hombres blancos de la misma edad que visten igual”, Elisabet Girvent (Revolut)
Según Cristina Gabriel, tradicionalmente ha habido diferencias en la forma en la que ambos géneros se acercaban al mundo de la inversión. “Cuando el hombre invierte, lo hace pensando en un número: quiere conseguir tanto dinero. Cuando la mujer invierte normalmente lo hace con un objetivo en mente: conseguir un dinero para los estudios de los niños o para comprar algo”. “Yo llevo la parte de productos de inversión en Evo y creo que ya se nota un cambio en la forma de invertir de las mujeres”, indicó, por su parte, María Caraballo. “Es verdad que buscan más inversiones a largo plazo y que lo hacen con un objetivo en mente, pero cada vez se interesen por activos más diversos. Además, se preocupan por que sean productos sostenibles. Luego hay otra cartera de productos basados en herramientas tecnológicas, como los roboadvisors, perfectamente válidos para ellas, pero hay que contárselo”.
Más allá de su apoyo a la educación financiera de las mujeres o su esfuerzo para romper con los estereotipos, los bancos también tienen mucho trabajo que hacer en lo que respecta a sus procesos internos y a su forma de relacionarse con las clientas. Acabar con los sesgos, a menudo involuntarios, que se producen en la gestión es prioritario. Dirigirse automáticamente al hombre cuando una pareja acude a informarse a una oficina o no ofrecer a las mujeres determinados productos presuponiendo que no serán de su interés son cosas que todavía pasan. “Antiguamente en las oficinas solo había hombres, pero ahora la mayoría de los empleados de banca somos mujeres. No hablo de puestos de dirección o consejos de administración, donde sabemos que todavía existe un gap importante. Eso también tiene que ser un punto transformacional, porque si quienes te están atendiendo o recomendando productos también son mujeres, probablemente muchas clientas verán que el financiero es un negocio inclusivo y le pierdan el miedo”, apuntó Pérez del Caño, que ha dirigido el primer estudio sobre la situación de la mujer en la industria de Women in Banking. El informe ha sido realizado a partir de los datos de 105.000 empleados (el 75% del sector). De ellos se desprende que las mujeres ocupan el 55% de los puestos de negocio (lo que incluye la extensa red comercial de oficinas) y el 45% de los puestos en los servicios centrales. Eso sí, en posiciones de responsabilidad, desde directoras de oficina hasta top management, su representación cae al 43%.
“Antiguamente en las oficinas solo había hombres, pero ahora la mayoría de los empleados de banca somos mujeres”, Isabel Pérez del caño (WIB)
Todas las grandes entidades tienen en la actualidad programas de igualdad. Analizan la brecha salarial en sus plantillas, hacen campañas de concienciación, ofrecen cursos sobre habilidades de comunicación y liderazgo dirigidos a mujeres y desarrollan programas de mentoring. Según la responsable de comunicación de BNP Paribas, esta última es una herramienta especialmente eficaz: “Los referentes son importantes. Yo creía poco en los programas de mentoring, pero funcionan especialmente bien. Ahora hay mujeres en puestos de responsabilidad a las que nos gustaría parecernos. Hace una década, no tanto”.
En su opinión, “si conseguimos atraer talento femenino y lo apoyamos, conseguiremos tener una cantera numerosa, lo que aumentará las posibilidades de las mujeres lleguen arriba de forma natural, en un contexto, además, en que el que la regulación y la sociedad están ayudando a establecer un marco más propicio”. Ese es también, a juicio de la representante de Women in Banking, el camino correcto: “Si en unos años queremos ver un cambio arriba, tiene que producirse antes en el middle managment”.
Cualquier cambio también pasa necesariamente por garantizar la corresponsabilidad y la conciliación. “Imagina que los procesos funcionan y has conseguido reclutar al talento femenino, ¿cómo es luego el día a día en el trabajo?”, se preguntó la directora de diversidad de BBVA. “Tenemos que abogar por la conciliación, porque las mujeres siguen teniendo más carga en casa”. Alguna de las medidas más habituales en este sentido son el teletrabajo, la flexibilidad horaria o el apoyo a los permisos por paternidad. Los datos del citado informe de WIB demuestran lo necesario de esta última medida. El 83% de las mujeres que trabajan en banca y se convierten en madres se cogen los permisos completos (las 6 semanas obligatorias y las semanas adicionales), pero solo el 51% de los nuevos padres hacen lo mismo. “En BBVA hay referentes masculinos en puestos de dirección que se han cogido los permisos completos porque creen en ello. No puedes obligar a nadie a que se coja una baja, pero sí tienes que demostrar que en tu compañía no pasa nada por que lo haga, igual que no pasa nada porque se vaya a llevar al niño al médico o acabe su jornada antes porque hay reunión del cole”.
“Hablar de dinero tradicionalmente se ha considerado de mala educación. Durante mucho tiempo nuestra cultura lo ha visto como una materia sucia, en cierta medida impropia para las mujeres”, Penélope Salas (BNP Paribas)
Cristina Gabriel
Directora de diversidad, igualdad e inclusión de BBVA
Es ingeniera de formación (estudió en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid) y tiene un MBA por la Universidad de Stanford. Empezó a trabajar en Silicon Valley para la multinacional japonesa Hitachi y como investigadora en el CERN, en Suiza. Tras unos años dedicada a la consultoría (pasó por Deloitte, Kibernum y McKinsey), en 2013 se unió a BBVA, concretamente, a su área tecnológica. Con el tiempo fue asumiendo allí cargos de mayor responsabilidad y más relacionados con la gestión del talento. Desde hace unos meses es responsable de diversidad, igualdad e inclusión del banco.
Rosa González
Directora de marca, cultura y servicios creativos de Santander
Experta en branding y comunicación, ha desarrollado casi toda su carrera en el sector financiero. Estudió Publicidad en la Universidad Complutense y poco después se incorporó a la agencia McCann como ejecutiva de cuentas. En 2003 se unió a Banesto, donde trabajó algo más de una década, ocupando distintas responsabilidades. Durante esos años continuó formándose en áreas como marketing digital, analítica o negocios internacionales. Tras la fusión de Banesto y Santander lideró en la entidad resultante proyectos de transformación tan ambiciosos como el del nuevo modelo de gestión de la red de oficinas. Desde 2017 es directora de marca y cultura corporativa del Santander, además de responsable de LaSanta, su agencia inhouse. También es directora y mentora de Mujeres con S, el programa del banco que desde hace cinco años ayuda a mujeres a desarrollar su carrera profesional.
Montserrat Herrera
Directora de marketing y comunicación de Mastercard España y Portugal
Aunque en realidad estudió Ingeniería Química, pronto encaminó sus pasos hacia el mundo del marketing. Tras formarse en ambas materias en su México natal (en la Universidad La Salle y el Tecnológico de Monterrey, respectivamente) empezó a trabajar en Danone. Después pasó por otras multinacionales como Colgate-Palmolive y The Hershey Company. En 2017 se unió a Mastercard, compañía para la que ha trabajado en México, Miami y Madrid. En la actualidad es responsable de marketing y comunicación de la compañía de pagos para el mercado ibérico.
María Caraballo
Responsable de marketing de productos y de calidad de EVO
Desde su actual posición, María Caraballo gestiona todo el catálogo de productos del banco 100% digital del grupo Bankinter. Es también responsable de su área de calidad, precisamente el primer departamento por el que pasó tras unirse a EVO en 2013, poco después del nacimiento de la marca. Desde entonces ha estado siempre vinculada a las áreas de marketing y atención al cliente. Antes de en EVO trabajó en el área de banca personal de Caixanova durante casi cuatro años. María Caraballo es licenciada en Administración y Gestión de Empresas por la Universidad Nebrija y se ha formado en liderazgo y gestión estratégica en IESE.
Elisabet Girvent
Directora de ventas de Revolut para España y Portugal
En la actualidad es head of sales para España y Portugal de Revolut, una fintech con más de 40 millones de clientes en todo el mundo. Desde este puesto, Elisabet Girvent lidera un equipo de casi trescientas personas con el objetivo de continuar expandiendo los servicios de la compañía en el mercado ibérico. Antes de unirse a Revolut en 2021 pasó por tecnológicas como Samsung, Criteo o Linkedin, para las que trabajó en siete países distintos. Elisabet estudió Geología en la Universidad Autónoma de Barcelona e hizo un máster en marketing por ESADE.
Isabel Pérez del Caño
Responsable del área de informes de Women in Banking
Forma parte del equipo que dirige Women in Banking (WIB), iniciativa dedicada a promover el papel de la mujer en la banca española. Dentro de la asociación es responsable del grupo de informes. Isabel Pérez del Caño es licenciada en Administración y Dirección de Empresas y en Técnicas de Investigación de Mercados. Ha desarrollado casi toda su carrera en BBVA, donde lleva más de dos décadas desempeñando distintas funciones, siempre relacionadas con investigación y data. En la actualidad, es allí responsable del modelo global de datos en el área de client solutions (Client360). Isabel también es miembro del patronato de la Fundación Fabretto, con la que ha colaborado sobre el terreno en Nicaragua.
Penélope Salas
‘Company engagement manager’ de Grupo BNP Paribas
Después de graduarse en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid inició su carrera en el ámbito del marketing y el desarrollo de contenidos para el sector editorial, trasladando este expertise al sector de la transformación digital. Tras la realización de un posgrado en comunicación y problemática sociocultural, se unió al Grupo BNP Paribas en 2008, concretamente en su división de seguros, contribuyendo al desarrollo de la función de comunicación corporativa y responsabilidad social como directora del área. En 2019 participó en un programa de liderazgo en sostenibilidad del CISL (Cambridge Institute for Sustainability Leadership) y dos años después fue nombrada company engagement manager del Grupo BNP Paribas en España, con la misión de apoyar el desarrollo del posicionamiento del grupo y su trabajo en materia de sostenibilidad e impacto positivo.
Este reportaje se publicó primero en la edición número 19 de Mujeres a Seguir en papel.