El deporte, un importante aliado en la lucha contra el cáncer en mujeres
El ejercicio físico contribuye tanto a la prevención como a la recuperación de la enfermedad

En la batalla contra el cáncer, hay una herramienta que puede ayudar a enfrentarse él con fuerza y determinación: el ejercicio físico. El deporte ha demostrado tener un impacto significativo en el bienestar físico y emocional de las mujeres que se recuperan de esta enfermedad. “Se ha visto que la supervivencia es mayor entre mujeres que mantienen una vida activa que entre las que tienen una vida sedentaria”, afirma la doctora Laura Frías Aldeguer, especialista en cáncer de mama del Hospital La Paz de Madrid, que recientemente organizó una jornada sobre este tema.
Una mejor salud física y mental derivada del ejercicio puede mejorar la tolerancia a los tratamientos, lo que lleva a mejores resultados a largo plazo. Las personas sometidas, por ejemplo, a quimio, a menudo se encuentran mal o cansadas. “Antiguamente se les recomendaba no realizar actividad física, pero se ha visto que las mujeres que pueden hacer ejercicio se encuentran mejor”, explica la doctora Frías. Sensación de fatiga extrema, pérdida de fuerza, caída del cabello o dolores son algunos efectos secundarios habituales de los tratamientos. “Las pacientes que se mantienen activas, aunque les duelan los músculos y las articulaciones, sobrellevan estos síntomas mucho mejor”.
Algunos de esos efectos secundarios también pueden afectar la autoestima de los pacientes. Al ayudar a mejorar la forma física y la imagen corporal, el ejercicio puede desempeñar un papel crucial en la reconstrucción de la autoestima.
El cáncer no solo ataca físicamente, también afecta a su salud mental y emocional de las pacientes, que pueden desarrollar depresión y ansiedad. El deporte también es beneficioso en este sentido, ya que libera endorfinas, conocidas como las ‘hormonas de la felicidad’.
Cualquier ejercicio es beneficioso. “Hay pocas cosas que estén contraindicadas”, apunta Frías Aldeguer, aunque se ha visto que, concretamente, el entrenamiento de fuerza es muy beneficioso. “En la jornada hablamos de que a las pacientes que han recibido un tratamiento quirúrgico de cáncer de mama en la axila que ha supuesto extirpar los ganglios linfáticos, lo que llamamos una linfadenectomía, históricamente se les decía que no debían tener prácticamente actividad física con ese brazo, que no debían coger peso ni hacer ejercicio. Hemos visto que no es así. Ahora no solo no es que no se les prohíba, sino que se les recomienda que mantengan una actividad física normal, siempre y cuando no hayan desarrollado un linfedema, la enfermedad que se produce por la retención de linfa en el brazo si el drenaje linfático está obstruido por la cirugía”.
“Se ha visto que la supervivencia es mayor entre mujeres que mantienen una vida activa que entre las que tienen una vida sedentaria”
En cualquier caso, es importante que el ejercicio esté adaptado a las necesidades y al estado de cada mujer. “No todas pueden coger el mismo peso ni hacerlo todo con la misma intensidad. Depende de su edad, del ejercicio que hubieran hecho antes y de las condiciones en las que se encuentren”. Por eso, recomienda la doctora, “por lo menos al inicio, tiene que ser orientado por personas que sepan qué es lo que le ha pasado, cuáles son las condiciones de cada mujer, y que lo estructuren y pauten con periodos de descanso de entre 24 y 48 horas entre sesiones”.
Deporte y prevención
Por último, practicar deporte de manera regular no solo contribuye a la recuperación del cáncer, también es crucial a la hora de prevenir la enfermedad. “La obesidad está muy relacionada con algunos tipos de cánceres ginecológicos, fundamentalmente con el cáncer de endometrio, que es mucho más prevalente en mujeres con obesidad. También los cánceres luminales A de mama, un tipo específico de cáncer de mama que tiene receptores hormonales positivos y es el más prevalente en mujeres postmenopáusicas. Hay investigaciones que indican que las mujeres que mantienen un estilo de vida saludable y hacen ejercicio físico reducen su riesgo de tener estos dos tipos concretos de cáncer que son muy prevalentes”.