Cuatro historias de mujeres que ya son motor del cambio (y algunos consejos para quien quiera serlo)
La jornada ‘Mujeres Motor del Cambio’, organizada por MAS y Hyundai, reunió la experiencia de profesionales que han dado un giro a su carrera profesional buscando mejorar las cosas

Alba González siempre había querido utilizar sus habilidades para ayudar a los demás, aunque después de estudiar ingeniería industrial había acabado diseñando cocinas de inducción para una marca de electrodomésticos. Lo odiaba, así que lo dejó y se fue a Reino Unido para formarse en ingeniería biomédica. De vuelta a España puso en marcha su propio proyecto, que desarrolla en la Universidad Carlos III. Allí crea, con impresión 3D, prótesis personalizadas para casos de reconstrucciones óseas complejas en pacientes que, de otra forma, no podían ser operados. Tres años después, sus prótesis son utilizadas en hospitales de todo el mundo y han sido reconocidas con el Premio Nacional de Diseño e Innovación.
Daniela Goicoechea trabajaba como arquitecta cuando, sin experiencia alguna en hostelería, se lanzó, junto a su hermano Andoni, a la aventura de crear Goiko Grill. Tras convertir esta cadena de hamburgueserías en un éxito (y ganar, de paso, el Premio Nacional de Marketing), Daniela decidió hace cuatro años cambiar otra vez de rumbo y fundar la consultora Brandcrops, con la idea de aplicar todo lo que había aprendido sobre marketing y hacer por otras marcas lo que en su día había hecho por Goiko.
Asaari Bibang llegó a la comedia huyendo del encasillamiento al que el cine español relega a las mujeres negras. Harta de que solo le ofrecieran papeles de inmigrante o mujer que sufre, en 2015 hizo su primera incursión en la stand up comedy, y ya no se ha bajado del escenario. Desde allí aprovecha para, entre risas, hacernos reflexionar sobre los estereotipos de género y raza que todavía tenemos bien arraigados.
Charo Marcos nunca había pensado en ser su propia jefa. De hecho, trabajó para grandes cabeceras, hasta que, un buen día, fuera ya de la vorágine de la redacción, se dio cuenta de lo complicado que puede resultar para los lectores abrirse paso entre el maremágnum de contenidos que ofrecen los medios. Así nació en 2017 Kloshletter, en su momento, la primera newsletter independiente de información general editada en España. Su objetivo es ofrecer un resumen diario de lo que se publica y que el lector salga con, al menos, una idea general de lo que está ocurriendo en el mundo.
Aunque se dedican a cosas muy distintas, Alba, Daniela, Asaari y Charo tienen más en común de lo que en principio podría parecer. Para empezar, todas formaron parte de la promoción 2023 de los Premios Mujeres a Seguir. Además, en algún momento de su vida, todas decidieron cambiar el rumbo de su carrera y en la actualidad están marcando, de alguna manera, la diferencia en su sector. Ayer compartieron lo aprendido a lo largo de este viaje en la jornada ‘Mujeres Motor del Cambio’, organizada por Mujeres a Seguir junto a Hyundai en el Havas Village de Madrid.

El cambio empezó para todas cuando detectaron una oportunidad o una necesidad no cubierta. “Para mí el emprendimiento y las empresas son vehículos para resolver problemas. No son sistemas financieros o una forma de, simplemente, hacer dinero. Deben resolver un problema latente y si pueden generar un impacto positivo grande en la comunidad, mejor”. Tener la idea es el primer paso, pero iniciar un nuevo camino profesional o poner en marcha un proyecto desde cero nunca es fácil. “Antes de la agencia, yo nunca había sido CEO de una empresa. Me había dedicado al marketing y antes de eso era arquitecta. En ese momento me enfrenté a la realidad de que no tenía ni idea de finanzas o de operaciones”, explicó la fundadora de Brandcrops. “Tienes que atreverte a asumir un riesgo, a aprender lo que no sepas hacer o a buscar a las personas que pueden ayudarte a lograr lo que quieras, porque en realidad no estamos solos”.
Los obstáculos dependerán del tipo de proyecto. “En mi caso”, explicó Alba González, “la mayor barrera que me he encontrado ha sido el aseguramiento de la financiación. Son procesos muy burocráticos y que llevan mucho tiempo. Navegar por los temas regulatorios de los productos sanitarios también ha sido complicado. Y al ser una tecnología nueva, he tenido que vencer la resistencia al cambio de los agentes de este ecosistema. Convencer a los sanitarios de que dejen de utilizar los implantes que han utilizado siempre para usar los que creas tú con impresión 3D es complicado. Tienes que creer muy firmemente en tu visión y saber demostrar el valor de tus ideas”.

Para Charo Marcos colocar en el mercado un producto (la newsletter) que en aquel momento no se conocía tanto, sin el respaldo de ningún grupo, tampoco resultó fácil. Como no lo fue cambiar su forma de trabajar. “Yo soy una persona que siempre había trabajado en equipos grandes, y de repente me encontré con que éramos mi ordenador y yo, y que me exponía de una forma en la que no estaba acostumbrada. Cuando trabajas en equipo, aunque seas la que toma la decisión final, siempre te sientes más arropada, pero este trabajo en solitario fue especialmente duro para mí al principio”. La sensación de soledad y de falta de referentes en un territorio inexplorado también ha resultado un peso para González. “Me he encontrado en muchas ocasiones con que no sabía muy bien por dónde tirar, porque estaba abriendo camino en un campo tan nuevo como la ingeniería biomédica, y eso me ha generado muchas dudas. Es importante hablar de las inseguridades, porque todas las tenemos. La clave es no dejar que tus miedos te frenen”.
Asaari Bibang tenía ya muchas tablas cuando decidió dedicarse la comedia, pero sabía que subirse al escenario con la intención de hacer reír a la gente siendo una mujer negra iba a resultar un reto. “Siempre digo que la comedia es muy complicada, pero lo es mucho más cuando no tienes que empezar a construir de 0, sino que empiezas desde un -20 y antes te toca deconstruir una imagen que el público tiene muy interiorizada. Pero, por otra parte, la comedia es muy justa y tiene la magia de predisponer a las personas a escuchar cosas que de otra forma igual no escucharía. Yo llegué en un momento en el que la gente empezaba a estar dispuesta a abrirse a otros discursos, otras realidades, otros puntos de vista. En mi show Humor negra hablo mucho sobre racismo. Obviamente, el cambio no puede ser radical e inmediato, pero creo que sí puedo presumir, por ejemplo, de haber conseguido que mucha gente empiece a eliminar mucho del racismo presente en el lenguaje”.

Bibang forma parte de ese grupo de humoristas mujeres que han conseguido despuntar en esta industria, acabando de paso esa vieja idea de que son menos divertidas que los hombres. “Hay un grupo maravilloso de cómicas en este país que han puesto el listón muy alto. Gracias también al apoyo de los medios mainstream han conseguido cosas sin precedentes como llenar el WiZink Center, como han hecho las compañeras de Estirando el Chicle. Es algo que en comedia nunca se había visto”.
Como el del espectáculo, también la empresa o la tecnología son mundos tradicionalmente dominados por los hombres. Y la realidad es que sigue siendo así, aunque las mujeres vayan ganando en visibilidad y haya más medidas de apoyo a la igualdad. El periodismo no es una excepción. “Las facultades de comunicación están llenas de mujeres y las redacciones están llenas de mujeres, pero hay muy pocas que manden en los medios y muy pocas que opinen. Yo hago todos los días el ejercicio de repasar las columnas de opinión de los grandes medios, y hay muy pocas mujeres que den su punto de vista sobre, por ejemplo, economía. Las mujeres solo opinamos de cosas de mujeres, y eso no puede ser”, apuntó Marcos. La buena noticia, en su opinión, es que las nuevas tecnologías han abierto una ventana para muchas emprendedoras que están ofreciendo algo diferente. “En el mundo del podcast, por ejemplo, las mujeres están muy representadas. Es, además, un medio que habla al oído de la persona que escucha y que permite establecer conversaciones sobre temas de los que no se habla en foros más grandes. Creo que no es casualidad que en los podcast haya muchas voces femeninas haciéndolo muy bien y con mucho éxito. Hay una demanda al otro lado que no está siendo cubierta por los grandes medios”.

Consejos para emprender el cambio
A veces, cuando los problemas parecen difíciles o los retos muy grandes, surge la tentación de quedarse quieto y no hacer nada. Pero cambiar las cosas es posible, como han demostrado las participantes en la jornada. A la gente que quiere emprender este camino, Alba González le recomienda, en primer lugar, “encontrar cuál es tu pasión y formarte”. También crear equipo, rodearte de “un ecosistema de personas que puedan elevarte y enfrentarte a las dificultades que van a venir pensando que son parte del camino y una forma de aprendizaje. Si tienes miedo o falta de confianza en ti misma, no pasa nada, nos pasa a todos. Supera tus miedos y trabaja mucho. Y, sobre todo, arranca ya. Eso es lo más importante, luego todo va saliendo”.
Como González, también Daniela Goicoechea destaca la importancia de juntarse con gente que tenga el mismo objetivo. “A veces estamos envueltos en relaciones que quizás no nos dejan avanzar. Buscar personas que piensan como tú, que quieran llegar lejos, hacer cosas nuevas y que te levanten el día que tú no te puedas levantar es un buen comienzo”.
No perder de vista por qué una hace lo que hace es, a juicio de Charo Marcos, fundamental. “Yo me planteo mi trabajo como un servicio y creo que eso me ayuda a hacerlo mejor. Todas las mañanas, cuando le voy a dar al botón de enviar, me planteo si lo que estoy haciendo le sirve de algo a la gente, y me gusta pensar que sí. Es mi forma de aportarle algo a una profesión que muchas veces se mira el ombligo y hace muy poco por cambiar el statu quo”.
Por último, el consejo de Asaari Bibang es una actualización del ‘piensa en macro actúa en micro’: “Eres solo una persona intentando hacer lo que puedes desde tu espacio, y lo que yo he aprendido es que hay que pensar en micro. No tienes que cambiar el mundo, tienes que cambiar tu mundo. Porque luego eso genera un efecto dominó: de repente impactas en una persona, que impacta en otra persona, que impacta en otra persona y cuando te quieres dar cuenta, realmente estás cambiando el mundo. Yo me he frustrado mucho cuando he pensado en cambiar las cosas a lo grande. Sin embargo, desde pienso en que puedo impactar positivamente en la persona que tengo al lado me siento mucho más feliz y realmente creo que se pueden cambiar las cosas”.
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