Claudia Goldin consigue el Nobel de Economía por sus investigaciones sobre la brecha de género
Es la tercera mujer en conseguir el reconocimiento, tras Elinor Ostrom y Esther Duflo

La Academia sueca de las Ciencias ha concedido el Nobel de Economía de este año a la estadounidense Claudia Goldin, profesora de la Universidad de Harvard, por sus estudios sobre los factores que impulsan las diferencias de género en el mercado laboral. Hasta el momento, solo otras dos mujeres habían recibido el Nobel en Ciencias Económicas: Elinor Ostrom en 2009 y Esther Duflo en 2019.
La laureada en esta ocasión proporcionó la primera descripción completa de los ingresos y la participación de las mujeres en el mercado laboral a lo largo de los siglos. Su investigación revela las causas del cambio, así como las principales fuentes de la brecha de género que persiste. “Entender el papel de la mujer en el trabajo es importante para la sociedad. Gracias a la innovadora investigación de Claudia Goldin, ahora sabemos mucho más sobre los factores subyacentes y qué barreras pueden ser necesarias abordar en el futuro”, ha declarado Jakob Svensson, presidente del comité del premio en Ciencias Económicas.
Goldin es licenciada en Economía por la Universidad de Cornell y doctora por la Universidad de Chicago. Como profesora ha pasado por las universidades de Wisconsin, Princeton, Pensilvania y, desde 1990, Harvard. Además, forma parte de la Oficina Nacional de Investigación Económica desde hace más de tres décadas.
En los ochenta, publicó el primer informe exhaustivo sobre los ingresos y la participación de las mujeres en el mercado laboral a lo largo de los siglos. Goldin rastreó los archivos y recopiló más de doscientos años de datos sobre el mercado laboral en Estados Unidos, lo que le ha permitido demostrar cómo y por qué las diferencias de género en los ingresos y las tasas de empleo han cambiado con el tiempo.
Mostró que la participación femenina en el mercado laboral no tuvo una tendencia ascendente durante todo este período, sino que forma una curva en forma de U. La participación de las mujeres casadas disminuyó con la transición de una sociedad agraria a una industrial a principios del siglo XIX, pero luego comenzó a aumentar con el crecimiento del sector de servicios a principios del siglo XX. Goldin explicó este patrón como el resultado del cambio estructural y la evolución de las normas sociales con respecto a las responsabilidades de las mujeres en el hogar y la familia.
Durante el siglo XX, los niveles de educación de las mujeres aumentaron continuamente, y en la mayoría de los países de ingresos altos son ahora sustancialmente más altos que los de los hombres. Goldin demostró que el acceso a la píldora anticonceptiva desempeñó un papel importante en la aceleración de este cambio revolucionario, al ofrecer nuevas oportunidades para la planificación de la carrera.
A pesar de la modernización, el crecimiento económico y el aumento de la proporción de mujeres empleadas en el siglo XX, durante un largo período de tiempo la brecha salarial entre mujeres y hombres apenas se cerró. Según Goldin, parte de la explicación es que las decisiones educativas, que afectan a toda una vida de oportunidades profesionales, se toman a una edad relativamente temprana. Si las expectativas de las mujeres jóvenes se forman a partir de las experiencias de las generaciones anteriores, por ejemplo, sus madres, que no volvieron a trabajar hasta que los hijos crecieron, entonces el desarrollo será lento.
Históricamente, gran parte de la brecha de género en los ingresos podría explicarse por las diferencias en la educación y las opciones ocupacionales. Sin embargo, Goldin ha demostrado que la mayor parte de esta diferencia de ingresos se produce ahora entre las mujeres que ejercen la misma ocupación, y que surge en gran medida con el nacimiento del primer hijo.