Ana Peleteiro cuenta la verdad sobre el postparto
La deportista habla de lo que le afectaron las imágenes de ‘recuperaciones milagrosas’ que se ven en los medios

A mediados de diciembre, la atleta Ana Peleteiro dio a luz a su primera hija, Lúa. Cuatro meses después, la ganadora de un bronce en los Juegos de Tokio, se ha sincerado sobre su experiencia en estos últimos estos meses y la realidad del postparto, una etapa importante, de muchos cambios, que a menudo tiene poco que ver con lo que desde los medios y las redes nos cuentan.
“Hoy me voy a exponer como nunca”, explica la deportista en un post de Instagram. “Desde el nacimiento de Lúa, me costó muchísimo volver a mirarme al espejo… Falta de sueño, subida de la leche, estrés, kilos de más que hacían que no reconociera mi propio cuerpo… Y cientos de sentimientos que crearon en mí inseguridades, dudas y un poco de tristeza”.
Peleteiro habla sobre la presión añadido que sintió por todas esas noticias e imágenes de ‘celebrities’ que recupera su figura en tiempo récord tras dar a luz. “Desde el inicio del embarazo dudé de mi cuerpo, y en el postparto esas dudas aumentaron en un 200% Estaba todo el rato comparándome con otras chicas, que aparentemente se habían recuperado en un abrir y cerrar de ojos, y no entendía por qué, a pesar de no haber cogido mucho peso y de entrenar tanto durante el embarazo, mi cuerpo no volvía a su sitio con la misma rapidez”.
Según un estudio publicado hace un tiempo por la firma de productos para madres y bebés Mother, la mitad de las madres recientes no se sienten a gusto con sus cuerpos. El informe revelaba también que más del 80% ellas se habían comparado con imágenes poco realistas del postparto. La mitad admitía usar filtros antes de subir fotos a sus redes sociales para esconder detalles de su aspecto que no le gustaban y el 61% opinaba que su experiencia pre y postparto no coincidía con lo que había visto en los medios.
En el caso de Ana Peleteiro, ese efecto duró afortunadamente poco. “Dudé muchísimo de mí, pero de repente un día dejé de hacerlo y empecé a quererme, respetarme y a sentirme orgullosa de todo aquello que mi cuerpo había creado. Y fue entonces cuando todo, en un abrir y cerrar de ojos, empezó a volver a su ser. Y aquí estamos hoy”, continúa, “volviendo a sentirme yo misma, no la de antes, porque esa Ana nunca jamás volverá (gracias a dios), orgullosa de haber pasado por todas las fases y orgullosa de haber aprendido una vez más que el cuerpo de la mujer es MARAVILLOSO”.
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