Las denuncias por delitos sexuales con víctimas menores de edad han aumentado más de un 70% en la última década
Save the Children insiste en la importancia de la educación afectivo- sexual en las aulas

Ante las noticias de casos de violaciones en grupo a niñas y adolescentes que han salido a la luz en los últimos días, Save the Children ha mostrado su preocupación por el aumento de este tipo de violencia y recuerda que, como se recoge en su informe Ojos que no quieren ver, la educación afectivo-sexual desde edades tempranas podría ayudar a reducir a la mitad los casos.
Las cifras son, desde luego, preocupantes: las denuncias por delitos de violencia sexual que involucran a niños y adolescentes han crecido un 71,1% en la última década, según datos del Ministerio del Interior. Así, de las 3.322 denuncias que se interpusieron por este motivo en 2010 pasamos a 5.685 denuncias registradas en 2020, el último año del que hay cifras oficiales. De estas víctimas, cuatro de cada cinco eran niñas o chicas adolescentes.
“Aunque son datos horribles, no hay que olvidar que estas cifras son solo la punta del iceberg”, explica Catalina Perazzo, directora de incidencia social y política de Save the Children, que matiza también que el “que las denuncias aumenten no es que haya más casos, sino que cada vez se visibiliza más este problema y la sociedad está más sensibilizada”.
La organización recuerda la necesidad de impartir en las escuelas educación afectivo-sexual, tal y como recoge la Ley de Educación y la Ley Orgánica de Protección a la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI), que enseñe a niños y niñas, siempre de forma adaptada a su etapa educativa, conceptos necesarios para detectar la violencia o el abuso como son el consentimiento, la autonomía del cuerpo, el desarrollo de las emociones o la creación de relaciones igualitarias. Esta educación, asegura la oenegé, no debe quedarse solo en el entorno escolar, sino extenderse también a ámbitos como el familiar y sanitario. “No podemos permitir que la pornografía sea su única fuente de información sobre la sexualidad, ya que su deseo sexual se construye sobre unos cimientos irreales, violentos y desiguales propios de la ficción”, asegura Perazzo.