“La reducción del IVA de los productos para la menstruación es algo que el movimiento feminista lleva años reclamando”
La asociación Period Spain trabaja para acabar con la pobreza menstrual

A la espera de conocer la redacción final del proyecto de ley del aborto que actualmente negocia el Ministerio de Igualdad y que se espera llegue al consejo de ministros el martes, varias de las medidas incluidas en el borrador están dando mucho que hablar, especialmente la posibilidad de establecer una baja menstrual de tres días, ampliable a cinco, y siempre bajo supervisión médica, en el caso de menstruaciones dolorosas o incapacitantes, una propuesta que genera división entre los sindicatos e incluso en el seno del propio Gobierno. La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, llegó ayer a asegurar, en relación a esta cuestión, que el Gobierno “no va a tomar ninguna medida que estigmatice a las mujeres”.
Otra propuesta que también está siendo discutida es la eliminación o la rebaja del IVA de los productos de higiene femenina, una propuesta de Igualdad a la que, al parecer, se opone Hacienda. La rebaja de la fiscalidad de tampones y compresas es uno de los objetivos con los que hace un par de años nació Period Spain, una asociación que desde 2020 trabaja para erradicar la pobreza menstrual en nuestro país. Hace unos meses, la asociación entregó en el Congreso 70.000 firmas solicitando medidas para lograrlo. En esa petición, la organización demandaba la reducción del IVA de tampones y compresas del 10% actual al 4%, porque “los productos de higiene menstrual son productos de primera necesidad”, explica Beatriz Borrás, miembro del equipo de Period Spain. “Es algo que el movimiento feminista lleva reclamando años”.
El borrador de la conocida como ley del aborto plantea, además, la obligación para centros educativos y organismos públicos de ofrecer de forma gratuita productos de higiene para la menstruación, una medida que Borrás aplaude, aunque considera que “todavía nos falta ambición, porque la pobreza menstrual se vive en muchos más espacios, se vive en las calles, en los centros de acogida, en las casas de personas que a lo mejor no van al colegio pero también tienen el derecho fundamental de poder gestionar su salud en condiciones óptimas. Y una gestión positiva del ciclo menstrual es un indicador de salud”.
Period Spain surgió durante el confinamiento, cuando en una visita al banco de alimentos de la parroquia del barrio para llevar productos, sus fundadoras se dieron cuenta de que había una gran necesidad de tampones y compresas. A través de las redes conocieron la organización Period, creada unos años antes por dos estudiantes en Estados Unidos, y decidieron abrir una filial en España. Desde el inicio se marcaron cuatro objetivos: la reducción del IVA en los productos de higiene menstrual, la accesibilidad de estos productos en todos los espacios públicos, que se haga un estudio nacional sobre el impacto de la pobreza menstrual en nuestro país y la puesta en marcha de una campaña de sensibilización y educación sobre salud menstrual.
La pobreza menstrual afecta a dos de cada diez mujeres en nuestro país, según cálculos de Period Spain. “Normalmente, la atribuimos a la falta de recursos económicos”, explica Mireia P. Sabadell, otra portavoz de la asociación, pero sus raíces son más profundas. Sabadell habla del problema del “analfabetismo menstrual”, que se refiere a “una falta de conocimiento sobre qué es la menstruación, sobre salud sexual y reproductiva, lo que, sumado a la falta de recursos, hace que los colectivos más vulnerables no puedan gestionar la menstruación de forma digna. Y acaban recurriendo a papel de periódico, papel higiénico o trapos de tela para retener la sangre. Esto es un peligro y tiene unas consecuencias nefastas para la salud”, asegura, desde infecciones a malestar o vergüenza. “Imagina, con el tabú que existe en torno a la sangre menstrual, no poder ocultar que estás menstruando porque te has manchado”.
Cabría pensar que la llegada al mercado de nuevos productos de higiene menstrual reutilizables, como copas o bragas menstruales, podría ayudar a reducir la pobreza menstrual, pero desde Period Spain no lo tienen tan claro. “Desde nuestro privilegio de tener una casa, un espacio privado y acceso a agua potable, ni nos planteamos que otras mujeres no lo tengan. O quizá no vivan solas y el tabú sobre la menstruación en su casa sea tan grande que no puedan ponerse a hervir la copa en la cocina”, argumenta Sabadell. “La realidad es que hay muchas mujeres que no tienen esa logística, no disponen de esos recursos. No tienen manera de cambiarse, ni de lavarse las manos y mucho menos esterilizar la copa”. Por eso, opina, “la educación es uno de los pilares más importantes a la hora de erradicar la pobreza menstrual”. En este sentido, la asociación está trabajando en una guía para que educadoras y educadores de entidades que trabajan con mujeres en situación de vulnerabilidad eduquen en salud menstrual.