A este ritmo, la igualdad no se conseguirá en España hasta 2055
La brecha de género en nuestro país roza el 36%

A España todavía le queda un buen trecho por recorrer en el camino de la igualdad de género. Así lo confirma el Índice ClosinGap, un indicador, presentado hoy, que permitirá cuantificar y seguir anualmente la evolución de la igualdad de género en nuestro país. La herramienta mide la paridad en cinco grandes áreas (empleo, educación, conciliación, digitalización y salud) a partir del análisis de veintiocho variables fundamentales para el desarrollo personal, profesional y social. Es el primer indicador de este tipo que se publica a nivel nacional. En el plano internacional existen otros similares como los del Foro Económico Mundial o la Unión Europea.
En 2020, el Índice ClosinGap se situó en el 64,1%. Entendiendo el 100% como la paridad total, esto significa que en España todavía queda una brecha del 35,9% por cerrar. El informe, realizado por PwC, señala también que esta brecha se ha estrechado cuatro puntos en el periodo analizado (2015–2020). Así pues, de mantenerse la tendencia del último lustro, y si no se aplicasen nuevas medidas para fomentar la paridad, la desigualdad de género en España no desaparecería hasta 2055.
La situación en cada una de las áreas analizadas es distinta. En empleo, por ejemplo, la brecha actual es del 35%. A pesar de que las mujeres se incorporaron al mercado laboral de forma masiva hace más de cuarenta años, la diferencia es todavía significativa. Ellas continúan trabajando menos horas, en empleos más precarios y con salarios más bajos que los hombres, lo que se refleja a su vez en pensiones de jubilación más bajas. A este contexto se le añade el denominado techo de cristal y la escasa presencia femenina en posiciones de liderazgo.
Pero la eliminación de estas barreras tendría un efecto inmediato en la economía. “Todos éramos conscientes de que existía una brecha en el empleo, pero quizá no de que acabar con ella tendría un impacto de 10 puntos en el PIB, de que si además trabajásemos las mismas horas que los hombres se incrementaría en 7,5 puntos adicionales y en un punto más se desapareciese la brecha sectorial”, ha indicado Ana Polanco, directora del comité ejecutivo de ClosinGap, en el acto de presentación del informe. “Hay que verlo en clave de oportunidad, tenemos 18,5 puntos de PIB que ganar si impulsamos entre todos medidas para cerrar las brechas”. Ese incremento del 18,5% del que habla Polanco significaría sumar 230.847 millones de euros a nuestro Producto Interior Bruto. Ese potencial incremento en la economía vendría impulsado por la creación de 3,2 millones de empleos femeninos a jornada completa y por un aumento promedio de la productividad femenina de 1.301 euros.

En la actualidad, a pesar de representar el 51,4% de la población en edad de trabajar, las mujeres solamente contribuyan a un 41,5% del PIB. “Es un gap muy grande”, a juicio de Polanco, que ha señalado la incorporación de más mujeres a puestos de liderazgo y a las carreras STEM como posibles vías para acelerar el cambio.

Pese a que no se aprecian diferencias relevantes en el uso de nuevas tecnologías a nivel usuario entre hombres y mujeres, el porcentaje de mujeres especializadas en profesiones tecnológicas es aún muy bajo. Por ello la brecha en el ámbito de la digitalización es del 28,7%. La menor presencia de mujeres en carreras STEM es también uno de los motivos que explican que educación sea la única de las categorías consideradas que ha experimentado una evolución negativa en los últimos años. Así, y a pesar de que en la actualidad las mujeres acceden más a los estudios universitarios que los hombres, la brecha en educación se sitúa en el 32,1%.
Pero de las cinco áreas analizadas, conciliación es donde peor están las cosas. La brecha en este ámbito asciende al 56%, la más acusada de todas. Esto se debe a que las mujeres siguen asumiendo la mayor parte del trabajo no remunerado, principalmente tareas del hogar y cuidado de los hijos, lo que se traduce en unas tasas de inactividad y parcialidad laboral mucho más elevadas. Sin embargo, por el lado positivo, es también la que se está reduciendo más rápido (un 4,4% desde 2015). Si se mantuviese esta progresión, las diferencias en este ámbito serán inexistentes para 2040. En la presentación del informe, celebrada esta mañana, la directora de Consultoría Estratégica y Económica de PwC, Anna Merino, ha vinculado este avance a una mayor conciencia social y a la aprobación de medidas como la ampliación del permiso de paternidad o la ley de dependencia “que están afectando a los hábitos de la gente, sobre todo, los más jóvenes”.
Por el lado contrario, salud es el área donde la igualdad está más cerca (la brecha es solo del 15,5%), pero su evolución se ha estancado en los últimos años. A día de hoy es cierto que las mujeres viven más, pero también que lo hacen con peor salud y calidad de vida. Además, tienen mayor riesgo de sufrir pobreza y exclusión social.
