Los problemas de la división por género que están aplicando algunos países durante la pandemia
Un día solo los hombres pueden salir a la calle; al siguiente, las mujeres
Hoy, en Bogotá, solo las mujeres podrán salir a la calle para comprar, hacer gestiones financieras o acudir al notario. Desde el lunes se aplica en la capital colombiana una restricción de la movilidad en función del género con el fin de evitar las aglomeraciones en tiendas, supermercados, bancos y farmacias. La idea es que durante el tiempo que dure el confinamiento obligatorio (previsto hasta al menos el 26 de abril), las mujeres salgan los días pares y los hombres, los días impares.
Es una regla que se aplica a la población en general, no al personal médico u otras personas con permiso para circular, y quienes la incumplan se arriesgan a sanciones económicas. La medida ha sido bautizada como Pico y Género, un nombre que hace referencia a la restricción Pico y Placa, que desde hace años rige allí y en otras ciudades de Latinoamérica para reducir el tráfico, limitando la circulación de vehículos en horarios pico (con mayor tráfico) en función del último número de la matrícula.
En el caso de las personas transgénero, la norma protege el libre autorreconocimiento que hagan de su identidad. Así, los hombres transgénero podrán salir los días impares y las mujeres transgénero, los pares. Las personas intergénero o no binarias pueden escoger un único día, par o impar, para salir. El decreto especifica que no se requerirá el documento de identificación como justificante, ya que el nombre o el género que en él aparezcan no tienen por qué corresponderse con la identidad de género de la persona.
La medida ordenada por la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, busca limitar más las salidas del hogar en una ciudad con casi 7,5 millones de habitantes. En otras ciudades del país como Medellín, Barranquilla o Cali se ha optado por otra norma denominada Pico y Cédula, que determina quién puede salir cada día a la calle a partir del último número del documento de identidad. En Cartagena se ha aprobado una norma aún más restrictiva (Pico, Cédula y Género) que combina ambas.
Las autoridades de la capital argumentan que de esta forma el control policial es más seguro, porque los policías no tienen que intercambiar objetos (es decir, documentos de identidad) con los ciudadanos. Sin embargo, la distinción por género también plantea algunos inconvenientes considerables. Para empezar, parte de la comunidad LGTBIQ+ no se siente representada por el sistema binario de categorías hombre/mujer, y aunque sus colectivos han valorado que el decreto haya tenido en cuenta de forma específica a las personas transgénero, también señalan que podría haberse buscado otro criterio de restricción de la movilidad que no pudiera dar pie a casos de discriminación y acoso como los que se han registrado en otros países que empezaron a aplicar esta medida antes.
El primero fue Panamá, que decretó la restricción por géneros el pasado 1 de abril y la prolongará hasta principios de mayo. Allí las mujeres salen los lunes, miércoles y viernes, mientras que los hombres pueden hacerlo martes, jueves y sábados (los domingos la circulación está prohibida). En Panamá, además, sí se está utilizando el documento de identidad para identificar el género de las personas, algo todavía más problemático. “En un país donde, en contravención a lo establecido en las normas internacionales de derechos humanos, para modificar el género legal que figura en los documentos oficiales se requiere someterse a una cirugía de reasignación de sexo, es casi ineludible que las medidas de cuarentena por género favorezcan la discriminación de personas transgénero”, asegura Cristian González Cabrera, de Human Rights Watch, que opina también que se necesita un protocolo policial claro “que contemple la situación de las personas trans para evitar el hostigamiento”.
Se han denunciado algunos casos de acoso en Panamá y también en Perú, donde circula un vídeo de unos policías obligando a tres mujeres transexuales a hacer sentadillas mientras dicen “quiero ser hombre”. La restricción por género fue anunciada por el presidente peruano, Martín Vizcarra, el 3 de abril, pero el Gobierno acabó dando marcha atrás y la suspendió apenas diez después, porque lejos de evitar las aglomeraciones, acabó favoreciéndolas. Lo que sucedió fue que las mujeres salieron masivamente los días que les correspondía, registrándose multitudes en los mercados. “Por un exceso de igualdad me equivoqué”, explicó Farid Matuk, responsable del Comando de Operaciones del COVID-19 de ese país e impulsor de la medida. Al parecer, no tuvieron en cuenta el hecho que ellas son las que se ocupan mayoritariamente de las compras y los cuidados, y que este tipo de medidas no hacen sino reforzar esos estereotipos de género. Antes al contrario, a la hora de reconocer su error, el polémico Matuk insistía en ellos: “Por un rechazo al patriarcado dije que debería haber igualdad y la solución debió haber sido cuatro días para mujeres y dos días para hombres”. En su opinión, la lucha por la igualdad, aunque necesaria, mejor para otro momento.