La Generación Z es la que menos denuncia las malas conductas en el trabajo
El miedo a las represalias es la razón principal por la que los empleados no informan sobre los abusos en la oficina

Hablando hipotéticamente, los trabajadores están, en términos generales, muy dispuestos a denunciar las malas praxis en la oficina. Pero solo la mitad de aquellos que de hecho han observado un comportamiento inapropiado en el lugar de trabajo lo han acabado denunciando. Es una de las conclusiones de la última edición del informe sobre cultura ética del entorno laboral que cada año elabora el Instituto Etisphere.
Tras la pandemia, ha aumentado el porcentaje de trabajadores que dice tener intención de denunciar las conductas inapropiadas en sus empresas (+2%), pero la gente ha presenciado menos casos de este tipo (-5%) y también los ha reportado menos (-1,9%). El informe apunta al teletrabajo como posible explicación, dado que los entornos de trabajo remoto hay menos oportunidades de observar cierto tipo de conductas. Las malas praxis denunciadas más frecuentes fueron el acoso o la discriminación, seguida de cerca del bullying (que fue, con diferencia, la que más creció, un +12,9%), las represalias, las injusticias hacia los empleados y los conflictos de interés.
El informe concluye que, pese a que los datos indican que la cultura ética se está reforzando en general, no lo hace igual para todos los empleados, especialmente cuando se establecen comparativas por edad. Así, casi el 39% de los trabajadores de la Generación Z (el estudio considera en este grupo a los menores de 25 años) reconocieron haber decidido no reportar una mala conducta tras presenciarla. Esto representa un gap de casi once puntos entre ellos y sus colegas boomers o de la Generación X.
El miedo a las represalias es la razón principal por la que los empleados no informan sobre las malas conductas, y es así en todos los grupos de edad. Pero cuanto más jóvenes son los empleados, aumentan también las dudas sobre el sistema y las políticas que debería protegerles en estos casos.“El miedo a perder el trabajo es un motivador poderoso para no hacer o decir nada cuando los colegas se comportan mal y socava directamente una cultura de ética y responsabilidad. Y cuando vemos cómo esto afecta mucho más a la Generación Z, la necesidad de formar a los empleados más jóvenes en este frente resulta clara”, concluye el informe.