La compañía está especialmente orgullosa de La Concha, su centro de i+D y producción, un enclave dedicado a la innovación y la ciencia, inaugurado en 2019, que es todo un ejemplo de ecosostenibilidad. Situado a menos de 5 kilómetros del Parque Nacional de Cabárceno, cuenta con un importante valor añadido: su manantial de aguas termales con propiedades mineromedicinales. “El mismo manantial nos sirve tanto para suministro y campo de investigación de nuestro Laboratorio del Agua como para climatizar las instalaciones y los reactores de producción. En la fábrica hemos separado las áreas farmacéutica y cosmética, y contamos con tecnología de última generación en industria 4.0, con la posibilidad de producir más de 100 millones de productos al año. Todo eso lo convierte no solo en un modelo sostenible de fábrica, sino también en una celebración del agua, la vida, el ingenio y la naturaleza”.

Susana Rodríguez asegura que su estilo de liderazgo es “muy Cantabria Labs. No en vano llevo veinte años en la compañía”, bromea. “Confío mucho en las personas, soy curiosa, implicada, viajera, valoro la iniciativa y celebro los éxitos del equipo. De hecho, nuestro lema es ‘Celebrate life’ y a nosotros mismos nos llamamos ‘celebraters’”. Asegura que encarnar los valores aspiracionales de la organización debe ser uno de los rasgos de un buen líder. “Si no, tarde o temprano se crean disonancias e incluso se puede llegar a romper la alianza invisible que es la esencia de la empresa. Después, un buen líder empresarial tiene que armonizar día a día algunos dilemas que siempre va a encontrarse: si ponderar más el largo plazo o el corto, si priorizar los procesos o la creatividad, si centralizar o descentralizar actividades... Tiene que saber leer los tiempos y la propia compañía y saber qué es más importante en cada momento”. Eso requiere lo que ella llama mover el tacón. “Hay que moverse para entender y para hacerse entender. Los directivos, y mucho menos los CEOs, no pueden quedarse en sus mesas. Eso lleva a la complacencia y esta, a la decadencia. Un CEO tiene que conseguir que su primer nivel de dirección sea un auténtico equipo. Debe defender el futuro de la empresa, no hablar como representante de sus departamentos o unidades de negocio. Y finalmente, quizá el rasgo más difícil, hacer todo eso y gestionarse a sí mismo. Mantener la humildad, los valores, la vida personal y el equilibrio”.

Cantabria Labs, reconoce su CEO, ha ido cubriendo etapas en su ciclo de vida con gran rapidez y ahora intenta crear una plataforma que sostenga la nueva ola de crecimiento. “Para ello tenemos que superar el reto de crecer aún más sin perder la agilidad que nos ha hecho llegar donde estamos hoy. Nuestra conclusión es que necesitamos trabajar de forma más abierta y colaborativa, sin barreras artificiales, ya que no estamos tan próximos como antes. La transversalidad, los proyectos de transformación, el desarrollo del liderazgo y el talento, la segunda ola de nuestra digitalización, innovar, la sostenibilidad entendida como un nuevo sistema operativo que garantice nuestra resiliencia... Esos son, en realidad, los proyectos en los que nos centramos. Los éxitos que surjan serán consecuencia de este trabajo”.