“Es un gustazo ver a tantas mujeres con ganas de saltar, correr, navegar…”, asegura Nuria Lleonart, un buen ejemplo de que con trabajo los sueños se pueden alcanzar. Después de 21 años, Lleonart dejó su profesión de psicóloga para fundar la marca Wetsweets, que fabrica ropa para la práctica de deportes acuáticos, también su gran pasión.
Tendemos a relacionar la actividad deportiva con estilismos poco favorecedores. Pero ¿y si pudiéramos hacer ejercicio con prendas que además de estilosas fueran sostenibles? “Hasta hace muy poco no teníamos ni prendas técnicas con patrones adaptados a la mujer, usábamos ropa de hombre; imagínate encontrar algo bonito y funcional, tarea imposible”, asegura.

La principal diferencia de Wetsweets frente a otras propuestas es el material, creado por ellos mismos: “No es neopreno al 100%, sino un tejido que se llama WS-ecoactive Fabric y que es el resultado de dos años de trabajo conjunto con industrias textiles locales para desarrollar un material que fuera sostenible y técnico. Es una mezcla de poliéster reciclado, elastán y nailon tejido de manera que permite la existencia de micro burbujas en el interior. Estas crean una barrera térmica inteligente que permite que la piel respire mientras la protege del frío y del sol”. El poliéster, que supone el 80% del tejido, “está obtenido de recursos reciclados como botellas de plástico y redes de pescador. Amamos el mar, por lo que nuestros productos tienen un bajo impacto en el medio ambiente”.
Biquinis, bañadores, bodies, sudaderas, bermudas o mallas con diferentes y alegres combinaciones cromáticas, estampados y formas, lo que, insiste Lleonart, cubre las necesidades de cualquier cliente, sin importar su tipo de cuerpo o edad. Aunque reconoce que su público principal son “las mujeres activas de 30 años en adelante”. De hecho, esa variedad hace que las prendas, en principio diseñadas para los deportes de agua, resulten igualmente ponibles en tierra, para hacer yoga o pilates, por ejemplo.

Desde Barcelona se encargan de todo, incluso de la fabricación. En mente tienen planes de expansión a países como Francia, Reino Unido, Suecia, Austria o Alemania, en los que están “muy concienciados con la compra ética, ecológica y de kilómetro 0, y tienen muchas ganas de atreverse. En España nos cuesta un poco salir de lo convencional, fácil y barato, y todavía no tenemos tanta conciencia de comprador crítico”.