Una obra de teatro conecta la historia de la primera mujer que denunció la violencia de género con una víctima real de 2023
Francisca de Pedraza consiguió, en 1624, una histórica sentencia a su favor

Hace 399 años, Francisca de Pedraza se convirtió en un símbolo de resistencia y empoderamiento al luchar (con éxito) contra un matrimonio abusivo, desafiando las convenciones sociales y legales del siglo XVII. Huérfana de padres, Francisca pasó su infancia en un orfanato. En 1612 se casó con Jerónimo de Jaras, un individuo alcohólico que demostró ser violento con su mujer ya desde la misma noche de bodas.
Pedraza padeció años de violaciones, palizas y amenazas de muerte. Recurrió en varias ocasiones a la justicia y a la iglesia en busca de ayuda para separarse, siempre sin éxito, hasta que, en 1624, su caso llegó a la corte de justicia de la Universidad de Alcalá. El rector, Álvaro de Ayala, finalmente le concedió la separación, además de la devolución de su dote, la mitad de los bienes del matrimonio, además de una orden de alejamiento. La sentenció marcó un antes y un después en la protección de la mujer. “Se trató de una sentencia absolutamente novedosa hace 400 años, pero también lo hubiera sido hace 50”, ha asegurado José Vicente Saz Pérez, rector de la Universidad de Alcalá.
Cuatro siglos más tarde, la misma Universidad de Alcalá, en colaboración con la agencia creativa Ernest y el dramaturgo César Barló, ha recuperado su historia, coincidiendo con el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en una obra de teatro que enlaza, además con la actualidad. En concreto con la historia de Mari Carmen, otra mujer que se enfrentó a la misma violencia y que, a pesar de todo lo que se ha avanzado en la lucha contra esta lacra social, tuvo el peor de los resultados posibles. Tenía 39 años cuando fue asesinada por su marido a comienzos de año.
Lo que comenzaba como una obra al estilo del teatro español del Siglo de Oro, sorprendió con un giro inesperado en su tercer acto, cuando la protagonista –encarnada por la actriz Paula Susavilla— dio un salto en el tiempo para convertirse en Mari Carmen. “Es muy difícil enfrentarse a esto sola, aunque se sufra sola. La lección que nos da Francisca es que hay que apoyarse en las personas, en la justicia”, ha asegurado Susavilla. “Ella necesitaba a alguien con poder y esa persona fue el rector Álvaro de Ayala”. “Si en la experiencia inmersiva que es el teatro, recrear un escenario significativo es clave para ayudar a los actores a sintonizar con sus personajes y cautivar al público, poner en escena esta obra en un espacio como el paraninfo de la Universidad de Alcalá lleva este proyecto a otra dimensión”, ha declarado Marta García Viudes, head of live experiences en Ernest.