Hubo un tiempo en el que, cuando subían a recoger sus premios, la mayoría de actores y actrices se limitaban a dar las gracias a Dios, la familia, sus managers y Harvey Weinstein. Y no necesariamente por ese orden. Pero de un tiempo a esta parte, los discursos de Hollywood han ganado en carga política. Lo más granado de la industria del cine y la televisión se reunió anoche para celebrar la 77 edición de los Globos de Oro y muchos de los premiados aprovecharon la oportunidad para denunciar los incendios de Australia (Cate Blanchett), animar a votar contra Trump o lamentar la posibilidad de una guerra entre Estados Unidos e Irán (Patricia Arquette). Pero seguramente la intervención más aplaudida de la noche fue la de Michelle Williams, que en su línea reivindicativa, abogó por el derecho de las mujeres a decidir. 

Al recoger el premio por su trabajo en la miniserie Fosse /Verdon, Williams comenzó recordando que “como mujeres y niñas pueden pasarles cosas a nuestros cuerpos que no son de nuestra elección”. La actriz, de 39 años y embarazada de pocos meses, explicó que siempre ha intentado tomar decisiones que le permitieran construirse una vida propia y que esta no se limitara a una simple sucesión de hechos. “No habría podido hacerlo sin el derecho de las mujeres a elegir. A elegir cuándo y con quién tener a mis hijos cuando me he sentido apoyada y capaz de encontrar el equilibrio, sabiendo, como saben todas las madres, que la balanza siempre debe inclinarse y se inclinará hacia los hijos. Sé que mis elecciones pueden parecer diferentes a las vuestras, pero, gracias a Dios o a quien quiera que recéis, vivimos en un país fundado sobre el principio de que yo soy libre de vivir según mis creencias y vosotros sois libres de vivir según las vuestras”.

Michelle Williams ya tiene una hija adolescente, Matilda, nacida de su unión con el fallecido Heath Ledger, y ahora espera un hijo de su prometido, el director Thomas Kail, conocido por el musical Hamilton y con el que ha trabajado en Fosse /Verdon.