Cómo triunfar en un viaje de última hora
Consejos para que, aunque reserves tus vacaciones en el último momento, las disfrutes al máximo

Aunque viajar sin demasiada preparación puede sonar a caos, también puede ser una experiencia emocionante, liberadora y hasta más divertida de lo que esperabas. Aunque Muchos viajeros suelen ser previsores, cada vez son más las personas que se apuntan a la tendencia del last minute. Según datos de WeRoad, un 58% de los millennials tiene pensado reservar sus vacaciones de verano en el último momento. ¿Las razones? Desde buscar la mejor oferta hasta no tener claras las fechas o el destino.
La mayoría de los que retrasan el momento de reservar lo acaban haciendo con entre dos y tres semanas de antelación, pero un 7% espera hasta el día anterior. Esta falta de previsión suele empujar a los viajeros hacia destinos de proximidad. Desde el tour operador indican que han detectado que los viajes más demandados este verano son los que implican como máximo unas cuatro o cinco horas de vuelo. “Destinos nacionales como Asturias o Canarias e internacionales como Grecia, Italia, Malta e incluso Islandia se convierten en los reyes del last minute este año”, según Abel Hernández, customer operations manager de WeRoad en España.
Con tan poco margen, la clave está en la flexibilidad. Si no te importa el destino o las fechas, se abren muchas más opciones. No se trata de encontrar ‘el lugar perfecto’, sino de adaptarte a lo que haya disponible. Plataformas como Skyscanner son ideales para explorar vuelos baratos sin un destino fijo, y apps como Passporter o plataformas de viajes como eDreams o Lastminute pueden ayudarte a la planificación de última hora.
A la hora de encontrar alojamiento conviene estar atento a las ofertas que muchos hoteles y plataformas publican para llenar las habitaciones que quedan libres. En este sentido, buscadores como Booking o Trivago pueden resultar tus mejores aliados.
Y aunque no tengas tiempo de armar un itinerario detallado para cuando estés en tu destino, al menos échale un vistazo rápido a lo esencial: cómo llegar desde el aeropuerto al hotel, cómo moverte por la ciudad y si hay algo que sí o sí quieres visitar. Lo demás se puede improvisar. Últimamente mucha gente confía en la IA y pide a ChatGPT o Gemini que le diseñe un itinerario.
Hacer la maleta cuando el tiempo apremia también puede convertirse en un quebradero de cabeza. Lo mejor es llevarse lo justo: ropa cómoda, documentos, cargador, dinero en efectivo y un pequeño botiquín. Si puedes viajar solo con equipaje de mano, mucho mejor. Haz una lista rápida antes de empezar a meter cosas en la maleta, así evitarás los típicos olvidos de las prisas.
En cualquier caso, lo más importante ante este tipo de viajes es la actitud. El last minute implica más margen para imprevistos, pero también para las sorpresas. Recuerda, no se trata de que todo salga perfecto, sino de vivir nuevas experiencias. Y algunas de las mejores son las que no estaban planeadas.