El ‘mindfulsex’ promete hacernos disfrutar más del sexo
Es un cambio de actitud que puedes practicar en compañía o en solitario

Vivimos en un mundo en el que todo va demasiado rápido. Estamos continuamente pendientes de lo que ocurre a nuestro alrededor y a menudo nos olvidamos de parar y disfrutar del presente. Desde hace algunos años, la tendencia mindfulness defiende la necesidad de prestar una atención plena a lo que estamos haciendo o sintiendo en cada momento. Este concepto puede aplicarse a todas las actividades de nuestro día a día, incluido el sexo. Porque sí, ese ritmo frenético que llevamos y que afecta a muchos aspectos de nuestra vida influye también en nuestras relaciones íntimas. Y no precisamente para bien.
“Es complicado disfrutar del ‘aquí y ahora’ en general, y el terreno sexual no se salva”, apunta Adriana Di Ippolito, responsable de comunicación y marketing de la firma de juguetes eróticos Lelo. El estrés y las preocupaciones del día a día hacen que a menudo no nos centremos en el sexo, que, por ese motivo, resulta no ser tan placentero como podría. La sexóloga Miriam Conde se encuentra a menudo en consulta con personas que dicen ser incapaces de llegar al orgasmo, cuando el porcentaje de personas de verdad anorgásmicas es en realidad ínfimo. “Lo que ocurre es que no prestan atención a lo que realmente están haciendo y a esas sensaciones”, explica Conde. “Muchas veces la gente se toma el sexo como un trámite. Piensa que es lo que es toca y que hay que hacerlo de la manera que sea, y así no debería ser”.
En realidad, ni el problema ni la solución son nada nuevo, pero como ahora todo necesita un nombre vendedor, la capacidad de concentrarse durante una interacción sexual ha sido bautizada como mindfulsex. “Consiste en tratar de aislar nuestra mente de todas las distracciones y preocupaciones que tenemos a diario y enfocarnos solo en nuestro placer. Se trata de centrarnos únicamente en el encuentro sexual y las sensaciones que vamos sintiendo, bien sea con nosotros mismos o con otras personas”, explica Di Ippolito. “Tenemos que pararnos y prestar atención a lo que estamos haciendo en cada momento. Por ejemplo, si estoy trabajando, estoy trabajando, no estoy pensando en la cesta de la compra, ni en que tengo que ir a recoger al niño al cole, ni en otra cosa. Lo mismo ocurre con el sexo”, abunda Conde.
Los beneficios del mindfulsex son muchos, según las expertas, y van desde lo físico a lo mental. Lógicamente, ser más consciente de lo que estamos sintiendo puede hacernos gozar más. “El orgasmo puede ser mucho más placentero, más largo e intenso, y estar más enfocada puede despertar tu curiosidad buscando una mayor exploración sexual. En definitiva, disfrutarás más del sexo, de tu propia anatomía y la de tu pareja”, asegura Di Ippolito.
Todo esto es muy razonable, y la teoría parece fácil, pero la práctica puede no serlo tanto. “Al principio cuesta un montón y se nos desvía la atención de manera inconsciente”, reconoce Conde. “Pero a medida que lo vamos practicando y de verdad le ponemos interés e intención, se convertirá en una constante. Aunque, como todo, requiere de una fase de entrenamiento”. En su opinión, deberíamos, para empezar, dejar de contar la cantidad de veces que practicamos sexo. “La frecuencia es algo que tenemos que desterrar, porque no es indicativo de nada. El indicador es la satisfacción y lo divertidas que sean esas relaciones”. Luego, además, hay que dejar atrás todos los estímulos externos que puedan distraernos, como el móvil, la televisión o los pensamientos que nos alejen de estar en el presente. Para evitar que la mente se distraiga con las preocupaciones y el ruido del día a día, la responsable de comunicación de Lelo propone mantener los ojos abiertos y hacer contacto visual con tu pareja. “De esta forma serás consciente de lo que estás haciendo. Si estás en solitario se trata de disfrutar también ese momento y todo lo que te está ocurriendo. Estos momentos deberían ser únicos, para disfrutar y conectar con nosotros mismos, sintiendo nuestro cuerpo y evadiéndonos de todo lo demás”.