España avanza en diversidad, pero más de la mitad de las empresas todavía no mide su impacto real
El primer ‘Termómetro de la Diversidad’ revela un compromiso creciente con la igualdad y la inclusión, aunque persisten las brechas entre grandes compañías y pymes

La diversidad forma ya parte del lenguaje y los valores corporativos de la mayoría de las empresas españolas, pero todavía queda camino para traducir las buenas intenciones en resultados medibles. Así lo señala el informeTermómetro de la Diversidad en España. Del compromiso a la acción: ¿Cómo cumplen las organizaciones la Carta de la Diversidad, presentado hace unos días por la Fundación Diversidad.
El estudio, pionero en nuestro país, analiza el grado de cumplimiento de los diez principios de la Carta de la Diversidad (promovida en España por la Fundación Diversidad con el impulso de la Comisión Europea) a partir de los datos de casi mil organizaciones que agrupan a más de 1,4 millones de personas trabajadoras. La conclusión principal es clara: el compromiso con la diversidad crece, pero la medición y la gestión del impacto avanzan a dos velocidades. “El compromiso con la diversidad ya no es una declaración de intenciones: forma parte de la estrategia de muchas empresas”, destaca Sonia Río, directora general de Fundación Diversidad. “El siguiente paso, y el más importante, es medir el impacto y convertir la DE&I [la diversidad, la equidad y la inclusión] en un eje central de la sostenibilidad y la innovación.”
Entre los principales datos del informe destaca que el 82% de las organizaciones incluye la DE&I en sus valores y códigos éticos, y nueve de cada diez directivos la consideran una prioridad estratégica. Las plantillas analizadas reflejan avances, con un 46% de mujeres (aunque solo el 30% en cargos directivos), un 2,5% de personas con discapacidad y un 10% de empleados de nacionalidad no española. También destaca el compromiso con el colectivo LGTBI+, con medidas específicas en el 62% de las empresas.
Sin embargo, solo el 59% evalúa de forma periódica sus resultados y apenas el 9% vincula los avances en inclusión a la evaluación o incentivos de los equipos, lo que evidencia la distancia entre el discurso y la acción. “El gran reto no está en decir que se apuesta por la inclusión, sino en demostrarlo con hechos y resultados medibles”, indica Teresa Viejo, presidenta de Fundación Diversidad. “Necesitamos pasar del discurso a la acción. Solo así lograremos un cambio cultural duradero”.
El Termómetro de la Diversidad también revela una brecha notable entre grandes compañías y pymes. Mientras las primeras cuentan con estrategias estructuradas y equipos especializados, muchas pequeñas y medianas empresas todavía abordan la diversidad de forma intuitiva. El 70% de las grandes fija objetivos concretos de representación (frente al 40% de las pymes), y su capacidad de medir impacto es veinte puntos superior.

Con más de 1.600 entidades adheridas a la Carta de la Diversidad, España se sitúa como tercer país europeo en compromiso empresarial con la igualdad de oportunidades, solo por detrás de Francia y Alemania. Un reflejo de que la diversidad está ya integrada en el ADN empresarial español, aunque el reto, indican desde la Fundación, sigue siendo hacerla tangible, medible y sostenible.



