¿Por qué dejan las chicas de hacer deporte?
Una de cada tres adolescentes señala la menstruación como barrera para practicarlo. La imagen corporal y los cambios físicos propios de esta etapa son otras de las principales causas de abandono

En todas las etapas de la vida, pero sobre todo en la adolescencia, el deporte tiene innumerables beneficios: favorece el desarrollo óseo y muscular, previniendo la obesidad y enfermedades cardiovasculares; mejora la salud mental, al reducir el estrés y la ansiedad y mejorar la autoestima, y contribuye al social, al fomentar la disciplina, el trabajo en equipo y las habilidades de socialización. Si bien durante la infancia niños y niñas disfrutan de la práctica del deporte por igual, llegado cierto punto, son muchas las chicas que acaban dejándolo.
Un estudio realizado por Bupa, empresa matriz de Sanitas, en España, Francia y Reino Unido sobre las barreras a la práctica deportiva entre las adolescentes confirma que esta sigue siendo una etapa crítica para la participación femenina en el deporte. Los cambios que viven las jóvenes en este momento tienen mucho que ver con ello. Una de cada tres chicas de entre 14 y 18 años (32%) señala la menstruación como un motivo para no realizar actividades deportivas. Además, la encuesta revela que las jóvenes tienen el doble de probabilidades que los chicos de sentirse incómodas con los cambios corporales y hormonales propios de la edad (16% frente a 9%), una cifra que aumenta hasta el 18% en el grupo de 17 y 18 años. Por otra parte, una de cada cuatro (25%) reconoce haber sentido falta de confianza a la hora de practicar ejercicio físico.
“Estos datos confirman que la adolescencia es un momento determinante para la continuidad en la práctica deportiva. Es trascendental trabajar para que las chicas tengan igualdad de oportunidades y acceso a entornos deportivos inclusivos, de modo que puedan aprovechar los beneficios físicos, emocionales y sociales, esencial para su desarrollo”, señala Daniel Rivas, entrenador personal Blua Sanitas.
En este sentido, el estudio muestra que, cuando las adolescentes participan en actividades deportivas, los beneficios que perciben van mucho más allá de la mejora física. En primer lugar, un 74% de las encuestadas destaca que el deporte les ayuda a mantener un mejor estado de forma y salud general, lo que repercute de manera directa en su bienestar diario. Asimismo, un 42% señala un aumento de la confianza en sí mismas y de su autoestima, dos factores fundamentales para afrontar los retos propios de esta etapa de crecimiento. De lo que podemos concluir que la actividad física debe ser algo fundamental tanto para la salud física como psicológica.
El impacto se extiende también al plano emocional. Un 40% de las jóvenes que practican deporte afirma experimentar un mayor bienestar mental, mientras que un 35% siente más motivación y determinación para alcanzar sus metas, dentro y fuera del ámbito deportivo. Otro aspecto relevante es la dimensión social, ya que un 36% de las participantes asegura que la práctica deportiva fomenta la creación de nuevas amistades y fortalece las relaciones existentes, proporcionando un espacio de pertenencia y apoyo.
Finalmente, para las adolescentes encuestadas la actividad física regular ayuda a desarrollar habilidades como la resiliencia (18%), la autoexpresión (11%) y el liderazgo (9%), cualidades que afirman les serán útiles a lo largo de su vida. "Por eso, resulta esencial que las adolescentes permanezcan vinculadas al deporte durante esta etapa vital. Más allá del ejercicio, se trata de un espacio donde pueden fortalecer su autoestima, descubrir su potencial y construir recursos personales que los acompañarán en su camino hacia la adultez", señala Silvia Mérida, psicóloga de Blua de Sanitas.
En último lugar, el estudio subraya la necesidad de abordar con naturalidad temas como la menstruación, la imagen corporal o los cambios físicos propios de la edad, tanto en el ámbito familiar como escolar y deportivo. A este respecto, la psicóloga indica que “romper los estigmas y abrir el diálogo sobre estos temas es clave para que las adolescentes se sientan seguras y respaldadas. Al normalizar estas conversaciones derribamos barreras al mismo tiempo que fortalecemos la confianza y la motivación para seguir activas”.