Esther Holgado, oncóloga: “El sistema sanitario español, tanto público como privado, no es sostenible”
La doctora Holgado es la directora médica de GenesisCare, el mayor proveedor de radioterapia del mundo

Esther Holgado viene de familia de médicos. Su abuelo lo era y también su padre. En casa, asegura, aprendió, “una medicina como la que se hacía antes, que se preocupa por las personas y mantiene una relación estrecha con los pacientes”. En sus más de quince años de carrera, Holgado, especialista en cáncer de pulmón y de mama, ha pasado por hospitales tanto públicos como privados. Desde 2023 ocupa el cargo de directora médica en España de GenesisCare, el mayor proveedor de radioterapia del mundo. “Es una empresa dedicada en exclusiva a la oncología y se centra en los pacientes oncológicos, lo que marca una gran diferencia respecto a los hospitales donde esta especialidad es un servicio más”, explica.
¿Qué avances se están produciendo en el ámbito de la radioterapia?
Los más importantes son tecnológicos. La radioterapia ha mejorado mucho en precisión gracias a nuevas máquinas que consiguen dar una dosis mayor en el tumor, disminuyendo la que reciben los órganos que están alrededor. Esto no solo hace los tratamientos más eficaces, sino que también reduce los efectos secundarios. En Genesis, hemos sido pioneros en España con una máquina de radioterapia guiada por resonancia, el MR Linac. Los resultados están siendo magníficos, porque los pacientes experimentan menos efectos secundarios y su calidad de vida es otra historia.
Tenéis, según vuestros datos, un programa con más de 150 ensayos clínicos. ¿Cuáles te parecen ahora mismo más prometedores?
Sin investigación, no hay avance. Los ensayos clínicos son fundamentales para el avance de la medicina. Los más prometedores son aquellos centrados en tratamientos dirigidos. Hoy en día es raro encontrar ensayos clínicos solo con fármacos de quimioterapia. Ahora se analizan las mutaciones y alteraciones genéticas de los tumores para elegir los tratamientos más efectivos. Se utilizan moléculas específicas para atacar las proteínas alteradas en ese tumor.
"La oncología tiene una parte de relación con el paciente que es insustituible, pero la IA va a ayudarnos enormemente en los diagnósticos"
¿Qué papel puede jugar la inteligencia artificial en el diagnóstico y tratamiento del cáncer?
La oncología tiene una parte de relación con el paciente que es insustituible, pero va a ayudarnos enormemente en los diagnósticos. Por ejemplo, en anatomía patológica. Donde el ojo humano puede ser menos preciso, la IA puede ofrecer un diagnóstico mucho más fiable, ya que tiene acceso a una gran cantidad de datos. También a nivel radiológico nos va a ayudar a diagnosticar los tumores. Y en la identificación de alteraciones moleculares, la IA puede simplificar y agilizar el proceso. En cuanto al tratamiento, ayudará a definir cuál es el mejor para cada paciente, proporcionando más certeza, aunque nunca sustituirá el criterio médico.
Has trabajado en la sanidad pública y en la privada. ¿Ventajas e inconvenientes de cada una?
La sanidad pública en España es magnífica, cuenta con grandísimos profesionales y es accesible para todos. El problema es que está sobrecargada, lo que provoca retrasos, especialmente en el diagnóstico y el inicio de los tratamientos. Como oncóloga, esto es algo inadmisible. Un paciente oncológico necesita tener un diagnóstico lo antes posible para poder empezar el tratamiento rápidamente. Esa incertidumbre y espera prolongada genera mucho estrés. Por eso decidí trabajar en la sanidad privada, donde todo el proceso va, en general, mucho más rápido y tenemos acceso a los mismos tratamientos que en la pública.
Los recortes de la pública han hecho que se dispare la contratación de seguros privados. ¿También en el tratamiento del cáncer se está produciendo un trasvase de pacientes?
Sí, especialmente en grandes ciudades como Madrid, donde la sanidad privada es muy potente. Muchos profesionales de la pública han optado por dedicarse full time a la privada. Esto ha provocado que muchos pacientes elijan la privada, donde las listas de espera son menores. Además, aunque los tratamientos son los mismos en ambas, la relación con el paciente en la privada es más cercana, ya que suele ser atendido por el mismo médico. Tu paciente habitualmente es solo tuyo, lo sueles ver siempre tú y eso crea un vínculo que en la pública a mí me parece más difícil.

¿Cuánto puede llegar a costar un tratamiento de cáncer en un centro como el vuestro?
Cuesta lo que cuesta el seguro. Es decir, al paciente no se le cobra extra por un fármaco de oncología. Uno de los grandes problemas del sistema sanitario español, tanto público como privado, es que no es sostenible. Los tratamientos oncológicos cuestan cada vez más dinero y los pacientes viven más tiempo, lo que es maravilloso, pero ¿quién va a pagar eso? Te pongo un ejemplo: un vial de inmunoterapia, que yo administro cada tres semanas, puede costar más de 3.000 euros. Es muy raro que un paciente, aunque tenga mucho dinero, pueda pagar un tratamiento así. Porque, además, son tratamientos que los pacientes pueden tener durante años. Lo pagan las aseguradoras, pero eso no es sostenible. Si tienes un seguro privado y pagas una mensualidad, pongamos, de 30 euros, ya te digo yo que esa aseguradora no es sostenible.
¿Y qué solución tiene esto?
La solución pasa por que los políticos se involucren. Pero claro, los políticos cambian cada cuatro años y no se hacen planes a largo plazo. Creo que la Sociedad Española de Oncología Médica lleva tiempo advirtiendo sobre la insostenibilidad del sistema, pero las soluciones concretas no llegan. Los precios de los tratamientos siguen subiendo y nadie parece tener un plan real para abordar este tema.
Has vivido de cerca la enfermedad con el caso de tu padre. ¿Ha cambiado esa experiencia tu forma de ejercer la medicina?
Tengo la grandísima suerte de haber crecido en una familia de médicos. Mi abuelo era médico y mi padre es médico jubilado. Y he aprendido una medicina como la que se hacía antes, que se preocupa por las personas y mantiene una relación estrecha con los pacientes. Cuando me enfrenté al diagnóstico de mi padre, me mantuve muy fría y objetiva. Fue un desafío, pero mi experiencia me permitió manejarlo de manera profesional, sin perder la objetividad. Mi padre, a pesar de ser oncólogo, siempre había sido fumador y se tenía que operar de la espalda. Le insistí en hacerse una radiografía de tórax y ahí salió el nódulo pulmonar. Fue un proceso largo, pero gracias a que lo detectamos pronto, pudo operarse y el pronóstico fue bueno.
Otro ejemplo de la importancia del diagnóstico temprano.
Exactamente. El diagnóstico temprano es fundamental. Aunque los tratamientos mejoran y los pacientes viven más, el que se cura es el paciente diagnosticado en fases tempranas. Durante la pandemia de Covid vimos cómo se retrasaban y los pacientes llegaban con tumores más avanzados. El diagnóstico precoz salva vidas. La clave está en los chequeos regulares. Para algunos tumores existen programas de screening, como el cáncer de mama, de colon y de próstata, que son fundamentales.