Lola Manterola (CRIS contra el Cáncer): “No estamos viendo el problema del cáncer como lo que es, una emergencia”
Manterola es presidenta de la Fundación CRIS contra el Cáncer y ganadora del Premio MAS Talento a Bordo 2024
En verano de 2008, la vida de Lola Manterola cambió para siempre. En ese momento le diagnosticaron un mieloma múltiple en estado avanzado y con un grave pronóstico. Por entonces tenía 37 años, trabajaba en finanzas y era madre de dos niños pequeños. Fue tratada con quimioterapia y se le realizó un trasplante de médula, pero esos tratamientos no fueron efectivos. Poco después tuvo la suerte de entrar en un ensayo clínico en el Hospital 12 de Octubre de Madrid. Esa terapia ha permitido que, dieciséis años después, Lola siga viva.
Consciente del papel crucial de la investigación y de las grandes carencias de recursos que tiene el sistema, en 2010 creó junto a su marido, Diego Megía, la Fundación CRIS contra el Cáncer. Su misión, apoyar a los científicos en la búsqueda de una cura para la enfermedad y que cualquier persona, al margen de su situación económica, tenga acceso a los tratamientos más innovadores. En estos años, CRIS ha invertido 65 millones de euros en investigación, ha financiado 499 ensayos clínicos a través de los proyectos y programas CRIS y ha apoyado a 310 científicos e investigadores de 85 instituciones alrededor mundo. Por ello, Lola Manterola ha sido una de las ganadoras de los recientes Premios de Mujeres a Seguir. En concreto, ha recibido el Premio Especial MAS Talento a Bordo, que MAS concede junto a Iberia para reconocer a mujeres capaces de transcender sus límites e imaginar nuevos horizontes.
Tu relación con la investigación del cáncer empezó en el otro lado. ¿Cómo fue tu experiencia con la enfermedad como paciente?
El cáncer fue para mí una sorpresa grandísima. Yo llevaba una vida normal, de madre trabajadora, como tantas mujeres, y de repente empecé a sentirme muy cansada. Al principio pensé que sería por la vida tan ajetreada que llevaba. Cuando me empezaron a doler los huesos al andar pensé que sería reuma. Me hicieron muchas pruebas, pero tardaron en darme un diagnóstico. Nadie buscaba la enfermedad que luego me diagnosticaron, mieloma múltiple, porque se da, sobre todo, en hombres más mayores. Cuando lo descubrieron, el cáncer estaba ya muy avanzado. El pronóstico era muy malo y el tratamiento convencional no funcionó, pero entré en un ensayo clínico en un hospital público madrileño que consiguió parar la enfermedad. Yo iba a morir y gracias a ese ensayo conseguí salvar la vida. Fue entonces cuando me di cuenta de la importancia de la investigación. La investigación salva vidas todos los días. Ahora, no dentro de diez años.
Y una vez superada la enfermedad, ¿cómo nace CRIS?
Quería que otras personas pudieran acceder a los tratamientos que yo había tenido la suerte de tener. Lo primero que intentamos fue buscar alguna fundación a la que donar. Mi marido y yo habíamos vivido en el Reino Unido, donde está Cancer Research UK, la fundación en investigación contra el cáncer más grande del mundo. Pero en España no encontramos ninguna fundación dedicada exclusivamente a la investigación, así que decidimos crearla. Empezamos con dos proyectos, uno de hematología y otro de cáncer infantil. El objetivo con el que nació CRIS era involucrar a toda la sociedad civil en la búsqueda de nuevos tratamientos. Acabar con el cáncer es una misión de todos. No nos queda otra que involucrarnos. Uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres sufriremos cáncer a lo largo de nuestra vida. Desde la fundación intentamos que los fondos que destinamos a la investigación se traduzcan lo más rápidamente posible en tratamiento para los pacientes. Y gran parte de esa inversión se dirige a proyectos que están ahora mismo en marcha en hospitales públicos, para que todo el mundo pueda tener acceso a ellos. Es urgente que la gente entienda que realmente no conseguimos acabar con el cáncer porque no se destinan suficientes fondos a ello. Lo vimos con la covid: el mundo se volcó y se consiguió una vacuna en un año. Es verdad que el cáncer es una enfermedad más compleja, pero ya tenemos la tecnología y el conocimiento científico, lo que necesitamos para acabar con ella es más financiación.
"La investigación salva vidas todos los días. Ahora, no dentro de diez años".
¿Cómo elegís los proyectos en los que invertís?
Nuestro apoyo se canaliza a través de tres vías. Con nuestras ayudas y becas proporcionamos a los científicos el apoyo que necesitan a lo largo de toda su carrera investigadora. Ayudamos a los jóvenes a formarse en algunos de los principales centros de investigación del mundo, pero también garantizamos que a su regreso puedan volver a trabajar en España, porque eso crea riqueza nacional. Por supuesto, también financiamos a investigadores de excelencia. Cada año lanzamos una convocatoria pública de proyectos. La Agencia Estatal de Investigación hace una preselección de las propuestas que se presentan y después un comité científico internacional decide cuáles serán las beneficiadas por los Programas CRIS. Junto con la Agencia revisamos, de forma anual, que esos proyectos van cumpliendo los hitos que inicialmente se habían fijado. Además, tenemos un comité científico local que nos ayuda desde el punto de vista de la estrategia. Nuestra segunda vía de apoyo son las unidades de investigación en hospitales públicos. Las hay de distintos tipos: terapias avanzadas en cáncer infantil, tumores hematológicos, inmuno-oncología, terapias experimentales, etcétera. Y la tercera vía es el fomento de la colaboración entre investigadores a nivel nacional e internacional, con proyectos colaborativos que implican a equipos de distintos países. Esa tercera vía ha crecido mucho en los últimos años, entre otras cosas, porque la Fundación CRIS en Reino Unido y Francia recaudan cada vez más.
De las actuales líneas de investigación contra el cáncer, ¿cuáles os parecen más prometedoras ahora mismo?
Estamos invirtiendo mucho en vacunas y en terapias celulares. No soy médico, pero es evidente que las terapias de células CAR-T están consiguiendo unos resultados espectaculares con distintos tipos de tumores, a menudo combinadas con trasplantes o con otras terapias. La inmunoterapia ataca el cáncer de una forma totalmente distinta y está cambiando de forma drástica los pronósticos de supervivencia de muchos cánceres. El futuro son los tratamientos cada vez más personalizados.
¿Cómo has visto evolucionar la investigación del cáncer en España en estos catorce años que lleváis con la fundación?
Los investigadores en España son héroes. El nivel que tenemos es impresionante teniendo en cuento los recursos con los que cuentan. Tenemos talento y, aunque a veces no nos lo parezca, somos un país grande. Aquí hay grandes centros de investigación, pero habría que apoyarles mucho más, dándoles la infraestructura y el ecosistema para que puedan trabajar mejor. Ya tenemos buenos resultados, pero si les apoyáramos con más fondos, serían mucho mejores.
Después de la covid se habló mucho de la importancia de la ciencia, pero no parece que eso se haya traducido en un mayor apoyo presupuestario. ¿Qué les dirías a los responsables políticos y a los ciudadanos para convencerles de lo importante que es la investigación?
Como país nos hace falta una estrategia en investigación que no sea cortoplacista. Desde CRIS trabajamos también para intentar influir en las políticas públicas y en la toma de decisiones. Hablamos con todos los grupos políticos y, lógicamente, todo el mundo sabe que hay que apoyar la investigación, pero, a la hora de decidir los presupuestos, no es la prioridad. No estamos viendo el problema del cáncer como lo que es, una emergencia. En España, esta enfermedad mata cada año a miles de personas y destroza a otras tantas familias.