Patricia Pérez y Salma Solaún, de la selección española de gimnasia rítmica: “Ojalá podamos luchar por una medalla”
España conoce lo que es subirse al pódium de unos Juegos Olímpicos. Lo ha logrado en tres ocasiones: Barcelona’92 (plata de Carolina Pascual), Atlanta’96 (oro en conjunto) y Río 2016 (plata en conjunto)

Visitamos el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid para hablar con dos gimnastas, Salma Solaún y Patricia Pérez, sobre cómo están preparando la competición más importante de la vida de un deportista.
¿Cómo han cambiado vuestras rutinas de entrenamiento en este año en el que os enfrentáis a los Juegos Olímpicos?
Hemos aumentado las horas de entrenamiento. Estamos desde mucho antes concentradas en el objetivo. Otros años nos pedían enteros cero [así se llaman los pases del ejercicio completos sin fallos] un poco más tarde. Estamos en marzo [la entrevista tuvo lugar el día 5 de marzo] y nos están exigiendo cosas que en otras temporadas nos exigían mucho más tarde. Sobre todo, estamos intentando mejorar los puntos que más nos cuestan, como, por ejemplo, la ejecución. El objetivo es llegar en la mejor forma posible a los Juegos.
¿Habéis hecho algún ‘impasse’ en los estudios?
Este año no hemos cogido ninguna asignatura de la carrera [Patricia estudia Medicina y Salma, Ingeniería Matemática] porque hemos decidido centrarnos en el año olímpico. Sabíamos que iba a ser duro y que íbamos a tener que dedicar muchas horas al entrenamiento. Estamos haciendo el curso de entrenadoras y, cada una por su cuenta, algún curso de inglés o clases particulares para no perder hábitos. Pero la carrera la hemos aparcado.
¿Cómo es un día típico en vuestro entrenamiento?
Depende del día. Hay veces que empezamos a las 9, a las 10 o a las 11 y entrenamos hasta las 14 horas. Siempre comenzamos con una hora de ballet, preparación física o calentamiento. Eso va variando en función del día. Luego cogemos el aparato para practicar el ejercicio de cinco aros o el mixto, y hacemos el trabajo que nos toque ese día, con tantas mitades, elementos o enteros. Después vamos a comer y, por la tarde, regresamos. Empezamos con una hora de preparación física o calentamiento y luego cogemos el otro aparato que no hayamos tocado por la mañana y hacemos exactamente lo mismo. Terminamos a las 9 horas. Nos vamos a la habitación, cenamos y a dormir. Al día siguiente, vuelta a empezar.
Habéis hablado de la preparación física, pero ¿cómo es la preparación mental, que también tiene un gran peso en este año tan duro?
Es una parte fundamental para cualquier deportista. Contamos con ayuda psicológica a través de sesiones individuales y también grupales, porque también es muy importante que el grupo se encuentre bien y todo funcione correctamente. Muchas veces nos centramos en estar bien físicamente, pero luego es mucho más importante la cabeza. Si no funciona, tu cuerpo no funciona. Es un factor muy importante de cara a cumplir nuestros objetivos.

Otro tema importante es la alimentación. ¿Cómo cuidáis este aspecto para que sea lo más saludable posible?
Contamos con nutricionistas que desde hace tiempo nos asesoran. Tenemos citas con ellos y nos crean una dieta adaptada a nuestras demandas, porque entrenamos muchas horas. Tiene que estar todo exactamente medido para que podamos rendir al máximo. También se utilizan medidas de control para comprobar que estamos en forma y garantizar que lleguemos a las competiciones en nuestro mejor estado de salud.
¿Qué objetivos tenéis en la cabeza para París 2024?
Principalmente, mostrar nuestro trabajo, que se vea un equipo luchador, fuerte y que nosotras nos quedemos satisfechas. Ojalá lleguemos a la final olímpica y podamos luchar por una medalla.
¿Cómo os apoyan vuestras familias, de las que lleváis separadas desde los 14 o 15 años?
Están superorgullosas y felices de que ese sueño que tenemos desde pequeñas se esté cumpliendo. Su parte es un poco dura, porque estamos lejos de casa, pero al vernos a nosotras felices, ellos también lo son. Las familias, los amigos y la gente cercana son un apoyo incondicional. Siempre están ahí, en los momentos buenos y en los malos, y eso se agradece muchísimo. Que nos vean cumplir nuestro sueño les ayuda a comprender que todo esto vale la pena.
¿Qué gimnastas son vuestros referentes?
El equipo búlgaro anterior era un conjunto muy unido, especial. De hecho, fueron las campeonas olímpicas. Tenían mucha fuerza, cuando salían, flipabas más que con ningún otro equipo. Coincidimos con ellas en nuestro primer año de senior. También con las italianas, que llevan dos ciclos y algunas gimnastas, tres, algo increíble. Ese conjunto ha conseguido un bronce olímpico y luchará por ganar algo más en estos Juegos. Intentamos ver a todos los equipos para fijarnos en sus puntos fuertes y mejorarlos nosotras.
¿Qué países veis con más posibilidades de ser vuestras rivales?
Bulgaria, Israel, Italia y China son los más fuertes.
¿Qué valores de esta etapa de deportistas de élite creéis que vais a poder aprovechar en vuestra vida futura?
La disciplina, la constancia, el no rendirte, el luchar por tus objetivos, el aprovechar el tiempo. En un futuro también nos ayudará el sentido de responsabilidad y el saber gestionar la presión en momentos importantes. No hay más remedio que salir y hacer el ejercicio. Y, por supuesto, los valores de equipo. Somos un conjunto y conocer a tus compañeras y ponerte en su sitio nos ha enriquecido mucho como gimnastas.
La rítmica es muy dura en cuanto a lesiones. ¿Os han respetado?
La gimnasia te machaca. Es muy sacrificada y por eso nos retiramos a una edad temprana. Las lesiones siempre están ahí y tenemos dolores crónicos con los que hemos aprendido a vivir. El momento de máximo rendimiento, tanto en flexibilidad como en muchas otras cosas, llega cuando eres más joven. A nuestra edad (19 años), empiezas a tener menos flexibilidad de espalda y menos condiciones. Pero, a cambio, ganas en ejecución.
¿Cómo definiríais vuestro estilo de hacer gimnasia rítmica?
Fuerza. Sensibilidad. Expresividad. Lucha.
Esta entrevista se publicó primero en la edición número 19 de Mujeres a Seguir en papel.