Patricia Santos, profesora: “Todas las personas tienen talento, nuestra misión es descubrir cuál es”
La profesora y coordinadora de proyectos de innovación educativa es una de las ganadoras de los XII Premios MAS

Desde 2003, Patricia Santos, ganadora de los XII Premios Mujeres a Seguir en la nueva categoría de Educación, es profesora de Formación Profesional de la red de centros públicos de la Junta de Andalucía, siempre, por elección propia, en centros de barrios con contextos socioculturales complicados. Actualmente imparte clases en el IES Profesor Isidoro Sánchez de Málaga y es jefa de departamento didáctico, así como coordinadora de proyectos de innovación educativa, como el programa FP visible, FP de calidad, que tienen como objetivo mejorar la empleabilidad del alumnado y también la visión social de la FP, una opción hasta hace no mucho como el camino para los que no valían para estudiar. “Yo misma, que era una niña de matrícula de honor, ni sabía que existía la FP. A nadie que tuviera buenas calificaciones y se ajustase bien a un modelo de escuela memorístico se le ocurría decantarse por la formación profesional, que era el lugar al que se mandaba a los niños que molestaban o no cumplían con las expectativas”, explica.
¿En qué consiste el proyecto ‘FP visible, FP de calidad’?
Su origen es otro proyecto que se llamaba ‘Una FP de película’, un ciclo formativo que se hacía sobre profesiones relacionadas con el cine, pero las posibilidades de prácticas eran regulares, así que contactamos con las grandes productoras y montamos una campaña para lograr fondos y conseguir viajar a Los Ángeles. Fue estupendo, hicimos muchos contactos útiles, pero entonces llegó la Covid y todo se vino abajo. Optamos por no rendirnos y decidimos que, si no podíamos ir a Hollywood, Hollywood vendría a nosotros. Montamos un programa online que generó bastante interés, pero con el tiempo decidimos que había que ampliar el programa e incluir otras familias profesionales para trabajar de manera interdisciplinar. Empezamos con imagen e imagen y sonido, y después siguieron hostelería y turismo, sanidad, etcétera. El proyecto ha ido creciendo, aunque siempre con el mismo objetivo, que es mejorar la empleabilidad del alumnado, conectando con las empresas y mejorando las competencias de los estudiantes. Históricamente, la formación de FP no se ha cuidado. Muchos contenidos curriculares luego no se utilizan en la práctica y no se ha contado con la colaboración de los grandes profesionales que tenemos en España para mejorarla.
En un país donde la universidad sigue teniendo más prestigio social, ¿cómo se convence a familias y estudiantes de que la FP también puede ser un camino hacia el éxito?
Desde la FP es más fácil el acceso al mercado laboral, incluso a puestos con mejores retribuciones, y eso está haciendo que muchas familias estén cambiando de opinión. Yo soy madre, y lo que queremos todos los padres es que nuestros hijos vivan bien y sean felices, pero eso ya no implica ir a la universidad. En clase trabajamos un concepto japonés, ikigai, que significa encontrar tu lugar en el mundo. La formación profesional –y esto es algo que nos dicen las cifras, pero también la realidad– es lo que ahora mismo está permitiendo a mucha gente encontrar su lugar en el mundo. En tu vida vas a dedicar tantas horas al trabajo que hacerlo en algo que, además, te apasione es como que te toque la lotería. Todas las personas tienen talento, nuestra misión es descubrir cuál es. Cuando era jovencita decía que no me gustaba hacer deporte y era de las que intentaba esconderse cuando tocaba educación física, pero estudiaba piano y solfeo y un día vi, en el conservatorio, un cartel que decía que se buscaba gente para un equipo de remo. Me apunté y es verdad que los primeros días no era capaz ni de correr, pero a los tres meses hice pódium en el Campeonato de Andalucía y después formé parte del equipo español de remo olímpico. Si no lo hubiera probado, no lo habría sabido. Es importante que el alumnado tenga la posibilidad e investigar y desarrollar sus talentos sin escuchar discursos negativos. Todavía hay muchos prejuicios, pero ahora hay gente haciendo tatuajes que gana más dinero que un médico.
“La formación profesional es lo que ahora está permitiendo a mucha gente encontrar su lugar en el mundo”
¿Qué debería cambiar para que la FP se convierta en una verdadera palanca de igualdad de oportunidades?
Para empezar, la conciencia social de lo que es un buen estudiante. Todos somos diferentes, tenemos diferentes habilidades y formas de aprender. No todas las estrategias de aprendizajes son adecuadas para todo el mundo. Que un alumno no encaje en una metodología no significa que no sea inteligente. Yo doy formación profesional básica y a principio de curso les pregunto a mis alumnos que cómo han llegado hasta ahí. Al 100% le han dicho que lo haga porque no son capaces de sacarse la ESO. Eso puede afectar mucho a un adolescente. Es una etiqueta que es difícil quitarse. Muchos alumnos me han reconocido que se dedicaban a molestar y a hacer de malo en clase porque creían que era lo único que se les daba bien. Deberíamos tener cuidado con lo que decimos y deshacernos de muchos estereotipos. Lo importante es el objetivo que te plantees y poder llegar a él, el camino es lo de menos. En otros lugares de Europa se entiende así, nadie discute que te decantes por un camino más académico o por otro más profesionalizado, de hecho, no tienes ni que elegir uno, puedes salir y entrar de ellos según el momento.
¿Puede la oferta formativa de la FP adaptarse a las necesidades de un mercado laboral tan cambiante como el actual?
Se supone que el nuevo modelo lo va a permitir. La normativa es interesante, por ejemplo, elimina los contenidos preceptivos y permite que el profesorado pueda adaptarlos. Los centros de excelencia, que son centros reconocidos por su labor de impulso por familias profesionales, pueden proponer modificaciones. Pero la realidad va más lenta que la regulación, y en materia educativa, el desarrollo legislativo esta divido entre las comunidades y el Estado, lo que lo complica todo. Creo que hace falta una reflexión profunda sobre la necesidad de no politizar la educación.
¿Qué papel deberían jugar las empresas en el diseño de la FP del futuro?
Se supone que, en el nuevo modelo de formación profesional participan, al menos, sobre el papel. Que se cuente con el profesorado y con las empresas para diseñar los currículums me parece una medida inteligente, pero si eso no aterriza, no servirá para nada.
Si pudiera rediseñar el sistema educativo desde cero, ¿qué tres cosas cambiarías de forma inmediata?
Tengo muy claro que cambiaría el sistema de acceso a la función docente. El mecanismo actual es obsoleto y bastante incoherente. Ninguna empresa se plantearía hacer un proceso de selección para un puesto de trabajo preguntando por otro tipo de habilidades que no tienen nada que ver con ese puesto de trabajo. Para ser periodista no piden hacer cálculos matemáticos, pero a los profesores se nos piden cosas que no tienen que ver con nuestro trabajo. El sistema de acceso a la función docente exige memorística, cuando en realidad ser buen profesor no está relacionado con tu capacidad de memoria. No está mal tenerla, pero no es tan clave como, por ejemplo, la capacidad de adaptación, que con la IA y los cambios tecnológicos parece más importante. Una vez dentro también sería importante tener la posibilidad de desarrollar una carrera profesional. Nuestro sistema funciona gracias al altruismo de la gente. Yo ahora estoy preparando un proyecto de innovación y lo hago en mi tiempo libre, pero entiendo que haya quien no lo haga. Es algo que genera situaciones de desigualdad y no es justo. Y el tercer aspecto que cambiaría sería que la calidad de la enseñanza fuera el foco principal. Actualmente se toman decisiones basadas en otras cuestiones como organización, jornadas, etcétera.
“Todavía hay muchos prejuicios, pero ahora hay gente haciendo tatuajes que gana más dinero que un médico”
¿Qué te resulta más satisfactorio: enseñar en el aula o coordinar proyectos que pueden tener mayor alcance?
Lo que más me llena es el aula. He tenido responsabilidades de otra naturaleza y es verdad que es te permite llegar a más estudiantes, pero no es lo que más me motiva. No voy a decir que la enseñanza sea un mundo Disney, hay días mejores y peores, como en todo, pero el cómputo global es siempre positivo. El alumnado me aporta mucho, me ayuda a crecer, a reflexionar, incluso a cambiar de ideas. No cambiaría el aula por nada.
Si pudieras dar un consejo a una joven que ahora mismo está dudando sobre qué camino seguir, ¿qué le dirías?
Le recomendaría que se diera una oportunidad para saber quién es y qué es lo que le apasiona. También que se permita equivocarse y que no se deje condicionar por lo que la gente diga y tome sus propias decisiones. La vida es caer y levantarse.



