Natalia de Santiago, divulgadora financiera: “A los niños habría que enseñarles finanzas personales en el colegio igual que se les enseña, música, arte o deporte”
La experta en finanzas está empeñada en hacer la educación financiera más accesible y divertida

Ingeniera de formación y financiera por vocación, Natalia de Santiago se convirtió en divulgadora financiera “sin querer”. En 2020 escribió unos artículos sobre finanzas personales en la versión digital de la revista Elle que tuvieron mucha repercusión. “Justo coincidió con la pandemia, y entre los ERTE y la situación, mucha gente empezó a escribirme por Instagram con dudas”, explica. Empezó entonces a hacer directos, subir vídeos a redes y tratar de resolver todas las preguntas que le planteaban. “Pero me di cuenta de que realmente lo que podía contestar a través de las redes sociales o en un artículo era poco. Así surgió la idea de escribir un libro, que fue mi primer libro para adultos, Invierte en ti, que pretendía cubrir los básicos de las finanzas personales”. Desde entonces, esta madre de cinco niñas que reside en Alemania ha escrito otros cuatro: Invierte con poco y Emprende en positivo, y dos volúmenes de la saga infantil M.O.N.E.Y. Academy, el último hace un mes, que han conseguido acercar el mundo de la economía y las finanzas a los más pequeños de la casa.
¿Sabemos en general gestionar nuestras finanzas domésticas?
No, no sabemos. Pero no porque se nos dé mal, sino porque no nos han explicado cómo hacerlo. Igual que nadie nace sabiendo lo que es un logaritmo, pasa lo mismo con las finanzas personales. Además, es algo independiente del nivel de formación o del nivel profesional que tengas, o de tu estatus económico. La falta de educación financiera es prevalente en el mundo entero. Tú puedes ser un médico maravilloso, pero si nunca te han explicado cómo se aplican los conceptos financieros a tu vida personal no vas a saber hacerlo. En universidades como Harvard y Stanford están incluyendo ahora cursos de finanzas personales para sus estudiantes de MBA.
¿Cómo podríamos mejorar esa gestión?
Lo bueno es que ahora mismo hay bastante contenido online y bastantes libros con los que puedes empezar a formarte. Lo que pasa es que hay que tener un poco de cuidado con lo que nos encontramos en la red. Nadie te da la insignia de divulgador financiero, por lo que, como en todos los ámbitos, hay gente hablando de finanzas que está formada y gente que no. Luego, con esto pasa como con el ejercicio, a poco que hagas ya ves beneficios.
“Hay que ahorrar a principios de mes y con premeditación y alevosía. Hay que marcarse una cantidad y no hace falta que sea muy grande. En esto del ahorro y las finanzas la constancia es muchísimo más importante que la cantidad”.
¿En qué tenemos que fijarnos para hacer un buen presupuesto?
Lo primero es que cuadre; o sea, que ingresos menos ahorro sea igual a gastos. Lo digo en este orden porque un cambio de chip muy útil para que las finanzas empiecen a ir mejor es no ver el ahorro como lo que queda en la cuenta a final de mes, sino que sea una cosa que hagamos proactivamente. Igual que si te esperas al final del día para hacer deporte probablemente ya no te quede ni energía ni ganas, si te esperas a final de mes para ahorrar, probablemente ya no te quede dinero. Hay que ahorrar a principios de mes y con premeditación y alevosía. Hay que marcarse una cantidad y no hace falta que sea muy grande. En esto del ahorro y las finanzas la constancia es muchísimo más importante que la cantidad. Volviendo al símil del deporte, de nada vale que corras una maratón un día y luego te quedes en el sillón los otros 364 días. Con el ahorro es igual, más vale ahorrar poco todos los meses que de repente intentar un mes apretarte muchísimo el cinturón y luego desistir porque es demasiado difícil. Si programas una transferencia automática a primeros de mes, no lo tienes que pensar ni te cuesta esfuerzo. Luego, para elaborar un presupuesto, es importantísimo desglosar, o sea, darle una categoría a cada gasto. Todo lo relativo a la casa: la hipoteca, los suministros, el seguro, etcétera. Con el coche lo mismo, y así con todo. Clasificar nuestros gastos por categoría nos da una información más útil y podremos ver realmente dónde se nos va el dinero. Eso nos va a ayudar mucho a planificar. Y hay que sea realista. Esto es como con las dietas, si tú comes mal, raro será que a partir de mañana solo comas brócoli. Por eso, lo más útil para hacer un presupuesto es fijarse en el pasado. Pero no para echarnos la bronca. Mucha gente cree que un presupuesto es para flagelarse por haber gastado. No es así. Hay que coger esa información y planificar a futuro y con tiempo. Si ves que el año pasado gastaste lo que consideras que es mucho en ocio y que las cuentas no te cuadran, ya sabes que este año tienes que recortar ahí.
¿Y qué tenemos que hacer para garantizarnos una buena pensión? ¿Contratar planes de pensiones o ahorrar todo lo posible?
De nuevo, lo importante es empezar pronto. Es más importante el tiempo que la cantidad. Cuando me preguntan cuándo deberíamos empezar a ahorrar para la jubilación siempre digo lo mismo: ayer. Aunque seas muy joven, empieza cuanto antes, incluso con cantidades pequeñas. También es importante elegir un producto de ahorro de inversión, el que sea, que nos dé interés compuesto; es decir, que nos vaya dando rentabilidad y dejar que esa rentabilidad se ahorre en lugar de ir sacándola y gastándonosla. Esa es la clave del ahorro a largo plazo, no dejarlo en la cuenta, porque en ese caso se lo va a comer la inflación. Hay que ponerlo en productos de ahorro de inversión que nos vayan dando interés compuesto para que nuestro dinero vaya trabajando por nosotros.
¿Son las criptomonedas una buena inversión?
Pueden serlo, pero son una inversión de muy alto riesgo. Para empezar, lo puedes perder todo. Son muy volátiles, tienen subidas y bajadas muy fuertes. Por ejemplo, para ahorrar para la jubilación no es un producto muy indicado. Si queremos invertir en criptomonedas siempre hay que hacerlo con cantidades pequeñas, con las que podamos asumir ese riesgo, porque si va mal no nos van a romper nuestros planes de futuro.
¿Cómo podemos enseñar a los niños a manejar el dinero?
Por un lado, podemos enseñarles hábitos como el ahorro y que aprendan a planificarse o a abrir su primera cuenta en el banco. Desde bien pequeños se les puede enseñar con herramientas tan clásicas como la hucha y la paga. Lo que pasa es que el sistema financiero y la economía son cada vez más complejos y hay otras cosas que conviene saber al llegar a la vida adulta, como qué es el tipo de interés, cómo se calcula un préstamo o cómo funciona una hipoteca. Cosas que si todos hubiéramos sabido, nos hubieran ahorrado seguro muchos disgustos. Sobre estas cuestiones un poco más sofisticadas primero debemos formarnos nosotros. Siempre digo que la mejor forma de educar a nuestros hijos en finanzas es formarnos nosotros primero. También hay libros como los míos que les enseñan estos conceptos de forma sencilla y adaptada a su edad. El objetivo es que se vayan familiarizando con ellos, para que el día que lleguen a la universidad o a su primer trabajo no les pillen por sorpresa.
“Cuando me preguntan cuándo deberíamos empezar a ahorrar para la jubilación siempre digo lo mismo: ayer. Aunque seas muy joven, empieza cuanto antes”.
¿Cuándo debería empezar la educación financiera?
Debería empezar desde bien pequeñitos en el colegio. A los niños habría que enseñarles finanzas personales en el colegio igual que se les enseña, música, arte o deporte. Pero como eso todavía no es así, nos tenemos que encargar nosotros, los padres. Podemos empezar con 6 o 7 años con la paga y la hucha, y a los 9 o 10 años introducirles cosas un poquito más complejas.
¿Existen diferencias entre niñas y niños con la educación financiera?
Existen y es algo muy preocupante. Pasa en todo el mundo, da igual si se trata de países más o menos desarrollados. Las mujeres tenemos niveles inferiores de educación financiera y esto tiene un gran impacto en nuestra vida, porque, además, sigue habiendo una brecha salarial importante, especialmente a partir de la maternidad. Que ganemos menos también significa que cotizamos menos, lo que se traduce en jubilaciones más bajas. De media las mujeres tenemos unas pensiones un 20 o 30% inferiores a las de los hombres. Y si a todo esto le sumas que la falta de educación financiera hace que invirtamos menos, el resultado es que generamos menos riquezas que los hombres. También hay menos emprendedoras. Además, las mujeres somos más precavidas. Eso no es malo de por sí, pero necesitamos un nivel de educación superior para atrevernos a participar en nuestras finanzas. Los hombres, aunque no sepan, se lanzan. Quizá a veces sea una osadía, pero al final es en su beneficio, porque obtienen más rentabilidad. Es esencial educar a las mujeres, tanto a las niñas como a las adultas, para cerrar esta brecha.