El 20% de las mujeres renunciaría a cinco años de vida a cambio de la belleza
Las mujeres están dispuestas a pagar un precio desorbitado por el llamado ‘privilegio de la belleza’

En uno de los primeros capítulos de la serie Fleabag, la protagonista acude a una conferencia feminista que arranca con una pregunta: “¿Cuántas de vosotras estaríais dispuestas a renunciar a cinco años de vuestra vida a cambio del llamado cuerpo perfecto?” En la ficción, la protagonista y su hermana son las únicas que, sin dudar un segundo, levantan la mano, bajo la mirada crítica del resto de la sala. “Somos malas feministas”, concluyen ellas, avergonzadas y encogidas en sus sillas. En la vida real, sin embargo, parece que Fleabag y su hermana no estarían tan solas. Según un estudio recientemente publicado por Dove, una de cada cinco mujeres estaría dispuesta a renunciar a un lustro de vida para alcanzar su talla o su aspecto ideal.
El número de mujeres que cambiarían tiempo de vida por acercarse a su ideal de belleza (o más bien el ideal de belleza de la sociedad) aumenta si el sacrificio requerido fuese algo menor. En concreto, dos de cada cinco se plantearían renunciar a un año de vida. En el caso de las más jóvenes (entre los 18 y los 24 años) o de mujeres con baja autoestima, ese porcentaje aumenta hasta la mitad.
Coincidiendo con el veinte aniversario de su Campaña por la belleza real, Dove ha llevado a cabo una macroencuesta (han participado 33.000 personas en una veintena de países) para entender cómo han cambiado nuestras ideas sobre la belleza y cómo se han visto influenciadas por la tecnología, en particular, por el explosivo crecimiento de los medios sociales. La conclusión es que, lejos de mejorar, las cosas han empeorado en muchos sentidos. Pese al impulso de movimientos como el body positive y la cultura del bienestar y al esfuerzo de algunas marcas por incluir algo más de diversidad en sus campañas, el porcentaje de mujeres que dicen sentirse seguras respecto a su aspecto físico ha caído desde el 62% de 2016 al 54% de 2024.
“La belleza –a menudo determinada por la delgadez, la juventud, una piel limpia y una miríada de otros estrictos requisitos— se ha convertido en una moneda de cambio poderosa, una que la gente siente que le abrirá más puertas”, indica el informe. En concreto, el 61% de las mujeres consideran hoy que las guapas tienen mejores oportunidades en la vida (frente al 46% de 2004). “En el último par de años, esta línea de pensamiento se ha articulado en las esferas online como el ‘privilegio de la belleza’, una expresión utilizada para describir los muchos beneficios sociales y materiales asociados con el atractivo físico. En una sociedad en la que la belleza tiene tanto que ver con la supervivencia y el éxito como con la estética, las mujeres y las niñas están dispuestas a tomar medidas drásticas para alcanzar sus objetivos de belleza”.
Numerosos estudios confirman que existe un sesgo a favor de las personas consideradas atractivas, porque tendemos a vincular el atributo de la belleza con otros de tipo moral o relacionados con el carácter. De manera inconsciente, relacionamos la delgadez y la simetría facial con la salud, la sociabilidad, la inteligencia o la confianza en uno mismo.
Sin embargo, el concepto ‘privilegio de la belleza’ resulta, a juicio de la profesora Phillippa Diedrichs, profesora de Psicología en la Universidad de West of England y experta en imagen corporal y salud mental, “problemático, porque implica que las mujeres que son ‘convencionalmente atractivas’ están exentas de presiones sociales. Es importante recordar que incluso aquellas que se adecúan o están cerca de los ideales de belleza mainstream son susceptibles de tener baja autoestima corporal y de sufrir las presiones asociadas a la adecuación a una cierta imagen de la belleza”.
Las propias mujeres identifican las principales fuentes de esa presión que, sin ser conscientes, asumimos como autoexigencia; a saber: los medios (27%), la industria de la belleza (27%) y las redes sociales (24%), seguidas, a algo de distancia, por las apps de dietas o dispositivos de control (16%), los padres (15%) y los amigos (14%).
Belleza e IA: del retoque fotográfico a la ciencia ficción
Si las mujeres se plantean llegar tan lejos como a renunciar a años de vida por parecerse más a las modelos, no sorprende que el 20% de ellas admitan también su disposición a renunciar a su inteligencia o al trabajo de sus sueños en favor de su aspecto. Y no parece que las nuevas generaciones sientan menos esa presión: tres de cada diez niñas dicen que sacrificarían las buenas notas para ser más guapas.
Es probable que esas niñas tengan, además, que enfrentarse a unos modelos de belleza todavía más crueles que los actuales. Si la aparición primero del Photoshop y luego de los filtros aumentaron la distancia entre la realidad y unos ideales cada vez más inalcanzables, la llegada de la inteligencia artificial sitúa a la belleza directamente en otro plano: el de la ficción.
Si las mujeres se plantean llegar tan lejos como a renunciar a años de vida por parecerse más a las modelos, no sorprende que el 20% de ellas admitan también su disposición a renunciar a su inteligencia o al trabajo de sus sueños en favor de su aspecto
Una de las primeras ejecuciones de la citada Campaña por la belleza real, el spot Evolution, mostraba el proceso de producción de una campaña de publicidad, con todo el trabajo de retoque y edición de imágenes que implica. Casi dos décadas después, Dove ha anunciado su compromiso de no usar jamás la IA (a la que califica como “una de las mayores amenazas para la belleza real de los últimos veinte años”) para crear o distorsionar la imagen de personas en su publicidad.