La menstruación obliga a Wimbledon a cambiar una de sus tradiciones más arraigadas
Tras años de protestas, las jugadoras ya no están obligadas a usar ropa interior blanca en sus partidos

Esta semana ha arrancado una nueva edición de Wimbledon, el torneo de tenis más antiguo y prestigioso del mundo. Probablemente es también el más apegado a las tradiciones. Una de sus reglas más conocidas es que todos los jugadores deben vestir completamente de blanco, lo que históricamente ha generado quebraderos de cabeza a las tenistas a las que les tocaba competir durante la menstruación. Bien, pues desde ahora, el All England Club permitirá que las jugadoras puedan llevar ropa interior oscura debajo de la falda (que tendrá que ser blanca, eso no cambia) para sentirse más cómodas. Las primeras en hacerlo han sido la bielorrusa Victoria Azarenka, la checa Linda Fruhvirtova y la estadounidense Peyton Stearns, que han lucido shorts negros bajo su falda en sus primeros encuentros.
Algunas participantes y grupos feministas llevan años reclamando esta medida, argumentando que la posibilidad de manchar la ropa suponía una preocupación innecesaria durante los partidos. En 2007, la rusa Tatiana Golovin jugó sus dos encuentros en el grand slam con un culotte rojo bajo la falda. La organización no actuó contra ella. El año pasado hubo protestas en la puerta del torneo londinense bajo el lema Address the dress code, un juego de palabra que podría traducirse como Actualicen el código de vestimenta.
La regla de vestir de blanco es una de las principales señas de identidad de Wimbledon. Hasta 1963 era simplemente una recomendación, pero a partir de ese año se convirtió en una norma de obligado cumplimiento. Desde entonces varios jugadores han criticado esta imposición. A finales de los ochenta, André Agassi se negó a participar en varias ediciones en protesta por la regla. Más recientemente, tenistas como Roger Federer o Nick Kyrgios han recibido amonestaciones por usar zapatillas o gorras de otros colores durante o después de sus partidos. En los últimos años la norma se ha ido relajando un poco, sobre todo en atención a los patrocinadores, y la organización ahora permite, por ejemplo, que los jugadores luzcan algún logo de color siempre que no sea demasiado llamativo.