Menos culos: ha llegado el momento de acabar con el sexismo en las retransmisiones deportivas
En determinadas disciplinas, las televisiones siguen dedicando una desmesurada atención al cuerpo de las atletas

La cosificación de las mujeres deportistas es una realidad con la que las profesionales de disciplinas como el vóley, el balonmano, la gimnasia o el tenis tienen que lidiar a diario, aunque solo se convierta en noticia cuando alguna de ellas decide revelarse y protestar contra esa costumbre de convertirlas en objetos sexuales. Es lo que pasó el año pasado cuando las jugadoras de la selección noruega de balonmano playa fueron sancionadas por la Federación Europea. El motivo: usar pantalones cortos en vez del bikini reglamentario en una competición. Se llevaron la multa, pero su reivindicación logró el objetivo, ya que el organismo acabó aprobando una nueva normativa que permite a las mujeres usar también shorts similares a los que utilizan los hombres. Poco antes, algunas atletas del equipo alemán de gimnasia artística habían ocupado titulares al decidir llevar maillots que les cubrían las piernas en varias competiciones.
Hace unos años, la Federación Mundial de Bádminton llegó a aprobar un nuevo reglamento que estipulaba que las jugadoras del circuito internacional debían llevar falda o vestido con el peregrino argumento de que estas prendas “harían más atractivo el deporte". Ante el revuelo que se montó, el organismo tuvo que dar marcha atrás. Antes, la Federación Internacional de Baloncesto ya había propuesto (afortunadamente, también sin éxito) estrechar los uniformes de sus jugadoras para que quedaran más pegados al cuerpo. “Son unas grandes atletas, pero también unas atletas muy hermosas, y no hay razones para no mostrarlo”, llegó a defender su secretario general.
El problema está en la ropa que se obliga a llevar a las deportistas, pero también en la cobertura mediática que se hace de algunas competiciones. Los medios no solo conceden mucho menos tiempo al deporte femenino, sino que, además, dedican una injustificable atención, sobre todo en el caso de las retransmisiones televisivas, al cuerpo de las atletas.

En consecuencias, las mujeres tienen diez veces más probabilidades que los hombres de ser cosificadas por los medios. La marca de belleza Lux, propiedad de Unilever, ha lanzado una campaña que denuncia la utilización de ángulos abusivos y primeros planos del cuerpo de las deportistas en televisión. La iniciativa, desarrollada en colaboración con la agencia creativa Wunderman Thompson Singapur, parte de un ejemplo real, un torneo de voleibol celebrado en Sudáfrica, el Durban Open. El evento fue retransmitido en directo por SABC, la televisión pública sudafricana, llegando a una audiencia estimada de 19,7 millones de espectadores. La emisión incluyó nada menos que un 17% de planos de traseros y un 20% de planos de pechos. Lamentablemente, no se trata de un caso aislado: en los Juegos de Tokio se registraron 2.500 imágenes que cosificaban a las mujeres.

Las jugadoras participantes en el Durban Open llevaban unos códigos QR en los uniformes que, al ser escaneados, dirigían a los espectadores a una película creada por Lux en la que algunas deportistas piden a las cadenas que cambien el ángulo desde el que se las retrata.
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