‘The menstrual gap’, el documental que lucha por la justicia menstrual
Se calcula que más de 500 millones de mujeres y niñas en el mundo (también en España) no tienen cubiertas sus necesidades básicas de higiene íntima
Cuando a Toma le vino por primera vez la regla, se puso a llorar. Nadie le había hablado de la menstruación y pensaba que le pasaba algo malo. Su prima, que estaba con ella, le dijo que era normal, la tranquilizó y le dio una compresa. Pero ella no se quedó muy convencida y lo mantuvo en secreto durante casi un año. Ni siquiera le dijo a su madre que le había venido la regla. Toma, que ahora tiene 14 años y vive en Kibera (Kenia), uno de los slums más grandes del mundo, junto con su progenitora, dos hermanas y un hermano, es la protagonista de The menstrual gap (La brecha menstrual), un corto sobre la pobreza menstrual realizado por la firma de productos de higiene menstrual Intimina y la oenegé Save a Girl Save a Generation.
Su historia es la de muchas mujeres y niñas en todo el mundo (se calcula que unos 500 millones) que cada mes se enfrentan a serias dificultades cuando llega la menstruación. En Kenia, por ejemplo, el 65% de las mujeres no tienen acceso a productos de higiene íntima, sea por falta de recursos económicos o simplemente por desconocimiento. “Cuando se habla de pobreza menstrual pensamos en la falta de acceso a productos de higiene femenina, pero también se refiere la falta de instalaciones sanitarias, de agua e incluso de información”, explica Pilar Ruiz, directora de marketing de Intimina.
La experiencia de Toma demuestra hasta qué punto la menstruación sigue siendo un tabú en muchos lugares. Como ella, otras jóvenes ocultan la regla o no quieren ir al colegio porque les da vergüenza que los demás sepan que sangran esos días. “Hay niñas que lo ocultan porque significa que te has hecho mayor y ya estás lista para casarte”, asegura Hayat Traspas, cofundadora de Save a Girl Save a Generation y una de las ganadoras de la última edición de los Premios MAS.
El precio que en muchos lugares se paga por los productos de higiene mensual es elevadisímo. La familia de Toma, por ejemplo, ingresa unos 20 dólares al mes y un paquete de compresas cuesta allí en torno a 70 centavos. Si en una familia hay varias mujeres, el gasto es inasumible. Así, estos productos básicos se convierten casi un lujo, y hay chicas que se ven forzadas a dejar sus estudios, aceptar matrimonios forzados e incluso recurrir a la prostitución para conseguirlos. “El 10% de las adolescentes en Kenia se ven obligadas a mantener relaciones sexuales a cambio de productos de higiene menstrual”, indica Traspas. “Las niñas lo hacen para ayudar a sus familias”. En algunos casos, abusan de ellas los comerciantes, en otros es algún familiar o amigo el que se aprovecha de la situación. “Las niñas callan para proteger a sus familias o porque sencillamente no saben que pueden decir que no”.
La esperanza son asociaciones como Superb CBO, una organización feminista con base en Nairobi que trabaja para educar sobre salud menstrual a las chicas y empoderarlas. Su responsable, Yasmin Mohammed, sufrió en sus propias carnes el problema. Ella acabó quedándose embarazada a los 16 años a consecuencia de la pobreza menstrual y puso en marcha la asociación para evitar que su hija y otras chicas vivieran lo mismo.
La pobreza menstrual no es un problema exclusivo de África ni de los países en vías de desarrollo. Aquí en España también existe. Laura Labrador, maestra y activista, puso en marcha hace unos años una petición popular exigiendo medidas para acabar con ella. “Si el 20% de las mujeres sufren pobreza, el 20% de las mujeres sufren pobreza menstrual”, aseguró durante el coloquio que siguió a la proyección del corto en Madrid. Ella tomó conciencia al darse cuenta de que había niñas en su colegio que utilizaban la misma compresa durante todo el día o que recurrían a trapos o calcetines. “Si la menstruación es un proceso fisiológico más, ¿por qué en un baño las chicas tienen papel higiénico o jabón para lavarse las manos, pero no este tipo de productos?”, se preguntó. Labrador valora de forma positiva la bajada del IVA a los productos de higiene mensual prometida por el Gobierno, aunque asegura que se llega con mucho retraso. “El acceso a los productos de higiene menstrual es un derecho básico y hasta hace poco la clase política y la mayor parte de la población no se había dado cuenta”.
Durante el próximo mes, cada vez que se comparta el cortometraje, Intimina donará un euro a la ONG Save a Girl Save a Generation
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