Los cinco países más peligrosos del mundo para ser niña
Las guerras, la pobreza y las catástrofes elevan el riesgo en algunos lugares a niveles imposibles
Nacer niña en muchos lugares del mundo supone, desde el primer momento de su existencia, estar en peligro. Actualmente, 130 millones de niñas no están escolarizadas. Cada año, 12 millones de niñas pequeñas se casan y alrededor del 15% de todas las jóvenes dan a luz antes de los 18 años, la mayoría de ellas en países de renta baja. Esto es especialmente preocupante si se tiene en cuenta que la principal causa de muerte de las chicas de 15 a 19 años en todo el mundo son las complicaciones derivadas del embarazo y el parto.
La pobreza, los conflictos y las catástrofes llevan, además, el riesgo para ellas a otro nivel. Durante 2021, cinco países en el mundo han sido considerados por la oenegé World Vision como los cinco más peligrosos para nacer niña:
Malí: La situación en la vecina Malí no es mejor. El conflicto en curso ha provocado el continuo deterioro de los derechos humanos de la población. Las principales víctimas son las niñas que, como consecuencia, están constantemente expuestas a la violencia y los abusos, lo que hace que para muchas de ellas no sea seguro ir a la escuela. La desprotección de las niñas se ve agravada por el hecho de que Malí es uno de los últimos países africanos que no cuenta con una legislación nacional que prohíba la mutilación genital femenina. Esto provoca que el 83% de las niñas sean mutiladas antes de los 15 años y que casi la mitad de las niñas se casen antes de cumplir los 18 años.
Sudán del Sur: Plagado de conflictos internos desde hace casi una década, el país más nuevo del mundo se ha enfrentado a repetidas crisis de hambre. El número de personas que pasan hambre ha aumentado un 50% en diez años, con 7,2 millones actualmente al borde de la hambruna. Las mujeres y las niñas se enfrentan a una doble carga. Las niñas que pasan hambre tienen más probabilidades de no ir a la escuela y son vulnerables al matrimonio forzado y a la trata de personas. En 2017, Unicef descubrió que solo el 24% de las niñas en edad de asistir a la escuela primaria en Sudán del Sur estaban escolarizadas, lo que convierte al país en uno de los lugares más duros para nacer mujer.
Yemen: La guerra en Yemen ha provocado la mayor crisis humanitaria del mundo, con más del 80% del país necesitando ayuda desesperadamente. Las mujeres y las niñas sufren aquí de forma desproporcionada y se ven afectadas por un acceso inadecuado a la atención sanitaria, la alimentación y la educación, además de por una sociedad profundamente patriarcal que las deja sin apenas protección. Solo la mitad de las instalaciones sanitarias de Yemen están en funcionamiento y solo el 20% ofrece algún tipo de servicio de salud materno-infantil. A esto se suma el dramático aumento (63%) de las violaciones y otras agresiones selectivas contra las mujeres desde que comenzó la guerra.
República Democrática del Congo (RDC): Tras décadas de conflicto interno e inestabilidad, las niñas de la RDC tienen muchas más probabilidades de ser víctimas de la violencia de género, como la violación, la esclavitud sexual, la trata, el matrimonio infantil y la explotación sexual, que muchos otros países de la región. Alrededor del 29% de las niñas se casan antes de cumplir los 18 años, lo que a menudo provoca embarazos precoces, aislamiento social y falta de acceso a la educación. Desde World Vision, presente en la provincia de Kivu del Sur, han corroborado como la mayoría de las adolescentes con las que trabajan habían sufrido violencia sexual, física o emocional.
La oenegé ha creado la serie de libros Historias de niñasque se atrevieron a soñar para concienciar sobre los problemas a los que se enfrentan las niñas de todo el mundo y para destacar la fuerza y la determinación de muchas jóvenes poderosas. “Todos los niños y niñas merecen la oportunidad de perseguir y alcanzar sus sueños. Cuando se empodera a una niña, esta se convierte en un catalizador del cambio positivo cuyo éxito beneficia a todos los que la rodean. Ahora mismo hay muchas niñas valientes, como las que aparecen en este libro, que luchan por sus derechos básicos. Son artífices de la transformación y están revolucionando el mundo”, indica Eloisa Molina, coordinadora de comunicación de World Vision.