La asesina más prolífica de todos los tiempos
Giulia Tofana ayudó a acabar con la vida de más de 600 hombres

Es probable que su nombre no te suene de nada, pero Giulia Tofana fue una de las asesinas más prolíficas de todos los tiempos. O más bien facilitadora de crímenes, porque realmente no era ella quien los ejecutaba. Tofana creó un veneno indetectable (compuesto básicamente por arsénico, plomo y belladona) llamado Aqua Tofana y se lo vendía a mujeres que querían deshacerse de sus maridos.
Tofana vivió en Palermo en un siglo, el XVII, en el que el divorcio era totalmente impensable. Cuando una mujer contraía matrimonio era para toda la vida. Muchas de esas uniones eran de conveniencia y era habitual que no resultaran matrimonios precisamente felices. En la mayoría de los casos, la única solución para quedar libres del yugo marital era enviudar. Y ahí es donde entraba Giulia Tofana. Las mujeres solo tenían que añadir unas gotas de su veneno en la comida o bebida de los maridos para que estos enfermaran y finalmente murieran.
Según algunas versiones, es posible que la receta de Aqua Tofana fuese realmente de su madre, Thofania d'Adamo, que murió ejecutada acusada de haber asesinado a su esposo precisamente envenenándolo. Giulia también instruyó a su hija para que la ayudase con el negocio familiar. Juntas se mudaron a Roma, donde reclutaron a más mujeres para fabricar y comercializar el veneno. Para no levantar sospechas, lo distribuían en recipientes de maquillaje o frascos para almacenar agua bendita, que además decoraban con la imagen de algún santo, generalmente San Nicolás.
La noticia del remedio para acabar con maridos indeseables corrió como la pólvora y eran bastantes las mujeres que recomendaron el Aqua Tofana a sus amigas. El negocio fue todo un éxito durante cerca de veinte años. Hasta que fue descubierta. Se dice que la descubrió una de sus clientas, que cuando estaba a punto de servirle un plato de sopa envenenada a su marido se arrepintió y lo confesó todo. Incluida la identidad de Tofana.
Descubiertas y perseguidas por las autoridades, Tofana y su hija intentaron refugiarse en una iglesia. Pero, ante el revuelo generado, pronto fueron entregadas a las autoridades papales, que las torturaron hasta obtener una confesión. Giulia Tofana reconoció haber provocado la muerte de unos 600 hombres solo en Roma entre 1633 y 1651, aunque es posible que el número fuera mayor. Ella fue acusada de brujería y envenenamiento, y ejecutada en julio de 1659 en el Campo de Fiori de Roma junto a su hija y tres de sus trabajadoras. Tras su muerte, el cuerpo fue arrojado sobre el muro de la iglesia que la había acogido. Algunas de sus clientas corrieron su misma suerte y fueron ejecutadas, otras fueron encarceladas. La cifra concreta de maridos con los que acabó el veneno será para siempre un misterio.