“Los síntomas del infarto dan la cara de manera distinta en hombres y mujeres”
Sara Cogliati investiga en el CNIC tratamientos más eficaces contra la enfermedad en mujeres

Licenciada en Biotecnología por la Universidad Milano-Bicocca, Sara Cogliati se incorporó en 2013 al Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC). Allí estudia las diferencias de género en las enfermedades cardiovasculares para buscar tratamientos más eficaces a la insuficiencia cardíaca en mujeres. Por ese trabajo ha sido una de las premiadas este año en los premios L’Oréal-Unesco For Women in Science. Su enfoque es bastante novedoso. “Hasta hace muy poco se pensaba que las enfermedades cardiovasculares eran un problema de hombres. Pero, realmente, las estadísticas europeas nos dicen lo contrario”, explica. “En Europa se calcula que alrededor del 52% de las mujeres padecen de enfermedades cardiovasculares, frente al 42% de los hombres. Sobre todo en la fase de la menopausia, las mujeres son más propensas a desarrollarlas. El tema del género en este tipo de enfermedades es fundamental, porque las características de la enfermedad son distintas en función de él. Las mujeres, por ejemplo, padecen más de tensión alta y después del primer infarto de miocardio tienen más posibilidades que los hombres de desarrollar una insuficiencia cardíaca con un pronóstico negativo. Además, los síntomas dan la cara de manera distinta en hombres y mujeres. Hay un cuadro diferente que es importante conocer para determinar la terapia correcta. Uno de los síntomas clásicos del infarto de miocardio en los hombres es que les baje dolor por el brazo. En las mujeres esto no pasa. En el caso de ellas hay más dolor o presión en el pecho y mareos o vómitos. A veces ocurre que los médicos no asocian estos síntomas enseguida con el infarto”.
¿Por qué la mayoría de tratamientos para enfermedades cardiovasculares se han estudiado en hombres?
Cuando utilizas un modelo masculino para experimentar en biología, eliminas variables, básicamente, las hormonas y las fluctuaciones hormonales de las mujeres. Por eso en los estudios es muchas veces más fácil ceñirse al modelo masculino. Pero realmente se pueden aislar los factores hormonales y las fluctuaciones de las mujeres. Es más complicado, pero se puede hacer. De hecho, ya se está haciendo.
Tu investigación es un ejemplo. ¿En qué fase se encuentra?
Estamos empezando a identificar las diferencias. Lo de desarrollar una terapia a partir de los hallazgos será algo a más largo plazo. Tenemos datos preliminares y seguramente el premio de L’Oréal me ayudará a entrar más en detalle y a avanzar en la investigación. En primer lugar tenemos que identificar los mecanismos moleculares, es decir, cómo funciona la máquina y qué pasa cuando se estropea. Si no se conocen las diferencias entre mujeres y hombres eso se traduce en problemas clínicos. Además, ahora hay nuevos factores de riesgo. Actualmente las mujeres fuman mucho más que hace años, por lo que tienen más posibilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular. También se investiga cada vez más con perspectiva de género otras patologías como la diabetes o el cáncer de hígado. Por ejemplo, Guadalupe Sabio, una investigadora de nuestro centro [y una de las ganadoras de los Premios Mujeres a Seguir 2019], ha publicado sus resultados sobre las diferencias entre hombre y mujeres a la hora de desarrollar cáncer hepático.
Has mencionado los factores de riesgo. ¿Son también diferentes entre mujeres y hombres?
Son los mismos para todos: fumar, llevar una vida sedentaria, el estrés, comer mal, tener un nivel de colesterol elevado, etcétera. Sí que es cierto que la mujer tiene tendencia a padecer más enfermedades cardiovasculares llegada una cierta edad. Después de la menopausia hay un cambio hormonal importante y debemos prestar más atención. Para mantener una buena salud cardiovascular es muy importante controlar la alimentación y no llevar una vida sedentaria, pero también lo es la salud emocional. Se ha demostrado que los altos niveles de estrés son dañinos. Tenemos que llevar una vida lo más tranquila posible y, por supuesto, no fumar en absoluto.
Ahora se habla mucho de qué hacer para que las niñas se interesen por las carreras STEM.¿Cómo crees tú que se puede acabar con la brecha de género?
Creo que lo más importante es llevar los ejemplos positivos a las niñas, que les llegue el mensaje de científicas brillantes y de sus proyectos a través de los medios igual que les llegan los de un cantante famoso o una actriz. La visibilidad es esencial. También nosotras somos responsables de llevar ese ejemplo a las niñas. Para mí, una científica referente es Rita Levi-Montalcini, una premio Nobel italiana que dedicó toda su vida a la ciencia. Cuando se jubiló se dedicó a apadrinar y a empoderar a mujeres en la ciencia, sobre todo, en los países en desarrollo. Cada vez hay más programas que fomentan la curiosidad de las niñas por estas áreas, y prender la chispa de la curiosidad es el primer paso para que sean más las que se interesen por la ciencia.