El escándalo de sobornos para entrar en universidades de élite que involucra a actrices, influencers y empresarios
Felicity Huffman y Lori Loughlin son dos de las acusadas de pagar y mentir para que sus hijos entraran en prestigiosos centros

El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha implicado a medio centenar de personas en lo que describe como el mayor fraude del sistema de admisión a la universidad que han investigado nunca. La mayoría son padres y madres acusados de pagar sobornos y organizar trampas para garantizar la entrada de sus hijos a las universidades más prestigiosas del país: Georgetown, Yale, Stanford, Southern California o UCLA, entre otras. Algunos de ellos ya han sido detenidos. Es el caso la nominada al Oscar Felicity Huffman, conocida por la serie Mujeres Desesperadas, en libertad tras pagar una fianza de 250.000 dólares. Otra de las caras conocidas acusadas es la también actriz Lori Loughlin (Padres Forzosos).
La trama fue descubierta accidentalmente por el FBI durante una operación encubierta que no tenía nada que ver hace casi un año. El organizador de todo es William Singer, una suerte de consejero que ha hecho de ayudar a los jóvenes a entrar en la universidad su carrera. Le acusan de haber cobrado 25 millones de dólares entre 2011 y 2018, gastando una parte en sobornos a entrenadores universitarios y oficiales de admisiones para que le ayudaran a amañar el proceso, y quedándose el resto. Disfrazaba, además, los sobornos de donaciones, a través de la organización Key Worldwide Foundation, de modo que los padres pudieran también deducirse los impuestos.
Singer fue ayer formalmente acusado de asociación delictiva, lavado de dinero y obstrucción a la justicia. En su comparecencia ante la corte federal se declaró culpable. Las autoridades indican que lleva desde septiembre cooperando con ellos. Aunque al parecer tampoco en esto ha jugado del todo limpio: un mes después de haber empezado a colaborar con la investigación, alertó a algunos de los implicados, de ahí el cargo de obstrucción a la justicia.
También serán procesados cerca de veinte miembros del personal universitario. Eso de momento, porque la investigación sigue en marcha y podría haber más detenidos. Ya lo ha sido, por ejemplo, el entrenador de fútbol femenino de Yale, que presuntamente aceptó un soborno de 400.000 dólares a cambio de recomendar que una estudiante fuera fichada por sus dotes futbolísticas, a pesar de que la chica no jugaba al fútbol. Los padres de la joven en cuestión se gastaron 1,2 millones de dólares para garantizar que su hija entrara en Yale. Los investigadores también aseguran que el antiguo responsable de tenis de Georgetown se embolsó 950.000 dólares por promocionar a varios estudiantes como potenciales fichajes para el equipo de tenis falsificando sus méritos deportivos.
Es la trampa a la que recurrieron la actriz Lori Loughlin y su marido, el diseñador Mossimo Giannulli. La pareja pagó medio millón de dólares (los fiscales dicen contar con correos de Louglin preparando el engaño) para que sus dos hijas fueran supuestamente reclutadas para el equipo de remo en la Universidad de Southern California, del que no forman parte. Primero lo hicieron con la mayor, Isabella. Utilizaron fotos de ella en el gimnasio para justificar su preparación como experta remera (no hay constancia de que ninguna haya remado a nivel competición). Como la estrategia les funcionó, repitieron con su hija pequeña, la influencer Olivia Giannulli, que aparece aquí un post de Instagram (patrocinado, por cierto, por Amazon) anunciando su entrada en la universidad:
Ver esta publicación en InstagramOfficially a college student! It’s been a few weeks since I moved into my dorm and I absolutely love it. I got everything I needed from Amazon with @primestudent and had it all shipped to me in just two-days. #ad #primestudent #allonamazon Una publicación compartida de OLIVIA JADE (@oliviajade) el
Además de falsificar las credenciales atléticas de los chicos, Singer también organizaba trampas en los exámenes de acceso. En algunos casos pagaban a Mark Riddell, un hombre de California de 36 años, para que se presentara a los exámenes en lugar de los estudiantes (Riddel se ha declarado ya culpable). También han sido implicados algunos responsables de controlar las pruebas de selectividad, a los que acusan de haber aceptado sobornos a cambio de facilitar a los estudiantes las respuestas antes de los exámenes o directamente cambiar sus respuestas después. Felicity Huffman está acusada de haber hecho un pago de 15.000 dólares –disfrazado de donación a la Key Worlwide Foundation— para que alguien corrigiera las repuestas del examen de su hija mayor, cuyo padre es el también actor William H. Macy. Al parecer, planeaban hacerlo también con la pequeña, aunque el escándalo ha saltado antes.
El Departamento de Justicia ha decidido imputar a los progenitores, no a los estudiantes, porque consideran que son los actores principales de la trama. En ese listado de madres y padres, que los investigadores describen como “un catálogo de riqueza y privilegio” hay gente menos popular, pero ciertamente poderosa: empresarios, consejeros delegados, socios de fondos de inversión y de despachos de abogados. Entre ellos, William McGlashan, socio de la firma TPG Growth, uno de los principales inversores de Uber y Spotify. Al parecer, él y Singer acordaron presentar a su hijo como refuerzo para el equipo de fútbol de la University of Southern California, a pesar de que en su instituto no había ni equipo de fútbol. Lo solucionaron haciendo un montaje de Photoshop para colocar la cabeza del chico sobre el cuerpo de un futbolista. También han sido señaladas Elisabeth Kimmel, propietaria de Midwest Television, y Jane Buckingham, fundadora de la consultora Trendera y autora de la serie de libros, convertida hace unos años en serie de televisión, The Modern Girl’s Guide. “No puede haber un sistema de admisiones distinto para los ricos, y añadiré que tampoco habrá un sistema de justicia criminal diferente”, ha declarado el fiscal federal Andrew Lelling.