La historia de la primera mujer negra que se presentó a la presidencia de los Estados Unidos
Antes de Kamala Harris estuvo Shirley Chisholm

La senadora demócrata californiana Kamala Harris anunció ayer su precandidatura a las elecciones presidenciales de 2020. El que Harris, exfiscal de 54 años, hija de padre jamaicano y madre india, eligiera la festividad de Martin Luther King para anunciar su intención de enfrentarse a Donald Trump no es casual, aunque en su discurso hiciera hincapié en su experiencia y en que no quería ser juzgada solo por su género o su raza.
En realidad, Harris tampoco es la primera mujer negra que se lanza a la carrera presidencial. Ese honor le corresponde a Shirley Chisholm, que lo hizo en 1972. Chisholm fue también la primera persona no blanca en participaren las primarias de uno de los dos grandes partidos de Estados Unidos. Otra mujer, ella sí blanca, Victoria Woodhull, había sido candidata a la Casa Blanca un siglo antes por el Partido por la Igualdad de Derechos.
Hija de inmigrantes procedentes de Barbados y Guayana, Shirley Chisholm nació y se crio en Brooklyn. Trabajó como maestra de guardería y asesora educativa para la ciudad de Nueva York. No entró en política hasta mediados de la década de 1960, pero lo hizo por la puerta grande. En 1968 se convirtió en la primera mujer negra en el Congreso, representando al distrito 12 de Nueva York. Estuvo en el cargo hasta 1983.
Cuando llegó al Congreso, entre sus 435 miembros solo había 11 mujeres. Logró abrirse paso en lo que entonces era un mundo de hombres blancos. Solía bromear diciendo: "Si no te dan un asiento en la mesa, trae una silla plegable".
Fue además una importante activista por los derechos civiles. En 1971 creó, junto a Gloria Steinem, Bella Abzug y Betty Freidan, entre otras, la Asamblea Política Nacional de Mujeres, (NWPC), una organización que animaba a las mujeres a participar en política. Chisholm se involucró tan activamente que al año siguiente presentó su candidatura a las primarias demócratas con el lema ‘Unbought and unbossed’ (‘Ni comprada ni mandada’). "No soy la candidata de la América negra, aunque soy negra y estoy orgullosa. No soy la candidata del movimiento de mujeres de este país, aunque soy una mujer, y estoy igualmente orgullosa de ello. Soy la candidata del pueblo de América", dijo en el discurso con el que anunicó su candidatura.

No consiguió el respaldo de su partido, pero eso tampoco la desanimó. "Cuando muera”, dijo, “quiero que me recuerden como una mujer que vivió en el siglo XX y que se atrevió a ser un catalizador del cambio. No quiero que me recuerden como la primera mujer negra que fue al Congreso. Ni siquiera quiero ser recordada como la primera mujer negra en postularse para la presidencia. Quiero ser recordada como una mujer que luchó por el cambio".

Shirley Chisholm falleció en 2005 a los 80 años, y desde luego logró su objetivo: en la actualidad se la celebra por ese papel transformador. A principios de mes, la ciudad de Nueva York anunciaba que erigirá una estatua en su honor dentro del programa She Built NYC, cuyo objetivo es aumentar la representación de mujeres en espacios públicos. Además, Amazon Studios está preparando un biopic sobre su figura con Viola Davis como protagonista.