“En rugby, lo que pasa en el campo se queda en el campo”
Isabel Rico, capitana de la Selección Española de Rugby


Aunque empezó algo tarde en esto del rugby (a los 21 años para ser exactos), Isabel Rico ha sabido luego recuperar el tiempo. En la actualidad es capitana del Olímpico de Pozuelo y desde marzo también de la Selección Española. Rico es uno de pilares de este equipo nacional que en los últimos años no ha dejado de acumular éxitos: fueron diploma olímpico en los Juegos de Río en 2016, quintas en el Mundial de San Francisco del año pasado y en marzo consiguieron el sexto título continental de su historia, el cuarto desde el año 2010. Por ello, las Leonas se están convirtiendo en leyenda, y por ello también han sido finalistas de los Premios MAS este año y participan en la campaña #somosSMARTgirl by Samsung. Isabel Rico no es solo una de las jugadoras más destacadas del equipo. La entrega y la convicción con las que habla de este deporte y de sus valores también hacen de ella una de sus mejores embajadoras.
¿Cómo empezaste a jugar al rugby?
Yo venía de otros deportes, del tenis, la gimnasia rítmica y, un poco más en serio, el atletismo. Pero mi padre jugaba al rugby y siempre me había llamado mucho la atención. Me parecía un deporte muy noble, muy familiar. En rugby, lo que pasa en el campo se queda en el campo y luego está la tradición del tercer tiempo. Después del partido te juntas con las rivales y el árbitro para compartir una comida, unas bebidas y hablar de lo que lo que ha sido el partido. Es lo que distingue a este deporte de otros. Decidí darle una oportunidad y así empezó todo.
Es verdad que la gente que conoce el rugby defiende que frente a la imagen de deporte rudo que puede tenerse desde fuera, es en realidad muy limpio.
Sí, es un deporte de valores, de equipo, en el que las individualidades no existen. Si no tienes compañeras que empujen contigo, no logras el objetivo. Además, en él hay cabida para todo tipo de complexiones y de personalidades. Todo eso hace que sea tan especial y único.
Juegas con la Selección desde 2012, pero llevas solo unos meses como capitana. ¿Serlo conlleva una responsabilidad extra?
Mi primer encuentro oficial como capitana fue en marzo, en el Europeo. Como capitana tengo la responsabilidad de que el grupo funcione bien, y como jugadora con experiencia, de dar ejemplo y transmitir a las nuevas el legado de las Leonas: los valores de esa camiseta que han ido pasando de jugadora en jugadora y que un día mis compañeras me enseñaron a mí. No es solo misión mía, también de las subcapitanas y del resto de jugadoras con experiencia. Su apoyo es muy importante.
En marzo jugaste por primera vez con las Barbarians, otra tradición del mundo del rugby que hace poco se ha abierto a las mujeres. ¿Cómo fue la experiencia?
Es un equipo al que te llaman por invitación, una selección mundial en la que juegan internacionales con sus países que han destacado por su juego y sus valores, por lo que han hecho dentro y fuera del campo. Los chicos llevan mucho tiempo haciéndolo, las chicas empezamos el año pasado. A mí me llamaron para ese primer partido de Barbarians femenino de la historia, que se jugaba contra Francia, pero tenía un compromiso con la Selección y no pude ir. Me dio mucha pena, porque puede que te llamen una vez y nunca más. Afortunadamente, para el siguiente, que fue contra la Bristish Army, me volvieron a llamar y fue una de las experiencias más increíbles de mi vida. Jugar contra grandes jugadoras te ayuda a crecer como deportista. Compartir camiseta con esas rivales con las que te has visto la cara en momentos tan importantes como un Mundial fue muy especial. Cosas como esta hacen que te des cuenta de lo bonito que es este deporte.
¿Está cambiando la forma en la que os miran a las mujeres que os dedicáis a un deporte que tradicionalmente se ha considerado cosa ‘de chicos’?
Sí, en parte gracias a los éxitos que hemos tenido a nivel deportivo, que han ayudado a dar más visibilidad a este deporte. Hemos demostrado que obtenemos resultados y que todo el mundo puede jugar al rugby.
También eres profesora en un colegio. ¿Notas que en los niños esos estereotipos de género siguen tan arraigados?
Soy profesora en el San Pablo CEU. Doy clase de Educación Física a niños de primero a cuarto de Primaria. Afortunadamente las cosas están cambiando, pero es labor de todos, de los padres en casa y de los profesores, conseguirlo. Nosotros somos los responsables de hacerles ver a los niños que el deporte no es femenino o masculino, es deporte. Lo importantes es que jueguen, que no piensen en lo que pueden o no pueden hacer, sino solo en pasarlo bien.
Pero la realidad es que las niñas siguen practicando menos deporte y que al llegar la adolescencia lo dejan antes.
Sí, a veces pasa. En el rugby, por ejemplo, antes pasaba más, porque no había una continuidad en las ligas. Llegadas a una edad, las niñas no tenían una competición de chicas: tenían que seguir jugando con chicos, quedarse un año sin competición o jugar en una liga inferior. Es muy importante seguir motivando a esas chicas y que tengan referentes, porque muchas veces se pierden por falta de motivación o de líderes que las animen a seguir haciendo lo que les gusta. Es importante que las jugadoras senior se involucren y que bajen a las categorías inferiores para hacer ver a las niñas que deben seguir trabajando.
Sin demasiada ayuda, España se ha convertido en una potencia mundial en deporte femenino. ¿Qué podríamos lograr con un poco más de apoyo institucional?
En nuestro caso, por ejemplo, Iberdrola ha entrado junto a la federación como impulsor del deporte femenino y creo que eso ha sido clave para mejorar la calidad de la liga, de los entrenamientos y de la formación de las jugadoras nuevas, que ahora trabajan con una planificación y unos recursos que antes no se tenían. Poco a poco se va notando el apoyo de empresas importantes. Este año la Selección también ha recibido el apoyo de Samsung.
Efectivamente sois parte del proyecto #somosSMARTgirl, que propone modelos de mujer reales a seguir a los niños. ¿Qué supone para vosotras este apoyo?
Todas las que aparecemos en esa campaña representamos a las mujeres que a diario se sacrifican por su profesión, sea la arquitectura, la investigación o el rugby. Todas tenemos un sueño y por él estamos dispuestas a dejar de lado otras cosas. Darnos esa visibilidad es una forma de reconocer ese esfuerzo que solo las personas más cercanas ven.
¿Y quiénes son tus mujeres a seguir, las que más te han inspirado en ese camino?
Sobre todo, el equipo. Somos un equipo con menos medios que otros a nivel europeo y mundial, pero hemos demostrado que podemos enfrentarnos a otros con ligas más fuertes y con más medios, con más jugadoras federadas y más entrenadores. También compañeras como Aroa (González, anterior capitana y la jugadora con más partidos internacionales del rugby español) o Ana María (Aigneren, otra histórica de la Selección, ya retirada), que nos han permitido llegar aquí. Ellas me han ayudar a valorar el deporte femenino, a entender a qué nos enfrentamos y qué tenemos que hacer si queremos llegar al nivel de las grandes potencias.