Alba Ausín tiene 17 años, acaba de terminar primero de Bachillerato y es la responsable de una iniciativa que pretende que la declaración de la renta incluya una casilla para ayudar a la financiación de la investigación científica.
Alba llevaba tiempo oyendo hablar, en los medios y en la calle, de la precaria situación de la ciencia española. Un día, cuando iba camino al instituto con su madre en el coche, escuchó en la radio ese anuncio que anima a marcar la ‘x’ en la casilla a favor de la Iglesia. Entonces tuvo la idea. “Empecé a pensar y me pregunté: ¿y si ese dinero que la gente no da a la Iglesia o a otros fines sociales se pudiera invertir en la ciencia?”, explica.
Como es una chica emprendedora, se puso manos a la obra. Empezó a investigar cómo lograr que la declaración incluyera una casilla en favor de la ciencia. Así llegó hasta Change.org, donde ha creado una petición para que el Ministerio de Hacienda actualice el modelo actual de asignaciones.
La declaración anual de la renta nos permite a los ciudadanos decidir a dónde va una pequeña parte de nuestros impuestos. En la actualidad ofrece elegir entre dos casillas: la de asignación a la Iglesia Católica y la de asignación a actividades de interés social. El contribuyente puede marcar una, las dos o ninguna. En caso de marcar una, se destina a esa opción el 0,7% del IRPF. En caso de marcar las dos, las cantidades se suman, por lo que la aportación es del 1,4%.
“Lo que propongo no supone un gasto extra para nadie, solo abre la posibilidad de que quien lo desee pueda contribuir a ayudar a la ciencia”, asegura. “Estoy convencida de que con ese dinero se podrían financiar más laboratorios y proyectos de investigación”.
En realidad, lanzó la petición en abril, pero es ahora cuando ha empezado a moverse de forma más intensa. “Al principio se la mandé a mis amigos y compañeros, y solo conseguí unas 500 firmas, que a mí ya me parecían un montón”, explica. De repente un día la gente empezó a firmar masivamente. El día que iba a hacer el último examen del curso se encontró con que había pasado de 500 a 11.000 firmas. Pensó que se trataba de un error, pero al salir del examen ya eran 40.000. “No me lo podía creer”, reconoce.
A día de hoy la petición lleva más de 140.000 firmas. Que la hayan compartido diputados de diversos grupos políticos y gente conocida ha ayudado. “Ahí fue cuando me di cuenta de que estaba llegando lejos”. Alba se siente muy orgullosa y agradecida a las personas que la están firmando. “No esperaba la acogida que ha tenido”, asegura.
Por supuesto, su intención no es que de esta forma la financiación de la ciencia española pase a depender de lo que cada año decidan los contribuyentes. Lógicamente el I+D+i tendrá que seguir contando con una partida fija en los presupuestos del Estado; partida que, por cierto, es en la actualidad una de las más bajas de Europa. La inversión de España en Investigación, Desarrollo e Innovación fue del 1,2% del PIB en 2016. Esto sitúa a España en el puesto diecisiete de los veintiocho que integran la Unión Europea. El gasto medio europeo es del 2% del PIB, según datos del Eurostat. Alba sabe que su idea tampoco sería la panacea “Es probable que no vaya a solucionar el problema de la financiación, pero es un paso adelante”, indica.
De momento no sabe lo que va a estudiar. No descarta la ciencia, pero lo que sí tiene claro es que le gustaría dedicarse a algo en lo que pueda relacionarse con la gente y ayudar a los demás.