Los más solos
Save the Children denuncia que el número de niños y niñas que llegan solos a España ha aumentado un 60%

Los menores migrantes son uno de los colectivos más vulnerables e invisibilizados. Save the Children ha presentado hoy su informe Los más solos, que analiza los fallos en el sistema de acogida, protección e integración de los menores no acompañados que llegan a España. Son, para empezar, más de los que imaginamos: el 14% de las personas que llegaron a España por tierra o por mar el año pasado. España registró 2.417 menores migrantes no acompañados en 2017, un 60,4% más que el año anterior. Especialmente alarmante es el aumento de los niños y niñas que arriesgan la vida en una patera para alcanzar nuestras costas: 2.177 menores lo hicieron el año pasado (la cifra se ha multiplicado por cuatro en los últimos doce meses).
Pero desde Save the Children explican que las cifras oficiales no recogen todos los niños que llegan solos a España. Muchas veces estos chicos esconden su condición de menor de edad para evitar ser tutelados en una comunidad en la que no desean quedarse, otras veces dicen ser mayores de edad para poder llegar a la península y acceder al mercado laboral, y en otras ocasiones son los poco fiables mecanismos de identificación de edad los que les declaran adultos cuando en realidad son menores.
Las cifras tampoco recogen a los niños y niñas que abandonan las instituciones voluntariamente y dejan de vivir bajo la tutela pública. En 2016 abandonaron los servicios de protección 825 menores -770 niños y 55 niñas- de los que se ignora su paradero actual. Las causas varían según la nacionalidad o el sexo. Detrás de la desaparición de las niñas y jóvenes nigerianas, por ejemplo, suelen estar las redes de trata y para otros, en su mayoría marroquíes, la dura situación de los centros y su deseo de llegar a las comunidades donde saben que tendrán mejores oportunidades les empuja a fugarse y continuar su vida en la calle. Un ejemplo son los más de un centenar de niños que viven en las calles de Ceuta y Melilla esperando la oportunidad de cruzar a la península arriesgando y muchas veces perdiendo sus vidas.
La mayoría de los chicos con los que ha hablado Save the Children para la realización del informe han contado que llegan a España sin documentación que les identifique. Alegan que en su país nunca la tuvieron, pero en realidad detrás está el miedo a ser deportados “en caliente”, porque si las autoridades conocen la procedencia pueden enviarles de vuelta. A pesar de que la Ley de Extranjería prohíbe expresamente que se detenga a ningún menor de edad por su condición de migrante o por su entrada irregular, los chicos entrevistados por la organización confirman que este supuesto tampoco se respeta. “Cuando llegamos la policía nos cogió para hacer la entrevista, para hacernos fotos y luego para llevarnos al hospital. Cuando salimos pasamos tres días en comisaría, en prisión. Solo comía galletas”, explica uno de ellos.

Incluso si consiguen quedarse tienen un futuro incierto. No existen políticas educativas y de empleo, y el día que cumplen la mayoría de edad quedan desprotegidos. “A nadie se le ocurriría dejar abandonado a su suerte a su hijo el día de su 18 cumpleaños, los Estados tampoco deberían hacerlo. Los esfuerzos orientados a la inclusión del menor en la sociedad no sirven de nada sin medidas orientadas a su integración como adulto”, asegura Andrés Conde, director general de Save the Children.
La organización propone una serie de medidas para protegerlos(ha abierto una petición de firmas para recabar apoyo ciudadano), entre ellas, la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana para prohibir las devoluciones en caliente, una reforma del registro de menores extranjeros no acompañados que incluya a todos los que llegan a España, independientemente de las dudas sobre su edad, la concesión automática de la autorización para trabajar cuando los menores alcancen la edad de 16 años o la revisión del sistema de acogida para impedir que los menores pasen largas temporadas en centros diseñados para estancias cortas.