La siniestra organización secreta que marca (literalmente) a las mujeres
‘The New York Times’ ha sacado a la luz los inquietantes detalles de este culto

La primera del New York Timesllevaba ayer la historia de Nxivm, una organización que se presenta como grupo de autoayuda, pero que, a tenor de lo que cuentan antiguos miembros, funciona más como una secta.
En realidad, la organización existe desde finales de los años 90. Tiene su sede en Albany (Nueva York) y círculos en todo Estados Unidos, Canadá y México. Está planteado como un negocio: ofrece cursos y workshops a individuos y empresas para ayudarles a alcanzar la realización personal. Por sus talleres han pasado más de 16.000 personas en los últimos veinte años. La mayoría han seguido con sus vidas normalmente, pero según el Times, algunos se han involucrado más, dejándolo todo para seguir a su líder, Keith Raniere.
El retrato de Raniere que dibujan los testimonios de los exmiembros de la organización es el del líder de secta de manual. Aseguran que es manipulador, mantiene relaciones sexuales con los miembros del grupo y obliga a las mujeres a hacer dietas extremas para adecuarse a su tipo.
El reportaje relata el proceso de iniciación al que el pasado mes de marzo se sometieron varias mujeres con el fin de entrar a formar parte de una “hermandad” secreta para mujeres formada en el seno de Nxivm. Lo cuenta una de las participantes, Sarah Edmondson, que asegura haber sido reclutada por la número dos de la organización, Lauren Salzman. Salzman se la describió como una red para empoderar a las mujeres. Su visión del empoderamiento femenino pasa por eliminar las “debilidades” habituales en las mujeres: una naturaleza excesivamente emocional, tendencia a incumplir las promesas y a asumir del rol de las víctimas.
Al parecer, la organización estaría formada por círculos, dirigido cada uno por una maestra que debería reclutar a seis esclavas, que con el tiempo reclutarían a sus propias esclavas. Para demostrar su compromiso (quizá por aquello de la tendencia a incumplir las promesas) y ser admitidas en la “hermandad”, las mujeres tuvieron que dar a su maestra fotografías en las que aparecieran desnudas o material comprometedor de otra clase. Se les advirtió de que dicha "garantía" podría ser divulgada públicamente si la existencia del grupo salía a la luz. La ceremonia de iniciación tuvo lugar en marzo en Albany y en ella cinco mujeres fueron marcadas con las iniciales del líder, Keith Raniere, en la cadera. No les tatuaron las iniciales, fueron marcadas con un hierro (el reportaje incluye fotografías). El autor del artículo, Barry Meier, indica que no se sabe cuántas mujeres han sido marcadas.
No es la primera vez que Nxivm acapara titulares en los medios. En 2010, Vanity Fair ya publicó que Sara y Clare Bronfman, nietas del fundador de Seagram’s, podrían haber entregado hasta 150 millones de dólares a la organización de Raniere.