‘¿Una ramera? ¡Sí! Pero una traidora, ¡jamás!’
Mata Hari fue la espía más famosa de del siglo XX
Con tan vehementes palabras se defendió Mata Hari durante el juicio que hoy hace un siglo la juzgó por espionaje. En el proceso, lleno de irregularidades, las autoridades francesas la declararon culpable de actuar como agente doble para Alemania.
Pocos personajes de la historia reciente vivieron rodeados de un halo de misterio como el de Mata Hari. Ella misma se encargó de alimentar las leyendas y adornar su pasado. Decía, por ejemplo, haber nacido en la India. Era mentira; en realidad, Margaretha Geertruida Zelle, su verdadero nombre, provenía de una modesta familia holandesa.
Ya de pequeña hacía gala de su afición por ser el centro de atención. Al fallecer su madre fue enviada a estudiar a una escuela en Lynden, donde sufrió el acoso del director. Pero ella parecía estar más interesada en los hombres de uniforme. A los 18 años respondió al anuncio publicado en un periódico local por Rudolf John MacLeod, un oficial que deseaba encontrar esposa. Se casaron en julio de 1895 en Ámsterdam. Dos años después nació su primer hijo y poco después se trasladaron a Java, donde había sido destinado MacLeod y donde tuvieron una niña. Su primogénito falleció en extrañas circunstancias, supuestamente envenenado por la niñera. De vuelta a Europa, la pareja se separó legalmente en 1902 en Holanda. MacLeod le arrebató la custodia de la niña acusándola de libertinaje.
Sola y sin dinero, decidió buscar fortuna en París. Fue entonces cuando nació el mito de Mata Hari, la bailarina hindú. El 13 de marzo de 1905 se presentó con ese nombre en el Museo Guimet, donde sus exóticos bailes se convirtieron en sensación. Logró mantener un alto nivel de vida gracias a su trabajo de cortesana de lujo.
Al estallar la Primera Guerra Mundial Mata Hari estaba viviendo temporalmente en Berlín. Su amante por aquel entonces, el cónsul alemán, le propuso, dada la lista de amantes poderosos que tenía en Francia, ser espía. La Agente H-21, el nombre que se le dio, aceptó recabar información militar francesa a cambio de una elevada suma de dinero. Pero en París contactó con el jefe del Servicio de Espionaje y Contraespionaje francés, el capitán Ladoux, y se convirtió en agente doble. Fue detenida cuando las autoridades galas empezaron a sospechar que jugaba un doble juego.
Un tribunal francés la acusó de alta traición y la condenó a muerte. Al parecer, sin pruebas concluyentes. Muchos historiadores consideran que Mata Hari no constituía ninguna amenaza para la seguridad nacional y que el gobierno utilizó su ejecución para subir los ánimos de la población en tiempos de guerra. Sea como fuera, vivió y murió rodeada de leyendas. Se cuenta que rehusó vendarse los ojos y se despidió del pelotón de fusilamiento con un beso. Una de las doce balas que le dispararon alcanzó su corazón. El 15 de octubre de 1917, Mata Hari fallecía a los 41 años de edad. Nacía entonces el mito.