¿Es Amelia Earhart la nueva Elvis?
Estas son algunas de las teorías que rodean a la desaparición de la aviadora más famosa de la historia
Una fotografía que acaba de ser encontrada en los Archivos Nacionales de Estados Unidos alimenta la teoría de que Amelia Earhart podría haber sobrevivido al accidente que se supone sufrió en 1937. En teoría, su avión se estrelló en medio del Pacífico durante uno de los viajes de la ruta que la hubiera convertido en la primera mujer piloto en dar la vuelta al mundo. Igual que algunos creen que Elvis fingió su muerte y sigue vivito y coleando oculto por ahí, el reciente descubrimiento de esa antigua foto –bastante borrosa, por cierto- está alimentado todo tipo de hipótesis sobre la suerte que pudo haber corrido la aviadora.
La más reciente es que no falleció en el accidente, sino que cayó en manos de los japoneses y murió cautiva después. En la imagen se ve a una persona, supuestamente Earhart, sentada de espaldas en un muelle de las Islas Marshall. Cerca hay un hombre en el que algunos ven un parecido a su copiloto, Fred Noonan.
Pero esta no es, ni mucho menos, la primera teoría que rodea la desaparición de la que también en vida fue la aviadora más famosa de la historia. Entre las más alocadas, la de que, cansada de tanta fama, aprovechó para desaparecer y comenzar una nueva vida. Otras tienen algo más fundamento, como la del Grupo Internacional para la Recuperación de Aviones Históricos (TIGHAR), que junto a la revista National Geographic inició el mes pasado una expedición con ayuda de perros rastreadores para encontrar sus restos. Su hipótesis es que la nave se estrelló, debido a un fallo mecánico o por falta de combustible, en la isla de Nikumanoro, en Kiribati. Basan su teoría en una serie de objetos encontrados en la isla que podrían pertenecer a los desaparecidos. Entre las piezas rescatadas hay un frasco de crema para las pecas, una navaja similar a la que tenía Earhart, un zapato de hombre y otro de mujer, un panel de aluminio y un trozo de plexiglás similar al de una ventana del avión.
Amelia Earhart se convirtió en 1932 en la primera mujer en atravesar el Atlántico en solitario. Pero su leyenda empezó a forjarse años antes. Una década antes había conseguido la licencia de la Federación Aeronáutica Internacional, que por entonces poseían solo quince mujeres en todo el mundo. Su nombre ya empezaba a sonar: el Boston Globe la reconoció como una de las mejores pilotos del país. Pero fue en 1928 cuando saltó a todas las portadas de los periódicos. En abril, Earhart recibió una llamada que cambiaría su vida: el capitán H.H. Railey le preguntó si quería ser la primera mujer en cruzar el Atlántico. La idea había sido de Amy Guest, una aristócrata estadounidense que había adquirido un Fokker F.VII. Inicialmente ella era quien iba a pilotar la nave, pero desistió por presiones familiares. La familia Guest contrató entonces a George Putnam, un publicitario neoyorkino, para que encontrase a la mujer indicada.
Así, el 3 de junio de 1928, Amelia despegó junto al piloto Wilmer Stultz y al mecánico Louis Gordon (ella misma reconoció que gran parte del trabajo lo hicieron sus compañeros de vuelo). Charles Lindbergh ya había conseguido cruzar el Atlántico un año antes y en solitario. Earhart fue la primera mujer, y lo volvió a hacer, también solitario, en 1932. Tras la hazaña comenzó a dar conferencias para impulsar la aviación entre las mujeres. Y gracias la ayuda de Putnam publicó su libro Veinte horas, cuarenta minutos. Fue tal la afinidad entre ambos que contrajeron matrimonio en 1931.
En 1937 emprendió su mayor reto, según ella, el único que le quedaba por cumplir: ser la primera mujer en dar la vuelta al mundo rodeando el Ecuador. Earhart partió desde Florida con Noonan el 21 de mayo de 1937 en un Lockheed Electra 10E. Todo fue según lo previsto hasta el 2 de julio de julio, cuando hizo en Papúa Nueva Guinea el que sería su último despegue. En algún lugar del Pacífico, Earhart y su copiloto desaparecieron. Ni el avión ni sus cuerpos fueron encontrados jamás.