Frente al cambio climático, tú marcas la diferencia
Tatiana Nuño, de Greenpeace, escribe sobre la importancia del activismo ciudadano

Ya han pasado casi seis años desde que me embarqué como voluntaria en el barco más grande que tiene Greenpeace, el Esperanza. Navegamos tres meses, en una expedición por las gélidas aguas alrededor de las islas Svalbard, en el Ártico.
Allí pudimos ver cómo los glaciares retroceden por el deshielo a pasos agigantados y cómo la línea de los hielos permanentes se encuentra cada vez a mayores latitudes por el aumento de temperaturas.
En 2014, el panel de expertos de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC) publicó su último informe, en el que afirma algo que desde Greenpeace se lleva advirtiendo más de dos décadas: que los impactos del cambio climático afectan en todos los rincones del mundo y que serán más graves cuanto más tardemos en reducir las emisiones a cero.
Por entonces yo ya trabajaba como responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace y viví el lanzamiento de este informe del IPCC como un momento importante que reactivó el interés por las negociaciones climáticas internacionales, aumentó la conciencia, el despertar y la movilización social frente al cambio climático.
Grandes marchas alrededor del mundo reclamaban un acuerdo climático ambicioso de la mano de las personas y no de las empresas responsables del cambio climático.
Y así, el 12 de diciembre de 2015, en París, se adoptó el nuevo acuerdo climático internacional, que compromete a todos los estados a realizar los esfuerzos necesarios para no superar una subida de las temperaturas en 1,5 ºC.
En paralelo a las decisiones políticas, las actuaciones de la sociedad frente al cambio climático suman y son cada vez más numerosas: grupos de consumo, cambios en la dieta reduciendo la carne y pescado, acceso a productos ecológicos, crowdfunding para instalaciones de energías renovables o mejoras de eficiencia energética. Vemos también cómo crecen los movimientos de desinversión en combustibles fósiles, multinacionales que se comprometen con suministrarse al 100 % con energías renovables, banca con criterios éticos…
Existen decenas de ejemplos que son posibles gracias a la demanda y al activismo social. El último ejemplo lo encontramos en las emblemáticas Marchas de las Mujeres contra Trump, que se han movilizado en todo el mundo reivindicando nuestros derechos en materia de igualdad y en temas como la salud, la diversidad y el cambio climático.
Tatiana Nuño es la responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace