Stella Walsh, ¿hombre o mujer?
Su muerte inició la polémica de las deportistas de sexo difuso

Stella Walsh nació en Polonia en 1911 bajo el nombre de Stanislawa Walasiewicz, que posteriormente se americanizaría al adquirir la nacionalidad estadounidense. Corredora olímpica, fue la primera mujer en bajar de los 12 segundos en los 100 metros lisos, lo que le valió la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932. También fue la primera mujer en superar la barrera de los 6,02 metros en salto de longitud. Logró su segunda medalla, esta vez de plata, en las olimpiadas de Berlín 1936. Y aunque siguió compitiendo hasta los 46 años, no volvió a lograr un metal olímpico. Se retiró de la competición en 1954 para entrenar a futuras generaciones de jóvenes atletas.
El 4 de diciembre de 1980, fue asesinada, a los 69 años, durante un asalto a mano armada en un supermercado de Cleveland. Su muerte desató la polémica e inició el debate del hermafroditismo en el deporte. Al practicarle la autopsia se reveló que biológicamente era un hombre. Externamente sus genitales parecían los de una mujer (aunque no tenía ni útero ni ovarios) y, sin embargo, tenía genitales masculinos. Un caso de sexo no desarrollado.
Samuel Gerber, juez que instruyó el caso, concluyó su investigación diciendo que “social, cultural y legalmente Stella, durante 69 años nació, vivió y murió como mujer”, por lo que el Comité Olímpico Internacional (COI) comunicó que no le retiraría ninguna medalla, ya que en la época en la que compitió no existían pruebas para comprobar el género de los deportistas. Sin embargo, dentro del mundo del atletismo constituye para algunos uno de los fraudes más sonados de la historia del deporte, ya que, dicen, no competía en las mismas condiciones que el resto de sus compañeras.
Puede que Walsh fuese de las primeras de las que se sospechó que podía ser hombre, por su gran rendimiento físico y su gesto varonil. Pero no la última. La sudafricana Caster Semenya, ganadora de la medalla de oro en las pasadas olimpiadas de Rio en la categoría de 800 metros lisos, reabrió el debate. Ya en 2009, al ganar con 18 años el Mundial en la prueba de los 800 metros, su aspecto varonil y musculado hizo saltar las alarmas de las autoridades deportivas. Tuvo que someterse a análisis médicos y test hormonales, que permitieron determinar que Semenya nació con unos órganos sexuales diferentes, sin útero y con testículos internos. Su tasa de testosterona natural es tres veces superior a la de una mujer. Datos que fueron difundidos con la consiguiente humillación de la atleta.
El COI y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) redactaron una norma destinada a estas deportistas de sexo difuso. A las mujeres con características masculinas se les obligó a someterse a un tratamiento hormonal que rebajara su tasa de testosterona. Esta norma se aplicó hasta el año pasado, cuando fue recurrida por la deportista hindú Dutee Chad ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS), que la ha suspendido hasta julio de 2017.