En estos seis años, tanto la empresa y como la movilidad han cambiado mucho.

Completamente, ha cambiado todo. FreeNow nació como MyTaxi en Alemania en 2008. En ese momento empezaban las primeras plataformas tecnológicas de intermediación en el transporte. Fuimos de los primeros junto con Uber y, poco después, Cabify. Aquí cuentan que cuando MyTaxi llegó a España en 2012, iban regalando iPhones a los taxistas, porque por entonces no tenían ni smartphone. Ahora todos tenemos millones de apps y sabemos cómo manejarnos en ellas, pero en aquellos momentos había que explicarles qué era una aplicación.

"El taxi ha pasado de no tener ninguna y ser muy autocomplaciente a tener que reaccionar. El servicio que daba hace veinte años y el que da ahora es completamente diferente. En ese sentido, la competencia ha sido positiva". 

Coche privado, transporte público, bicis, patinetes, transporte compartido… Ahora existen multitud de opciones para moverse en las ciudades. ¿Hacia donde crees que se dirigirá la movilidad en el futuro?

La movilidad ha cambiado mucho, igual que toda la sociedad, debido al impacto de la tecnología. En el futuro será digital y, por tanto, más segura. También va a ser cada vez más sostenible. No sé si iremos hacia el eléctrico, el hidrógeno o una nueva tecnología que venga, pero esa tendencia es imparable. Todos somos conscientes de que no hay marcha atrás. Habrá que ver a qué ritmo evoluciona, porque depende de muchos factores: la regulación de cada país, la penetración de los nuevos vehículos, la evolución de las emisiones, etcétera. Por último, también creo que la movilidad va a ser cada vez más multimodal. Las empresas hemos pasado de centrarnos en lo que sabíamos hacer –en nuestro caso, ser una aplicación para poner en contacto al pasajero con un taxista— a centrarnos en el usuario y lo que necesita. Hace tiempo nosotros vimos claro que nuestro futuro pasaba por ser una aplicación que cubriese todas las necesidades del usuario, porque es un engorro tener que utilizar diferentes aplicaciones de patinetes, bicicletas, coches compartidos, etcétera.

FreeNow está presente en nueve mercados y 150 ciudades. ¿Hay diferencias en cómo nos movemos en cada país o las tendencias son las mismas?

Nuestros usuarios se sitúan principalmente en la franja entre los 30 y los 49 años, aunque cada vez tenemos más personas mayores y usuarios más jóvenes. En líneas generales nos movemos igual. Quizá en España somos más sensibles al precio que en otros mercados, pero todos buscamos lo mismo: movernos de manera segura, rápida y comodidad.

La compañía ha anunciado que para el año que viene el 50% de sus viajes serán cero emisiones y que para 2030 lo serán el 100% de los trayectos. ¿Qué estáis haciendo para alcanzar esas metas?

En España nos hemos focalizado fundamentalmente en impulsar la transición del en el sector del taxi hacia el vehículo eléctrico. Cuando empezamos a hablar de la electrificación, apenas había taxis eléctricos en las ciudades, y hemos visto un crecimiento exponencial desde que se trabaja en este sentido. Aun así, también hemos visto que por mucho que empujemos, nosotros no somos propietarios de ningún vehículo. Si no hay más taxis eléctricos, no los podemos incorporar a la flota. Podemos divulgar, animar e incentivar, pero nuestro papel es limitado. En algunos momentos hemos llegado a acuerdos con fabricantes de vehículos eléctricos como Hyundai, Nissan o Citroën para rebajar la barrera del coste. También con energéticas y fabricantes de puntos de recarga como Repsol y Wallbox. Hemos trabajado con el IDAE y con los ayuntamientos para entender la regulación y las subvenciones que están dando y trasladar esa información a los taxistas.  No a todos les encaja un eléctrico por dónde viven o cómo trabajan, pero queremos que a los que sí les puede encajar esa opción se abran al menos a conocerla. Por otra parte, las nuevas opciones de movilidad que estamos integrando dentro de nuestra aplicación (patinetes, bicis, motos, carsharing) son todas eléctricas. En cualquier caso, habrá que ver si tenemos que revisar esos objetivos que nos fijamos en un momento en el que parecía que el cambio se iba acelerar mucho. En España la penetración del coche eléctrico no está siendo la que se esperaba.

La semana pasada publicasteis el Observatorio de la Mujer Taxista, que confirma que esta sigue siendo una profesión muy masculinizada ¿Cómo está FreeNow intentado aumentar el número de conductoras?

Efectivamente, la representación femenina en el sector es muy baja: 7% en Barcelona y 5,3% en Madrid en 2022, que son los últimos datos que nos han facilitado los respectivos ayuntamientos. También es cierto que ha habido una cierta evolución. Ahora hay pocas mujeres taxistas, pero las encuentras. Hace unos años apenas había. El 83% de las mujeres taxistas piensan que hay una percepción muy masculina del sector y la mitad entiende que esa visión de taxi=hombre es una de las grandes barreras de entrada al sector para las mujeres. Lo que estamos intentando es dar visibilidad a las que ya hay y a las ventajas que tiene esta profesión para ellas. Aquí, por ejemplo, no hay brecha salarial y sí posibilidades para poder conciliar. Intentamos que en las campañas haya mujeres y proponerlas como portavoces cuando nos piden entrevistas. El año pasado también lanzamos los Puntos Violeta Móviles e hicimos una colaboración con Freeda en Instagram.

¿Qué son los Puntos Violetas Móviles?

Empezamos en Barcelona, con la colaboración del Departamento de Igualdad y Feminismos de la Generalitat. Lo que queríamos era hacer del taxi un espacio donde las mujeres se sintiesen cómodas. Estamos viendo un aumento de los casos de violencia machista y del número de mujeres que se sienten inseguras al volver por la noche a casa. Viendo que en eventos como conciertos habían proliferado los Puntos Violeta para atender a las mujeres que han sufrido algún incidente, nuestra idea fue que, dando una formación adecuada a los taxistas, podríamos tener Puntos Violeta moviéndose por la ciudad. Obviamente el taxista no va a ofrecer terapia ni va a resolver nada, pero sí puede aprender herramientas para gestionar estas situaciones y a tratar a las víctimas sin insistir, sin cuestionar y sin preguntar cuando no toca. Es decir, sin empeorar una situación que ya de por sí es bastante mala. Como todo lo que requiere la participación de la administración, vamos más lentos de lo que de lo que nos gustaría, pero el 75% de los taxistas que operan con la app están de acuerdo en que es una iniciativa necesaria y ya se han apuntado 250.

¿Os planteáis ampliar el programa a otras ciudades como Madrid?

De momento el piloto lo estamos haciendo en Barcelona para ver cómo funciona y en qué dependemos de la administración. Preferimos probarlo bien allí antes de lanzar en otros sitios.

"En el taxi no hay brecha salarial y sí posibilidades para poder conciliar". 

Hay estudios que indican que las mujeres son las que más rápidamente están adoptando las nuevas opciones de movilidad y las que tienen más en cuenta la sostenibilidad a la hora de planificar sus desplazamientos. ¿Es algo que observáis entre vuestros usuarios?  

Dentro de que las cifras están bastante equilibradas, tenemos más usuarias que usuarios. Pero a la hora de registrarte en la aplicación, recogemos solo los datos básicos, por cuestiones de privacidad y para que el proceso sea más rápido. Por tanto, no tenemos información muy detallada, pero sí puedo confirmar que las mujeres se muestran mucho más abiertas a este tipo de cuestiones y que valoran cosas diferentes, tanto las pasajeras como las taxistas. Por ejemplo, por las encuestas que hemos hecho, sabemos que nuestras usuarias valoran mucho, por ejemplo, que hablemos de seguridad o los temas de conciliación. En el caso de los taxistas masculinos, lo que más les influye son resultados económicos.

Parece que Madrid y Barcelona están preparando un cambio normativo tanto para taxis como VTC. ¿Qué esperáis de la nueva regulación?

En Madrid salió ya una nueva regulación para taxis y ha lanzado hace poco otra para VTC. Más allá de que pueda haber algún cambio, en principio ya estaría cerrada. En Barcelona se está trabajando desde hace unos meses en el desarrollo de una nueva ley de transporte público en vehículos de hasta nueve plazas. El borrador aún no está listo, pero el viernes pasado tuvimos la segunda reunión de trabajo para ver cómo evolucionaba. El problema es que se han convocado elecciones en Cataluña y todo ha quedado parado en espera de ver qué pasa. Lo mismo pasó en Madrid cuando se convocaron elecciones.

El tener que trabajar con regulaciones distintas os complicará la vida.

Sí, es una locura, porque las regulaciones son distintas no a nivel de país o región, sino de cada ciudad. En otros países están más unificadas o hay una ciudad muy grande y el resto son más pequeñas. En España, tener dos polos tan importantes como Madrid y Barcelona con regulaciones distintas nos obliga a adaptar una aplicación que es común para todos. Obviamente puedes utilizar FreeNow en Madrid, Barcelona, Valencia o Granada. Pero si te vas a Roma, tampoco tienes que descargarte una aplicación nueva, puedes seguir usando la misma, solo que para ello tienes que aceptar unas nuevas condiciones, precisamente porque las regulaciones son diferentes.

¿Hemos llegado al final de la guerra taxis-VTC o veremos nuevos capítulos?

Nunca se sabe. Nosotros siempre hemos defendido la competencia, creo que es buena. El taxi ha pasado de no tener ninguna y ser muy autocomplaciente a tener que reaccionar. El servicio que daban hace veinte años y el que dan ahora es completamente diferente. En ese sentido, la competencia ha sido positiva. Otra cosa son las fricciones que puedan surgir, porque son dos formas diferentes de entender un mismo servicio, que es desplazar a un pasajero del punto A al punto B. Como el servicio es muy similar, creemos que debe haber unas reglas del juego equilibradas, porque si no, lo que generas al final no es competencia, sino una distorsión del mercado que favorece a una parte. El sector del taxi está hiperregulado desde siempre, lo que hay que hacer es dotarle de más flexibilidad. Por su parte, las VTC nacieron sin regulación. Surgieron y luego se empezó a pensar cómo se las controlaba. Creo que hay que poner un poco de equilibrio, con diferentes normas si queremos, porque son empresas diferentes, pero que garanticen que compitan en igualdad de condiciones. En definitiva, competencia sí, porque nos pone las pilas a todos, pero no todo vale, porque estamos transportando pasajeros y hay que garantizar su seguridad.