Las emprendedoras españolas que quieren plantar cara a los gigantes tecnológicos con su anillo inteligente
Elena Yorda y Elena Fuenmayor son las creadoras de Rikki, un ‘smart ring’ que funciona sin batería y sin móvil
Aunque llevan tiempo en el mercado, este podría ser el año de los anillos inteligentes. Todas las big tech están ultimando sus propios modelos: el Amazfit Helio Ring está anunciado para primavera, el Galaxy Ring se espera para la segunda mitad de 2024 y el Apple Ring también podría llegar antes de final de año. El desembarco de los gigantes del sector en esta categoría podría convertirla en una de las tendencias tecnológicas de los próximos meses, pero estas no son las únicas opciones de anillos inteligentes. En el mercado ya hay otros modelos interesantes, incluidos los de la marca española Rikki.
Sus creadoras, Elena Yorda y Elena Fuenmayor, son dos veteranas del ecosistema emprendedor barcelonés con experiencia en la creación de startups. Incluido algún intento fallido. El germen de Rikki es, de hecho, un proyecto que pusieron en marcha en México y que no arraigó: la comercialización de pulseras para el control de acceso y el pago en recintos cerrados. Ese fracaso les dejó algunos aprendizajes importantes y la idea de crear un anillo que funcionara como método de pago contactless. Pero esto es solo el principio; las fundadoras de Rikki ya están trabajando para incorporar otras prestaciones a sus dispositivos como el control de acceso o el contacto de emergencia.
¿Qué es un anillo inteligente y para qué sirve?
Elena Yorda: En nuestro caso se trata de un anillo de cerámica en cuyo interior hay un chip NFC, certificado por Visa y MasterCard, que sirve para pagar en cualquier comercio del mundo que tenga sistema de pago contactless. Es decir, a este anillo le puedes vincular cualquier tarjeta bancaria de la Unión Europea para pagar con él.
¿Qué ventajas ofrece frente a otros métodos de pago?
Elena Fuenmayor: Además de ser cómodo y discreto (el diseño es muy minimalista), no necesita batería y se puede mojar (resiste hasta 50 metros bajo el agua). Es decir, lo puedes llevar encima sin acordarte de él, bañarte en la playa sin preocuparte de la cartera ni del móvil, y usarlo justo en el momento en que lo necesites, simplemente poniendo la mano sobre el datáfono.
¿Cómo se garantiza la seguridad?
E.Y.: El anillo incorpora sistemas de seguridad y encriptación que cumplen con los estándares más altos. Por este motivo disponemos de la certificación de Visa y MasterCard, sin la cual no podríamos entrar en el circuito bancario. También cumplimos con la normativa europea PSD2. Por otro lado, pagar con el anillo es muy seguro. En ningún momento quedan al descubierto tus datos bancarios, ni se puede hackear tu identidad digital porque esta información no se guarda en el chip. Además, si pierdes el anillo lo puedes bloquear con el móvil, de modo que nadie más lo pueda utilizar.
¿Os planteáis añadir otras funcionalidades de cara a futuro?
E.F.: Aprovechando que contiene un chip de alta seguridad, pensamos en funcionalidades de uso tan o más cotidianas que los pagos, por ejemplo, abrir la puerta de tu casa o de tu oficina. También pensamos en funcionalidades que permitan a las familias tener un mayor grado de independencia de sus seres queridos sin perder el control sobre las personas que lo necesitan (niños, adolescentes o personas mayores). Es decir, un sistema de identificación familiar al que recurrir cuando sea necesario. Ya estamos trabajando en todo ello.
Aunque existen desde hace tiempo, los anillos inteligentes no están tan extendidos como otros wearables como, por ejemplo, los relojes. ¿Por qué creéis que este segmento está tardando más en explotar?
E.Y.: Porque no es fácil incluir funciones tan sofisticadas en un dispositivo minimalista que no tiene ni procesador, ni batería y encima garantizar un altísimo grado de seguridad. Los relojes son como mini-mini ordenadores e incluyen mucha tecnología ya desarrollada. En el caso de los anillos pasivos (sin batería) que son capaces de garantizar la seguridad del contenido y la transmisión de datos, todo es nuevo. Es importante entender que no hablamos de un simple anillo NFC que te compras en internet y ya está. El NFC es una tecnología de transmisión de datos, de la misma manera que lo son el bluetooth, el wifi, etcétera. Lo importante aquí es el chip que se utiliza, las aplicaciones que incluye y los sistemas de encriptación y seguridad que aplicamos.
"Los anillos pasivos como el de Rikki, que responden a la necesidad de desconectar, de no depender de la batería y de una extrema facilidad de uso, no encajan muy bien en las estrategias de las grandes corporaciones"
¿Os preocupa que gigantes como Samsung y Apple estén apostando por este tipo de dispositivos?
E.F.: Si no nos preocupara no seríamos de este mundo, pero es un riesgo más bien bajo. Por lo que apuestan estas grandes marcas es por la conectividad entre sus dispositivos y por la máxima colección de datos, algo lógico desde el punto de vista corporativo. El anillo que Samsung ha presentado en el MWC de Barcelona este año es un anillo activo, con sensores, baterías, conectado al móvil, y se posiciona en el rango de los 500-900 euros. Los anillos pasivos como el de Rikki, que responden a la necesidad de desconectar, de no depender de la batería y de una extrema facilidad de uso, no encajan muy bien en las estrategias de las grandes corporaciones.
Creo que este no ha sido vuestro primer intento de emprender. ¿Por qué no funcionó aquella primera experiencia?
E.F.: El primer intento fue en México, un país maravilloso pero que, como es natural, conviene conocer y que te conozcan. Allí intentamos implantar una solución de control de acceso y pago para grandes recintos cerrados, como resorts, arenas o circuitos de carreras como las de Fórmula 1. Lo que no funcionó fue el encaje con los otros socios. Cometimos el error de emprender algo tan complicado con gente que conocíamos desde hacía poco y eso nos pasó factura. Se habla mucho de la importancia de compartir valores con tus socios, y confirmamos que así es. Es fundamental tomarse el tiempo y conocer a la gente con los que vas a emprender una aventura así.
¿Sacasteis alguna lección de ese intento fallido que os haya ayudado después a poner en marcha Rikki?
E.Y: Sí, unas cuantas. Fue en México donde detectamos la necesidad de este tipo de producto. El uso de las tarjetas bancarias es realmente un problema allí, porque existe un modelo de estafa muy recurrente que es la clonación de la tarjeta. También hablamos con padres, muy preocupados, por razones obvias, por la seguridad de sus hijos. De hecho, al principio nos planteamos una solución exclusiva para niños y adolescentes. En México observamos sistemas de pago muy variopintos, pero comprobamos que, incluso allá, la tendencia avanzaba hacia soluciones contactless. Recuerdo estar en un mercado de arte al aire libre y ver que los propios artistas compartían un datáfono contactless que se controlaba por el móvil. Ahora se ve con más frecuencia, pero hace más de cinco años era una novedad y no se usaba en España.