La historia de cómo un relato sobre acoso sexual en un blog ha descabezado a Uber
Escándalos relacionados con la cultura sexista de la compañía les ha costado el puesto a decenas de empleados y ejecutivos, incluido su CEO
Cuando el pasado febrero se empezó a mover en internet una historia publicada por la ingeniera Susan Fowler en su blog personal, pocos podían imaginar que ese relato de lo que ella denominaba su “muy, muy extraño año en Uber” sería el inicio de una bola de nieve que ha ido creciendo, alimentada por las historias de otras mujeres, hasta llevarse por delante a dos decenas de empleados y varios directivos clave de la empresa, incluido su consejero delegado, Travis Kalanick, que ha anunciado que se toma una excedencia.
Pero esta historia comienza en realidad un par de años antes, en noviembre de 2015, que es cuando Fowler se incorporó a Uber. Pasado el periodo de formación, en su primer día de trabajo recibió a través del chat interno de la empresa un mensaje de su jefe directo en el que este le contaba que mantenía una relación abierta y que buscaba otras parejas sexuales. Ella lo interpretó como una insinuación, hizo pantallazos y los envío a recursos humanos. La respuesta que recibió fue más bien tibia: le dijeron que se trataba de un empleado con buenos resultados del que no habían recibido más quejas, que no querían hacer “sentirse incómodo” a un ejecutivo y que no veían motivos para hacer otra cosa que no fuera darle un aviso. La empresa sí le recomendó a Fowler que se cambiara de equipo, cosa que, a regañadientes, ella hizo. En los siguientes meses, y a medida que iba trabando amistad con otras ingenieras, empezó a escuchar historias parecidas. Algunas incluso sobre el mismo responsable sobre el que ella había informado. Varias habían presentado quejas de él y a todas les habían dado la misma respuesta: que era la primera denuncia por conducta inapropiada que recibían. Finalmente Fowler dejó la empresa y, una vez fuera, se decidió a hacer público su caso, lo que provocó que otros empezaran a salir a la luz.
Poco después, Uber iniciaba una investigación oficial sobre el comportamiento de sus empleados. La compañía eligió a Eric Holder, fiscal general de Estados Unidos durante la administración Obama, para encabezarla. En total han analizado 215 denuncias por acoso sexual, bullying y conducta inapropiada, lo que incluye desde insinuaciones a insultos y tocamientos. Algunas se están aún revisando, casi un centenar han sido desestimadas, unos treinta trabajadores serán obligados a recibir formación sobre acoso y otros veinte ya han sido despedidos.
En los últimos días también se han anunciado varios fichajes femeninos de relumbrón para ayudar a limpiar esa imagen de compañía sexista tolerante con el acoso que a golpe de escándalo se ha ido construyendo Uber. Wan Ling Martello, vicepresidenta ejecutiva de Nestlé, ha sido nombrada consejera independiente; Bozoma Saint John, exejecutiva de Apple Music y Pepsi, ha sido contratada como directora de marca, y la profesora de Harvard Frances Frei, como vicepresidenta de liderazgo y estrategia.
Pero al tiempo que se anunciaban estos nombramientos, seguían saltando a los medios noticias sobre el comportamiento cuanto menos cuestionable de varios de sus ejecutivos. Hace unos días Recode publicaba un email filtrado que el hasta ayer CEO de la empresa envió en 2013 a todos sus trabajadores antes de una convención en Miami (por eso era conocido internamente como el ‘mail de Miami’) y otra vez al año siguiente. En él Kalanick comentaba, en tono jocoso, las reglas según las cuales los empleados podían mantener sexuales entre ellos (en parejas o en grupo). La fiesta de Florida acabó efectivamente en la cama en algún caso, como el de un exvicepresidente que poco después salió de la empresa.
El martes se anunció la salida de Emil Michael, vicepresidente de negocio y mano derecha de Kalanick, implicado en episodios como el de una visita con empleados a un bar de escorts en Seúl hace tres años. La semana pasada también se supo que fue uno de los ejecutivos que consiguieron ilegalmente y pusieron en duda los informes médicos de una mujer violada en la India por un conductor de la empresa. Ese caso le ha costado también el puesto a Eric Alexander, presidente en la región Asia-Pacífico.
Ayer dimitió también uno de los miembros del consejo de Uber por hacer una broma sobre el acoso sexual… en una reunión convocada para hablar sobre el problema del acoso sexual. El consejero en cuestión, David Bonderman, se disculpó en un comunicado en el que indicaba que no quería que sus comentarios distrajeran del trabajo que está haciendo en la compañía para “construir una cultura de la que todos podamos sentirnos orgullosos. Yo mismo tengo que atenerme a los mismos estándares que estamos pidiendo a Uber que adopte”.
Poco después, Travis Kalanick anunciaba vía email que se tomaba un descanso para reponerse de la muerte de su madre, que falleció el mes pasado en un accidente de navegación. Este ha sido un año duro para el consejero delegado de Uber, y no solo en el plano personal. En febrero se hizo viral un vídeo en el que aparecía discutiendo con un conductor de su servicio que protestaba por las bajas tarifas. Y en los últimos meses, la empresa ha sido acusada de sabotear a la competencia, engañar a las autoridades de las ciudades donde tiene prohibido operar y presionar a reguladores y políticos.