¿Por qué Hollywood sigue reforzando el mito de la periodista que cambia sexo por información?
La nueva película de Clint Eastwood es el último ejemplo, pero no el único
Se estrena este viernes en Estados Unidos (en España lo hará el día de Año Nuevo) pero el nuevo film de Clint Eastwood, Richard Jewell, ya está generando polémica. La película, basada (más o menos, como luego veremos) en hechos reales, narra la historia de Richard Jewell, el agente de seguridad que ayudó a prevenir un atentado durante los Juegos Olímpicos de Atlanta 96. Jewell alertó a la policía sobre un paquete bomba que encontró en las instalaciones del Centennial Olympic Park y ayudó a evacuar al público asistente. Aunque el artefacto llegó a explotar y una mujer falleció, su intervención ayudó a evitar una masacre. Pero en cuestión de semanas las cosas se torcieron para Jewell: pasó de ser héroe a villano después de que la periodista Kathy Scruggs publicara un artículo en el Atlanta Journal-Constitution que le señalaba como principal sospechoso de haber colocado la bomba.
Hasta aquí todo correcto. El problema es que en un momento de la película se sugiere que el personaje de Kathy Scruggs, interpretada en la ficción por Olivia Wilde, se acuesta con Tom Shaw, uno de los agentes del FBI que investigan el atentado, con la esperanza de obtener información. Se supone que tras mantener relaciones con Shaw, este le da el nombre de Jewell como sospechoso. Y eso nunca ocurrió. Ni siquiera hay pruebas de que Scruggs mantuviera relaciones (ni que insinuara esa posibilidad) con Shaw.
Kathy Scruggs falleció en 2001 y no puede desmentir la historia. El que sí ha salido en defensa de la reputación de su reportera ha sido el Atlanta Journal-Constitution. A través de múltiples declaraciones e informes, el periódico ha defendido que Scruggs nunca intentó intercambiar sexo por información. "No hay ninguna evidencia de que ese fuera el modo en el que Kathy logró la noticia, eso salió de la nada", ha asegurado Kevin Riley, actual editor jefe del periódico, en declaraciones a The Hollywood Reporter. El diario incluso ha enviado una carta a Clint Eastwood y a los productores de la película pidiéndoles que reconozcan las ‘licencias creativas’ que se han tomado y que aclaren que esa escena en concreto nunca sucedió.
No es esta la primera periodista que en el cine o la televisión intima con una fuente. Lo hemos visto en House of cards, Scoop o Gracias por fumar, por citar algunos ejemplos. Todos de mujeres, por supuesto. A nadie se le ha pasado nunca por la cabeza que Woodward y Bernstein recurrieran a ese método para conseguir que garganta profunda hablara durante la investigación del Watergate. Pero que las periodistas utilicen el sexo para conseguir noticias no parece descabellado. En House of cards el acuerdo entre el congresista Frank Underwood y la periodista Zoe Barnes es explícito: sexo a cambio de información. Ese acuerdo le permite a él destruir a sus enemigos a base de portadas y a ella conseguir buenas exclusivas que, como le recrimina una compañera más veterana, de otra forma nunca hubiera podido conseguir. La colega lo sospecha porque de dónde iba a sacar si no una recién llegada la información y porque, bueno, ella también lo hizo cuando era joven.
Olivia Wilde ha salido en defensa de la película de Eastwood y el retrato de Katy Scruggs que hace apelando a la libertad sexual. “Creo que a la gente le ha costado mucho aceptar la sexualidad de los personajes femeninos sin permitir que eso definiera por completo a ese personaje. No le hacemos eso a los hombres, no le hacemos eso a James Bond. No decimos que James Bond no es un espía de verdad porque a veces consigue la información acostándose con mujeres”, indica. “Creo que Kathy Scruggs fue una reportera increíblemente dinámica, con matices, obstinada e intrépida. De ninguna manera intentaba sugerir que como mujer reportera necesitara usar su sexualidad. Yo vengo de una larga saga de periodistas, mi madre ha sido periodista durante 35 años y de ninguna manera quería sugerir eso”.
Seguramente no, pero lo que Wilde no tiene en cuenta es que James Bond es un personaje de ficción de otra época (una en la que las conquistasn sexuales servían para reforzar la idea de masculinidad) y que Kathy Scruggs fue una mujer real con un trabajo real. Seguramente la película haga un flaco favor a ese legado que defiende sembrando dudas su profesionalidad. “En un momento en que el periodismo mismo está siendo atacado desde muchos rincones, que una película caiga en este tipo de acciones y refuerce un estereotipo falso está mal", asegura el editor del Atlanta Journal-Constitution. "Es especialmente alarmante ver que sucede en Hollywood. Si hay un lugar en el que debería haber una gran conciencia y sensibilidad sobre cómo se trata a las mujeres en su profesión debería ser Hollywood”.
