Reese Witherspoon es quizá el ejemplo más claro. Harta de esperar a que Hollywood le ofreciera roles interesantes después de los 40 (lo que no pasaba), decidió hace seis años tomar las riendas de su carrera y crear su propia productora: Pacific Standard. La estrategia por la que optó ha resultado extremadamente efectiva. Gran aficionada a la literatura, empezó a comprar los derechos de libros que le gustaban: todas novelas protagonizadas por mujeres interesantes (papeles que a ella le pudiera apetecer interpretar) y con potencial para ser adaptados al cine. Ha demostrado un olfato casi infalible para ello. Se hizo, por ejemplo, con los derechos de Perdida meses antes de su publicación. En cuanto salió, la novela de  Gillian Flynn se colocó en la lista de los libros más vendidos de Estados Unidos y ahí estuvo varios meses. En 2014 se estrenó la adaptación cinematográfica, dirigida por David Fincher, protagonizada por Ben Affleck y Rosemund Pike, y producida, sí, por Reese Witherspoon. También fue un éxito de crítica y público: costó 61 millones de dólares y recaudó 370. Negocio redondo. La actriz también compró los derechos de Salvaje, la autobiografía de Cheryl Strayed, convenció a Nick Hornby para que escribiera el guión y esta vez se reservó el papel protagonista, con el que consiguió una nominación al Oscar.   

Con  Big little lies dio el año pasado el salto a la pequeña pantalla. Para ello se alió con Blossom Films, la productora de la también actriz (y amiga personal) Nicole Kidman. Protagonizada por ambas, fue una de las series mejor valoradas la pasada temporada y se llevó ocho Emmys. Ya se prepara la segunda temporada, que al parecer contará con la participación de Meryl Streep. Las dos tienen, además, los derechos para adaptar a la pequeña pantalla Truly madly guilty, la última novela de Liane Moriarty, la autora de Big little lies. Witherspoon también protagonizará y será productora ejecutiva junto a Jenifer Aniston de una serie, todavía sin título, que reflejará los entresijos de un programa matinal de televisión. Por ella pujaron Netflix y HBO (donde se ha emitido Big Little Lies), aunque al final Apple ha sido la que se ha llevado el gato al agua.

Pero es posible que dentro de poco Reese ya no necesite negociar con nadie. Va camino de montar su propio imperio mediático. En paralelo a su productora, hace dos años fundó también una compañía de medios, Hello Sunshine, que cobija su club de lectura –y quién le va negar su instinto para detectar best sellers— y su serie de podcast sobre mujeres, en el que han participado gente como Diane Guerrero, responsable de Orange is the new black y Jane the Virgin; Tarana Burke, fundadora del movimiento #MeToo, o Ellen Pao, una de las adalides contra el sexismo en Silicon Valley. Su último gran paso ha sido la firma de un acuerdo con AT&T para lanzar su propio canal de vídeo bajo demanda, Hello Sunshine Channel, con contenidos creados por y para mujeres. Entre los programas estrella está Shine On with Reese, su propio show de entrevistas a otras mujeres empoderadas. El primero se emitió la semana pasada y en él participaron Dolly Parton, Ava DuVernay y Pink.