Además, las parejas contratan a cada vez más proveedores para configurar la boda de sus sueños: una media de doce profesionales por celebración. Entre los servicios más demandados destacan los clásicos, como fotografía, vestidos y accesorios, belleza, música y floristería. Pero a ellos se suman gastos nuevos otros como foodtrucks, animación, decoración, creación de contenido, etcétera. El objetivo: crear una experiencia única para la pareja y sus invitados. 

En cuanto a estos últimos, los más jóvenes ceden cada vez menos a los compromisos. Ahora quieren una celebración única con las personas más importantes de su vida y se desviven por llenar de detalles el gran día, creando una experiencia inolvidable para sus amigos y familiares más allegados. Aunque sigue siendo considerable, la lista de invitados se ha reducido hasta los 116 de media, lejos de las cifras prepandemia (130 invitados). En cualquier caso, como ya hemos visto, esto no ha significado un ahorro para las parejas, ya que se ha incrementado el gasto por invitado y cada vez se incluyen más detalles y sorpresas. En la actualidad, ese gasto medio por persona es de 212 euros. 

¿Y quién y cómo paga la fiesta?, cabe preguntarse. Lo de los padres parece que ya no se estila, ahora son los novios los que suelen hacerse cargo, utilizando principalmente para ello el dinero de los regalos (48%) o sus ahorros (39%). Según el informe de Bodas.net, solo una de cada diez parejas pide un préstamo para financiar la celebración.